Si una persona no aprende a pensar, si no corrige sus pensamientos, se verá forzada a vivir las consecuencias de lo que creó en su mente. Desde hace unas décadas, la ciencia indaga y afirma que el pensamiento es el que forja a la persona y su entorno. Lo que se piensa, efectivamente se atrae. No es un simple axioma metafísico ni teosófico, es una teoría bien fundamentada y con hechos bastamente concretos.
El uso de las redes sociales suele propiciar ventajas y desventajas. Cualquiera las usa, sea para aportar o contribuir de manera edificante, para soltar sus desmanes personales o para ensalzar su ego por mero narcisismo y carencia de estima. Hay diversos estudios al respecto, pero este no es el tema.
Recientemente, en un país latinoamericano, numerosos usuarios de las redes comenzaron a publicar sus “memes”, a propósito de una noticia desvirtuada, sobre un meteorito que haría impacto en la tierra. Entre el temor y la burla, muchos se hicieron eco de una información sin sentido ni credibilidad. No obstante, esto fue suficiente para que a las horas siguientes, solo por una cuestión de regulaciones políticas (no por meteoritos), salieran a la calle delincuentes y saqueadores. El pronóstico de delitos no ha sido muy esperanzador.
Por eso la gente tiene que aprender a pensar, para que no le llegue su “meteorito”. Una idea sumada a otra idea similar, terminará haciéndose realidad. De una u otra manera, cuando se piensa en calamidades (así se haga burla de ello), la calamidad será un hecho tangible.
No importa que se diga o se piense bromeando. Como concluía Facundo Cabral, el inconsciente no discierne, no entiende de humor. Es importante cuidar lo que se piensa.
Aprender esto es tan necesario como el vivir. Si se piensa correcta y ordenadamente, así le seguirá lo que esté por suceder. Si se quiere un entorno armonioso, una sociedad comprometida con su hábitat, un gobierno justo y honesto, es menester comenzar a pensarlo para sí mismo y hacerlo extensivo al mundo.
No hay que esperar a que la vida traiga consigo problemas o cualquier tipo de negatividad. Cada persona tiene en sus manos la batuta que dará la melodía que quiera para su vida.
No hay que burlarse de nada o nadie ni en pensamiento. Más que ser un acto de mediocridad, es también una forma de atraer desgracias y pobrezas.
¿Cómo se puede cambiar el mundo? Comenzando por cambiar la propia vida. Y para que esto sea favorable y se cumpla, es imprescindible aprender a pensar bien.
David Valentín Torres
Escritor de psicología y filosofía