Con la iglesia católica seguimos topando, y llevamos dos milenios así.
Los obispos de Alcalá de Henares y Getafe todavía no se han dado cuenta de que estamos en el siglo XXI.
La Asamblea de Madrid aprobó, por unanimidad, el pasado 14 de julio una “Ley de protección integral contra la homofobia y la discriminación por razón de orientación e identidad sexual” en la Comunidad de Madrid. Nada nuevo, por otra parte, ya que estos derechos están, afortunadamente, ya recogidos en nuestra Constitución Española.
Ambos obispos han calificado dicha ley como “un ataque a la libertad religiosa y de conciencia”.
Pero, ¿que tendrá una ley para proteger derechos de personas homosexuales con la libertad y conciencia religiosa?.
Solamente en la mente de ellos puede estar ese presunto ataque. Todavía no saben que España es un país aconfesional y parece que viven en la época en la que la iglesia católica campaba a sus anchas y mataba (Santa Inquisición) por el hecho de no ser católico.
Aun así siguen teniendo unos privilegios que a mi se me antojan intolerables: financiación estatal a cargo de los contribuyentes, derecho a registrar inmuebles, estar exentos de pagar IBI, etc…
En la opinión de estos dos obispos, esta ley “se halla en contradicción con la moral natural, acorde con la recta razón, y pretende anular la enseñanza pública de la biblía, del catecismo de la iglesia católica y del resto del magisterio de la iglesia referido al designio de dios sobre el varón y la mujer”.
Nadie obliga a los católicos a ser ateos u homosexuales como ningún católico debe de obligar a los ateos u otras confesiones religiosas a ser católicos y heterosexuales.
También tienen la “caradura” de tachar la ley como un atentado a la libertad de expresión. ¿Saben ellos lo que significa “libertad de expresión?.
Los obispos han manifestado que es necesario y urgente promover una acción conjunta de las familias y de las asociaciones católicas “en orden a defender, con todos los medios legítimos y en todas las instancias que corresponda, la libertad religiosa y de conciencia, la libertad de los padres a educar a sus hijos según sus propias creencias y convicciones, la libertad de enseñanza y los demás derechos fundamentales que se conculcan gravemente en esta Ley”.
Añado yo que también sería necesario que, de una vez por todas, la sociedad española sea capaz de poner a este tipo de gente en su sitio, es decir, en sus iglesias y que sepan respetar a los demás y no imponer sus ideas.
España es una país aconfesional, nadie se mete con ustedes por lo que hagan o adoctrinen en sus iglesias, pero no traten de “tomar las calles”, como ya han hecho con demasiada frecuencia.
De la misma forma que no justifico que nadie tome las calles contra los derechos básicos de las PERSONAS (sea cual sea su orientación sexual y según el artículo 14 de nuestra Constitución, que la iglesia, le guste o no, debe respetar), tampoco yo justificaría nunca que nadie tuviera la tentación de “tomar las iglesias”. Cada uno debe de respetar sus propios espacios. ese mismo ánimo debería de estar también en sus intenciones. Se llama “respeto mutuo”.
Ya que hacen mención a la biblia, recuerden que este libro fomenta el “ojo por ojo y diente por diente”. Y que conste que para nada está en mi intención fomentar ningún tipo de enfrentamiento ni violencia, solo lo pongo como ejemplo de “paz y amor” que desprenden algunos pasajes del libro “sagrado”.
Para finalizar, el colectivo LGTB que engloba a homosexuales, lesbianas, transexuales y bisexuales, ha anunciado una denuncia a ambos obispos por “incitar al odio”, algo que está tipificado como delito.
Diego Gutiérrez de Ávila, colaborador de Radio Faro Canarias y digitalfarocanarias.com