- El Consejo de Gobierno da luz verde, además, al Decreto que delimita el Barranco del Rey, uno de los ámbitos de mayor interés arqueológico del sur de Tenerife
El Gobierno ha aprobado en Consejo los decretos por los que se aprueba la delimitación de dos destacadas zonas arqueológicas de las islas de Gran Canaria y Tenerife, obedeciendo a la necesaria preservación del entorno de estos dos bienes de interés cultural, como es el caso de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria, incluido en la Lista española a la candidatura de Patrimonio Mundial como Paisaje Cultural; y el Barranco del Rey, en Arona, con una significación especial dentro del sistema ideológico de la población prehistórica.
Si bien las manifestaciones rupestres en Risco Caído se ubican en las cuevas números 6, 7 y 11 del conjunto, la delimitación obedece a la necesaria preservación de la totalidad de la zona, imprescindible para una correcta aprehensión de su carácter unitario, claramente señalado no sólo como una abstracción cultural, sino por las propias características geomorfológicas del escarpe rocoso en el que se ubica el conjunto troglodita.
Hay que destacar, también, los valores etnográficos de este conjunto, habitado hasta hace unas pocas décadas. Risco Caído, contiene, además, uno de los yacimientos paleontológicos más notables de la isla y del Archipiélago, constituido por una rica y variada presencia de árboles fosilizados, de una etapa previa a la formación de Roque Nublo. La zona arqueológica de Risco Caído en el término municipal de Artenara, se asienta sobre dos unidades geomorfológicas: una al este integrada por un saliente rocoso conocido como La Meseta y otra al oeste conocido como Lomo de la Punta, separadas entre sí por el cauce del Barranquillo de los Linderos.
Dada la importancia de las manifestaciones culturales que oferta este espacio, se ha estimado fijar el entorno de protección del Bien de Interés Cultural en un área que ocupa una superficie de 59.980,61 m2, con un perímetro de 2.713,00 m.
Delimitación del Barranco del Rey, Arona, Tenerife
La delimitación se justifica por la necesidad de protección y conservación que exigen los conjuntos de manifestaciones rupestres que alberga este espigón rocoso que flanquea el Barranco del Rey. Su carácter de elemento geomorfológico singular, que destaca en el paisaje del sur de la isla, hubo de tener -con toda probabilidad- una significación especial dentro del sistema ideológico de la población prehistórica, que explicaría la presencia de las estaciones de grabados.
Entre los justificantes concretos para esta delimitación se apunta la elevada fragilidad y su vulnerabilidad a la acción antrópica, de estos conjuntos rupestres con una adscripción cronológica que se sitúa en el periodo prehistórico, resultando esencial mantener intacto el entorno natural inmediato en el que se localizan, no sólo para lograr una percepción visual más idónea, sino para conservar el ambiente físico-natural en cuyo contexto fueron ejecutadas estas manifestaciones culturales, al existir una íntima relación. Por ello se establece una zona de seguridad en torno al afloramiento rocoso donde se ubican, que, además de asegurar la percepción plena de los conjuntos, permite su protección frente a los procesos de expansión urbanística y los usos y aprovechamientos que se vienen desarrollando en el área circundante.