En algunos lugares de la India, 20 céntimos de euro es lo que vale la vida de dos personas.
Un matrimonio hindú, de la casta social más baja, “los intocables”, debía esa cantidad a un comerciante, al ir al comercio este les reclamó la deuda y al no poder pagársela, el comerciante fue a su casa, cogió un hacha y decapitó al marido y mató a la mujer.
Este matrimonio deja cinco hijos huérfanos.
Para entender lo sucedido (si es que se puede entender), hay que recordar que en La India la sociedad está establecida en “Castas”, ellos pertenecían al último escalón, los llamados “Intocables”.
Si bien ya está prohibido por la legislación India la discriminación por castas, todavía la tradición las sigue aplicando bajo creencia de que los intocables de hoy, en futuras reencarnaciones, pertenecerán a otra casta superior.
En mi opinión es una forma de “dominarlos” para tenerlos callados y sumisos pensando que algún día la “casta dominante” serán ellos.
Esta noticia me ha dolido enormemente, ¿a que futuro pueden aspirar estas personas en su vida?, sencillamente a vivir como esclavos en pleno siglo XXI.
Valoremos lo que tenemos aquí en Canarias, España y Europa. Merece la pena conocer lo que pasa en muchísimos lugares del mundo para poder darnos cuenta de la suerte que tenemos de vivir en una sociedad, que sin ser perfecta, si que nos proporciona una serie de Derechos Humanos que en la gran mayoría de los países de nuestro mundo, son sencillamente inexistentes.
Diego Gutiérrez de Ávila