- El alcalde y el concejal de Sostenibilidad asisten a un taller en el IES Vecindario
La Mancomunidad del Sureste continúa organizando talleres formativos entre el alumnado de los centros educativos de Santa Lucía de Tirajana, Agüimes e Ingenio, para sensibilizar sobre el respeto al medioambiente, el uso racional del agua y los lugares donde se tiran residuos como las toallitas, que pueden convertirse en un problema medioambiental importante. Este lunes se desarrolló un taller sobre la depuración de aguas residuales en diferentes clases del IES Vecindario. El alcalde de Santa Lucía de Tirajana, Francisco García y el concejal de Educación y Sostenibilidad, Mario Bordón, acudieron a este taller para mostrar el respaldo del Ayuntamiento a las campañas de sensibilización sobre el medioambiente.
El alcalde Francisco García recordó que el origen de la Mancomunidad del Sureste está en la unión de los ayuntamientos de Agüimes, Ingenio y Santa Lucía de Tirajana para construir una potabilizadora para poder desalar aguas porque había un problema de falta de agua en el sureste. El primer edil recordó que “desde 1990 cuando se constituyó la Mancomunidad del Sureste hasta hoy en día hemos estado aprobando proyectos que nos han convertido en referentes en Gran Canaria y Canarias en materia de sostenibilidad, en uso de energías renovables y en políticas de residuos”.
El concejal de Educación y Sostenibilidad, Mario Bordón, manifestó que “son talleres de sensibilización en los centros educativos del municipio para concienciar al alumnado de la importancia del agua, que es un recurso limitado y muy preciado”. El edil añadió que “también se está explicando al alumnado las consecuencias del mal uso de las toallitas, que a veces ocasionan problemas en las tuberías o pueden llegar al mar y contaminar”.
Durante la celebración del taller formativo se proyectó un video en el que se explicaba el ciclo que recorre el agua desde que llega desde las viviendas a la estación depuradora, y luego una parte se puede tirar al mar y otra después de pasar por un proceso químico, puede reutilizarse para regar. Las monitoras explicaron que algunos gestos que podemos hacer en nuestras casas, como tirar toallitas húmedas por el inodoro, al no ser productos que se biodegradan como el papel, pueden provocar atascos en los desagües y las redes de saneamiento, con obstrucciones o ruptura de tuberías, y los restos que lleguen a la depuradora provocan también contaminación de esa agua.
También se mostraron otros productos como las chapas de botellas, que pueden tardar 600 años en degradarse, sin embargo si se reciclan se pueden convertir en alambres, varillas o láminas de plomo. Las botellas de plástico pueden tardar 450 años en degradarse, si se reciclan pueden convertirse en envases o fibras textiles. Las colillas de tabaco tardan diez años en degradarse. En el taller las dos monitoras explicaron las ventajas de separar los residuos de plásticos, del papel y de los orgánicos.