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EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA en Recuperación

 

Sería un importante avance para la sociedad que, desde las aulas, se recuperase la educación para la ciudadanía propuesta por el actual gobierno de España.

¿Por qué un gobierno, una plataforma docente o los propios progenitores están, a sus anchas, en la potestad de determinar a qué “Dios” y dogma deben atenerse las incipientes generaciones? Hay que considerar que la libertad de creer o no, de simpatizar con una forma de pensamiento o no, es y será un sentir de los seres humanos, no una elección prácticamente obligada.

Se están experimentando cambios notables en este sentido, tanto en España como en diferentes países de otros continentes. Y todo cambio, generalmente, reviste una serie de confrontaciones y polémicas. La costumbre, la tradición, es amiga inseparable de las personas con firmes convicciones religiosas, de culto y del propio vivir. Romper con ello y dar una bocanada de aire fresco, no es tarea fácil.

La cuestión es, aunque pese, que nadie debería decidir por nadie en qué creer o no creer. Este sería un proceso personal, de sentir o vocación, pero nunca una norma a seguir ni unas pautas de parecer ajeno.

La propuesta de ley para recuperar la educación en ciudanía, creándose “una asignatura de valores cívicos y éticos, permanece a la espera de ser aprobada para su aplicación a partir de 2.019.

Téngase, a buen criterio, que esto no es una simple pataleta ideológica, sino la “reactivación” de los Derechos Humanos, especialmente desde las instituciones educativas, así como se estipula en su artículo 18.

«Ninguna persona nace odiando a otra por el color de su piel, por su origen o por su religión. Para odiar, las personas necesitan aprender, y si pueden aprender a odiar, pueden ser enseñadas a amar». –Nelson Mandela

David Valentín Torres

Escritor de psicología y filosofía

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