Hace unas décadas se inició en España un movimiento tendente a huir de todo aquello que significara imposición y falta de libertad, llamada transición. Una vez muerto el General Franco, Juan Carlos de Borbón fue proclamado rey de la nación como Juan Carlos I. Todo ello ocurrió dentro de un contexto político de gran incertidumbre. Así las cosas, se inició un proceso de transición que llevaría a España desde la dictadura franquista, que la tuvo oprimida por cuarenta años, a un sistema democrático.
Aún a día de hoy, nadie se pone de acuerdo en la fecha de inicio y término de la transición. Mientras algunos la fechan desde la muerte de Franco hasta la aprobación de la Constitución Española, otros sitúan el comienzo, incluso, antes de la muerte del dictador, basándose esta teoría en la preparación que dio el dictador al anterior monarca, y sus instrucciones encaminadas a la integración y acercamiento de España al mapa internacional. Por otro lado, se encuentran otros que opinan que la transición no se ha cerrado. Estos últimos aclaman la posibilidad de hacer elegir al pueblo entre Monarquía y República. Recordemos que cuando se realizó el referéndum de 1978 fue para ratificar la Constitución Española pero no hubo ninguna alusión a la opción republicana. En todo caso y en vista a la alta participación que hubo en el citado referéndum, no debemos olvidar el marco político y social en el que se realizó. Al pueblo español, sometido durante cuarenta años a una dictadura, precedida por un Guerra Civil y una crisis mundial, se le preguntaba si ratificaba o no el proyecto de Constitución. En el fondo, le hacían opinar sobre un proyecto encaminado a un sistema de libertades, derechos y garantías, llamado democracia, que se iniciaría realmente en 1982 con el ascenso al gobierno del PSOE, con Felipe González y Alfonso Guerra. Me imagino que el pueblo, en el momento del referéndum, hubiese votado cualquier cosa menos continuar con una dictadura. En ese proyecto no hacían mención a otro modelo, es decir, no daban opción a una República, se impuso la Monarquía Parlamentaria, habiendo elegido el General Franco como representante de la Monarquía a Juan Carlos de Borbón, pasando por alto, a su padre Juan de Borbón, legítimo sucesor, en todo caso, a la Corona de España.
Hoy en día, en España, existen más personas que no pudieron participar en ese referéndum que las que pudieron votar. Más del 60 por ciento de los españoles que hoy tenemos derecho a voto no pudimos participar en ese referéndum. Entonces, ¿por qué no se pregunta al pueblo sí queremos que continúe Felipe de Borbón o no? ¿Por qué no se sometió a referéndum su ratificación cuando ascendió al trono?.
Uno de los motivos de los defensores de la Monarquía es decir que los republicanos lo que quieren son votaciones cada vez que se les antoje. Y yo les contesto, efectivamente, someter a votación algo no es un problema. El problema es la imposición y no dejar hablar y elegir al pueblo. No creo que la demagogia y la intolerancia sea justificación para la defensa para la Monarquía y escaso favor le hacen los que así opinan. En particular, espero que cuando se defienda algo, sea lo que sea, se fundamente una idea a través de datos y razones objetivas, no con especulaciones, datos interesados, mentiras, demagogia e incluso populismo. Hemos de recordar que el ideal republicano (que no es lo mismo que República o republicano) nace tras la Revolución Francesa, en el sentido, de rebelión por parte del pueblo ante el tirano, reclamar el derecho de propiedad que tiene cada individuo y dar al pueblo lo que es del pueblo. No estoy hablando de someter a votación el nombre de una calle o la retirada de una estatua, sino llevar a consulta vinculante el modelo de estado.. Afortunados aquellos que pudieron votar pero ¿y nosotros?, ¿por qué no podemos dar nuestra opinión a través de un referéndum?. Hoy en día, con una democracia ya sólida, aún joven y con defectos propia de la inmadurez política, pero sólida, lo normal es someter a referéndum el modelo de estado que deseamos los españoles.
