Palabras del Alcalde de San Bartolomé de Tirajana en relación a las concentraciones de protesta poco numerosas
La Secretaria General de Podemos en San Bartolomé de Tirajana
Esta es la manera en que un Alcalde que se cree amo, dueño y señor y en posesión de la única verdad, se refiere a los ciudadanos a los que debe escuchar y para los que debe gestionar lo público. El problema es que San Bartolomé de Tirajana tiene un Alcalde que tiene muy claro que la administración está para secuestrarla y muy claro también a favor de quién hay que secuestrarla. Se secuestra un pleno cuando se silencia a los únicos que hablan claro. Se secuestra la administración cuando se impide que el dinero llegue a quienes tienen los derechos de cobro y el empleo público a quienes lo merecen. Se secuestra la democracia cuando se da de comer a cientos de vecinos en centros de día y otros recintos públicos con dinero de todos para influir en los resultados electorales. Se secuestra lo público cuando se gestiona en favor de unos pocos lo que es de todos.
Ya sucedió cuando denunciamos la prohibición del uso residencial que contenía el Plan General supletorio de San Bartolomé de Tirajana, y ahora, que volvemos a incomodar a quienes nunca nadie incomoda, vuelve Marco Aurelio a utilizar la técnica de ningunear y ridiculizar a Podemos para imponer su visión de la realidad, donde la especulación y el ladrillo son la mejor estampa para la entrada de Playa del Inglés y la mejor inversión de futuro para los vecinos de este municipio.
Como ya hemos dicho en otras ocasiones, El Veril forma parte de Amurga, espacio sagrado y fortaleza de nuestros antepasados. Que incluso, tras encontrar los yacimientos arqueológicos en la zona, el Alcalde de este municipio lo defina como “un barranco que es nuestra peor carta de presentación”, sólo da fe de la nefasta gestión pública del suelo, del espacio, del medio y del patrimonio de que él mismo es cómplice. Una gestión permanentemente puesta al servicio de unos inversores a quienes se concede todo tipo de incentivos, prerrogativas, mecanismos y cantidades inadmisibles de dinero público. Posibilitando así la fuga de cualquier tipo de beneficio que la carga del turismo pudiera dejar en esta tierra, más allá de un trabajo mileurista, esclavista del tiempo, y en la mayoría de los casos temporal, teniendo que soportar la administración, para mayor escenario, los periodos de descanso necesarios que protejan al trabajador de perder la cabeza.
Ante esta realidad el Alcalde de San Bartolomé de Tirajana no se indigna con la misma intensidad que cuando la justicia permite a propietarios de apartamentos y bungalows que los pongan al servicio del turismo sin pasar por las garras de sus amigos, por ejemplo. Aquí sí que hay que actuar con rapidez, según nuestro Alcalde, para que aporten al fisco los impuestos en igualdad de condiciones que la industria que ya opera en la zona ¿Se ríe acaso el Alcalde de la gente? ¿Acaso sigue pensando que no sabemos que lo que él llama “igualdad de condiciones” es un estado de cosas absolutamente injusto, soportado por políticos como él, en favor de la concentración de la riqueza en manos de unos pocos (los mismos siempre) y a costa del bienestar de la mayoría? ¿Acaso cree que ignoramos que precisamente los que evaden sus obligaciones con lo público sistemáticamente, son esos por quienes él siente tanta ansia de proteger?
No está a la altura Sr. Alcalde. No está a la altura de los tiempos que corren y oírle hablar me produce una tristeza inmensa. Me entristece que hable a sus vecinos como si fueran ignorantes muertos de hambre a los que sólo les mueve un bocadillo. Me entristece que el discurso del campechano del que hace gala, en pleno siglo XXI, le dé una alcaldía porque se ha secuestrado y clientelizado lo que era de todos y encima culpe de ello a los que, a pesar de haber abandonado como pueblo, le votan. Los tiempos que corren exigen la acción de políticos valientes que planten cara a los que se creen legitimados para adueñarse de la riqueza colectiva, políticos que dejen de decir que “si no lo hago yo, lo harán otros” y que dejen de vender nuestros derechos al mejor postor.
Háganos un favor a todas y a todos Sr. Alcalde, váyase.
Davinia Arbelo