Países como Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Suiza ya lo han aprobado.
Hace unos días, en Estados Unidos de América, Betsy Davis dio una fiesta para todos sus familiares y amigos, se despedía de la vida.
Betsy tenía una enfermedad degenerativa (ELA, esclerosis lateral amiotrófica), que reducía su capacidad al mínimo.
En su fiesta prohibía llorar, se tomo les medicamentos que le iban a ayudar a acabar con su agonía rodeada de todos ellos y mirando el atardecer entre las montañas californianas.
El tema del suicidio asistido genera mucha controversia, yo estoy totalmente a favor.
Hace muchos años, nuestro antepasados, se iban de este mundo “rabiando de dolor”. Así se fue mi abuela Urbana, dicen que murió de vieja y tenía solo 66 años.
Mi madre, Virginia, tenía pánico a morir solo por el trauma que tuvo de ver morir a su madre con tanto sufrimiento. Nos decía que ella no quería morir así y, afortunadamente, al irse se fue en paz y sin dolores.
Yo creo firmemente en que todos debemos, a ser posible, elegir la forma de irnos. No creo que haya nadie, a pesar de las convicciones religiosas que pueda tener, que desee para sus familias o amistades un final de agonía.
No se trata realmente de que cualquier persona pueda ir y decir que quiere morir.
Hace años que Ramón Sanpedro, un tetrapléjico gallego tuvo que hacer “encaje de bolillos” para poder ser asistido en su muerte.
No podía hacerlo por si mismo, del cuello para abajo nada podía mover.
Cualquier persona que, por la causa que sea, quiere poder poner fin a su vida, tiene los medios para hacerlo.
Me da pena que una persona se encuentre tan mal como para matarse a si mismo, pero dispone de la capacidad de hacerlo, los tetrapléjicos no, dependen de la ayuda de los demás para “poder irse”, ¿que forma de vida es esa en la que no te puedes mover y para todo necesitas la ayuda de los demás?.
Se que esto contraviene los principios de los “jerarcas” de la iglesia católica. Pero mal que les pese a ellos, los demás tenemos que poder elegir nuestro destino acorde a como lo deseemos nosotros y no ellos.
Sin duda si se tratara en España una Ley sobre el suicidio asistido, saldrían en masa a manifestarse, lo hicieron contra la Ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, dijeron que con esa Ley se acababa la familia. Once años más tarde de aprobarse, ¿se ha acabado la familia?, son unos hipócritas.
A nadie se le obliga a acogerse a una posible Ley en este aspecto, pero la gente que lo desee, morir sin dolor una vez que la ciencia medica ha demostrado que su enfermedad es irreversible, ¿a quien puede molestar que nos vayamos libremente?.
Los políticos no lo pondrán nunca en sus programas electorales, son cobardes para hacerlo, ellos nunca se saldrán de lo que es “políticamente correcto”.
Será la sociedad española, en su conjunto, quienes tengamos que demandárselo.
Yo estoy POR UNA MUERTE DIGNA Y SIN DOLOR.
Diego Gutiérrez de Ávila. Colaborador de Radio Faro Canarias y digitalfarocanarias.com
Estoy totalmente a favor de que se apruebe una ley que permita decidir cuando y como quiero morir en el caso de tener una enfermedad grave o vivir una situación de dependencia de otros y movilidad reducida. La iglesia no tiene por qué intervenir en mi propia decisión. Cada uno debería de ser libre a decidir por sí mismo.