Los últimos acontecimientos acaecidos con la Monarquía Española han hecho movilizarse a una parte del pueblo español. Muchos piensan que debemos empezar a trabajar en serio por un cambio y a no permitir que se rían en nuestras caras, para así evitar que no seamos un pueblo sometido a los privilegios de otro. No creo que se gane nada con “pataletas esporádicas”. No obstante, a este tema me referiré posteriormente. Continuando con lo anterior, es cada vez más habitual, leer la prensa, y darte una subida de impotencia, rabia y frustración. Y aún así, el pueblo prácticamente callado ante situaciones insostenibles y degradantes para España. El análisis al que llego es que en los últimos años, no es el Partido Popular el partido más votado sino el Partido de la Resignación. Entiendo este hecho, en las personas que no tienen un trabaja fijo y tienen que ir a buscar la comida diariamente, pero en el resto de ciudadanos, no lo entiendo. No obstante, me temo que la desilusión, la resignación, la frustración y la impotencia están creando un magma en la población que en algún momento podría estallar. Desde la psicología, cuando el individuo se carga de sentimientos negativos la respuesta de éste no suele ser controlada por el mismo, dando respuestas desmedidas y con consecuencias trágicas para su entorno como para él. Sí trasladamos, esto a una población ¿podría ocurrir lo mismo?. ¿No es mejor adoptar todas las medidas posibles antes de hacer estallar un sentimiento de impotencia y frustración?. La corrupción es uno de los principales problemas de este país que está propiciando, entre otras cosas, la voluntad de desintegrar la unidad del país. Entonces, ¿por qué no se deja hablar al pueblo?, ¿por qué no buscar soluciones en donde todos estemos reflejados?. La única solución es hacer partícipe al pueblo del curso del mismo sin imposiciones de ningún tipo.
Esta generación es la mejor formada de la historia de nuestro país y sin embargo, no la dejan hablar ni opinar, ¿De qué tienen miedo?. En menos que dices algo, te aprueban una Ley Mordaza para impedir que te manifiestes con libertad. No creo que sea un pecado ni un delito, de momento, solicitar expresar nuestra opinión, ya sea en un sentido o en otro. Reitero que la mayoría de la población española existente en la actualidad no pudo votar en 1978. Lo normal es que cuando abdicó el antiguo monarca elegido por Franco se preguntara al pueblo entre sí validar o no el ascenso al trono de su hijo Felipe o cambiar el sistema hacia un modelo republicano.
Otra de las defensas de los partidarios a la Monarquía es decir, con aparente razón y utilizando demagogia y datos interesados, que ésta causa menos gastos que la República, pero, ¿es esto del todo cierto?. Los partidarios a la Monarquía se vanaglorian de que la nuestra es la más barata, siendo esto absolutamente incierto. Lo que realmente ocurre es que los gastos de la Corona están repartidos, a diferencia de otras monarquías europeas que concentran todos sus gastos en una sola partida. Ya no hablemos de transparencia en los gastos, pues mucho más claras que la nuestra son sorprendentemente la inglesa o la danesa ( se puede consultar los gastos incluso on line). En nuestra Monarquía solo se hace público una parte mínima del gasto correspondiente a los millones de euros que maneja ésta de forma autónoma. No obstante, la Corona tiene mucho más gastos repartidos entre los Ministerios de Presidencia, Defensa, Exteriores, Interior y Hacienda. El repaso a los gastos sería el siguiente:
- El pago de los gastos de Zarzuela y Casa Real, las facturas millonaria de luz y los salarios de los trabajadores de estos Palacios lo asume Presidencia.
- La Guardia Real es asumida por Defensa.
- Los coches oficiales y sus chóferes por Hacienda.
- Patrimonio se encarga del mantenimiento de los palacios y demás bienes pertenecientes a la Familia Real, incluido el famoso yate “Fortuna”.
- Los viajes oficiales son asumidos por el Ministerio de Exterior.
Por tanto, la cantidad presupuestada para la Corona no está del todo completa, ya que gastos millonarios de la misma son asumidos por distintos Ministerios. A simple vista parece que las partidas más importantes están escondidas fuera del presupuesto que se le asigna a la Familia Real. Entre una cosa y otra, la Monarquía nos podría estar costando doce veces más de lo que aparece en los Presupuestos Generales del Estado. ¿A qué viéndola tal y como es ya no es tan barata?. Sí intentamos compararla con nuestros vecinos franceses, su República a simple vista parece ser más cara que nuestra Monarquía. El Presidente de la República francesa asume muchas funciones ejecutivas, a diferencia del rey que no tiene ninguna función ejecutiva, pero en cuanto a los gastos es imposible compararla pues no existen datos reales de la Monarquía Española para poder hacer la comparación. En líneas generales esta defensa, que tanto le gusta a los defensores monárquicos, basada en el coste y en la igualdad de funciones, no puede considerarse un argumento a favor o en contra, ya no sólo de la Monarquía, sino tampoco de la República. En Francia se destinan 103 millones de euros a la Jefatura de Estado, pero esta cantidad agrupa todas las partidas, que en el caso de España están repartidas, tal y como expuse anteriormente. Además, su presidente desarrolla también funciones ejecutivas que, reitero, no desempeña el jefe del Estado español. Es de destacar los más de 228 millones de euros que destina Italia, los mínimos 20 millones de euros de Alemania, Portugal con 16 millones de euros y Grecia con sus 6 millones de euros. En líneas generales, el gasto (salvo el caso de Italia que es desproporcionado) es parecido en un modelo y otro, teniendo en cuenta las funciones y los gastos. Por tanto, este argumento sólo es una tomadura de pelo y demagogia.
Otras de las defensas que he escuchado recientemente por parte de los partidarios a las Monarquías, es manifestar que en Repúblicas como las de Francia, Estados Unidos o Italia, no existe el problema de tener que ratificar la República o elegir Monarquía. A esta defensa he de contestar lo siguiente: Efectivamente, no he escuchado en estos países a grupos que defiendan la Monarquía solicitar en estos países el referéndum para preguntar sí desean cambiar el modelo de estado. ¡Por algo será!. No obstante, preguntar por ejemplo en Estados Unidos si desean que se instaure la monarquía es un poco raro, salvo que se desee que se implante la monarquía de la madre patria (Inglaterra). Con esto quiero decir, que defender por defender no es el camino. Los datos se caen por su propio peso y no hay nada mejor que defina el poder que dar opción a la elección cuando se pide. En España sí se solicita elegir, sin las imposiciones que se mantuvieron en el año 1978.
Muchas personas consideran que la transición se cerraría con este referéndum. A los detractores del referéndum les pregunto, acaso, ¿no es la República una alternativa democrática? ¿A qué temen preguntar?, ¿por qué hemos de continuar con algo impuesto?, ¿no es más fácil elegirlo?.
Tal y como funciona este país, podríamos seguir debatiendo, manifestándonos y agitando banderas pero así no conseguiremos nada. La solución está en los partidos, asambleas de ciudadanos, sindicatos y resto de organizaciones, pero sobre todo, EN TODOS NOSOTROS. Entre todos se debería definir qué República o modelo se quiere, es decir, qué modelo se desea instaurar. Se ha de buscar un modelo común que represente a toda la ciudadanía, distinto, en principio a este para poder avanzar. No hay sino que mirar todos los días la prensa para saber que algo no está funcionando, que estamos estancados. La única salida, podría ser cambiar para poder avanzar. La instauración de la República no es un hecho que se vaya a dar si no es por este camino, convirtiéndolo en un tema educacional, generacional y temporal. Ya no se debe continuar hablando de la primera o segunda República, todo ello forma parte del pasado y ocurrieron en contextos políticos y sociales diferentes a los actuales. Se tendría que comenzar a hablar y a trabajar desde las bases para llegar a que la Tercera República deje de ser una utopía impuesta para convertirse en una realidad que aspire a ser una opción. Se tendría que hablar de ella en el entorno más cercano, hablar sin tener miedo por ello, a debatirla, crearla y creerla y a lucharla con tolerancia, respeto, perseverancia y firmeza. Que resucite en todos nosotros el Sócrates del siglo XXI y se complete el círculo que se encuentra medio abierto y al que algunos no interesa que se cierre. Dar la opción al pueblo de elegir es sinónimo de tolerancia y de verdadero poder libre y democrático. Amar a tu patria…más que un sentimiento, es una acción.
Mª Vanessa Ramírez Rodríguez, abogada.
No entiendo de dónde saca usted que la democracia se inició realmente en el 82 con el ascenso al gobierno del PSOE con Felipe González y Alfonso Guerra perdone pero yo estaba en el 78 y estaba cuando Adolfo Suárez ganó unas elecciones democráticas y se hizo reformas Ley del Divorcio reforma fiscal usted eso no lo ha leído? También se imagina que el pueblo no sé a qué pueblo se refiere porque yo también era pueblo y no hubiese votado cualquier cosa con tal de salir de la dictadura es que no era así como usted lo plantea. Por otro lado dice que se impuso no entiendo que significa imponer después de un referéndum votado por una inmensa mayoría del pueblo español tenga usted a lo mejor un sentido de la imposición y la democracia un conflicto pasando por alto a Don Juan de Borbón legítimo sucesor en todo caso de la Corona de España es que eso no se impuso creo que no has leído bien la historia de España porque el padre de Juan Carlos I renunció a la corona en favor de su hijo infórmese mejor por favor. Por otro lado dice que hoy en España existe más personas que no pudieron participar en ese referéndum y cada año que pasa existía más pero es que eso no significa que haya que hacer un referéndum cada vez que haya una generación nueva porque yo todavía me rijo por las leyes civiles del derecho romano y no se hace otro. También he de decir la que el pueblo está representado en las Cortes Generales que eso existe en todas las partes del mundo parece ser que menos en el suyo y eso es democrático creo yo a mi entender ese congreso esas cortes no hay mayoría que haya puesto a votación el citado referéndum al que usted hace mención así que por favor escriba otros argumentos porque a mi juicio eso de que la mayoría no estaba en ese referéndum por la edad es muy propio de un sector que no solamente quiere cambiar monarquía o República sino que quiere incluso lo de las nacionalidades de Naciones perdone por la extensión pero es que es mucho lo que tendría que decir
D. Pedro, supongo que si usted pudo votar en esa etapa que vivimos, será de una edad parecida a la mía.
Yo también voté la actual Constitución Española.
Suscribo sus argumentos pero creo que ni usted ni yo pertenecemos a la que se “proclama” la “generación más preparada ” de la historia. Nuestros votos y los de millones de españoles que nos dotamos de una de las Constituciones más garantistas y avanzadas de todo el mundo, parece que son puestos en duda, no teníamos nivel.
Los errores de la politica, la indignación generalizada, la corrupción, el que nuestra Justicia no solo deba de ser “decente, sino “parecerlo”… tantas cosas que realmente duelen, no son problemas de la Monarquía, son problemas precisamente de esa clase política a quien algunos, pretendiendo un derecho a decidir continuo, quieren poner como presidentes de una República.
Prefiero alguien neutral en la Jefatura del Estado que otro politico más para gobernar un país que, a veces, parece sencillamente ingobernable.
Los artículos de esta letrada son siempre interesantes. En este caso discrepo del contenido, pero cualquier aportación a este tema es bien recibida. Los españoles nos dimos un marco común llamado “constitución española”. Si alquien quiere cambiarlo, está en su derecho, pero mientras haya una mayoría que no quiera, es lo que hay y hay que aceptarlo pacíficamente.
Otra cosa es la secesión de partes de España. Eso no se puede lograr unilateralmente. Todo por la patria.
Muchas gracias a los tres por dedicar un momento de su tiempo a leer y comentar mi artículo. Por supuesto que la pluralidad de opiniones, siempre que se realicen con respeto, enriquecen el debate y aportan ideas nuevas. Desde luego que discrepo con algún comentario de los que he leído, pero aún así me parece que cualquier aportación, reitero, hecha con el mismo respeto que yo intento tener, suma. Muchas gracias.