• El Cabildo y el Ejército conmemoraron hoy el aniversario de la Batalla del Batán y la victoria sobre las tropas holandesas
• En 1599 arribaron 74 navíos con 150 lanchas de desembargo
• De los 5.000 habitantes de Gran Canaria, solo 2.000 podían luchar, entre soldados, franciscanos e inquisidores
• Atraerlos a barrancos y lugares de difícil manejo por la frondosa vegetación de hace cuatro siglos fue parte de su estrategia
• Morales: Esta victoria demostró la unión del pueblo
• La guarnición de infantería aún lleva el sobrenombre del Batán
Las Palmas de Gran Canaria, 2 de julio de 2020.- Gran Canaria celebró hoy el 421 aniversario de la gesta del Batán en la que El Tercio de Las Palmas repelió el ataque del corsario Van der Does a pesar de que el holandés tenía una tropa muchísimo más poderosa, tanto que contaba con 8.000 hombres mientras que la isla solo tenía 1.000 soldados, mucha voluntad y una gran estrategia.
Esta hazaña logró que los holandeses no se apoderaran de la capital, por lo que el presidente del Cabildo, Antonio Morales, recordó en esta celebración a los militares caídos con una ofrenda floral en el monumento de Alonso Alvarado en el Castillo de Mata, junto al resto de autoridades.
En la hazaña del 3 de julio de 1599, no solo fue victoriosa la estrategia de El Tercio de Las Palmas para que las tropas holandesas fueran derrotadas, sino que Van Der Does se dio cuenta de que persistir en la batalla contra Gran Canaria ponía en peligro la expedición al Caribe, ya que la insistencia suponía la pérdida de recursos materiales y humanos, asegura el cronista de Las Palmas de Gran Canaria, Juan Laforet.
El acto contó con la asistencia del coronel jefe del Regimiento de Infantería Canarias No 50, Juan Bote, el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Augusto Hidalgo, el alcalde de Santa Brígida, Miguel Jorge, el jefe superior de Policía, José Moreno, y el almirante comandante de Mando Naval de Canarias, José Lago.
La fabulosa gesta del Batán
Carlos V consolidó el imperio español en 1520 y logró la exclusividad del comercio con América y con ello un privilegio que generó muchos enemigos franceses, holandeses e ingleses, y las Islas Canarias eran como ahora, un territorio con una ubicación estratégica.
El 26 de junio en las costas de Las Palmas de Gran Canaria arribó la armada holandesa comandada por Van der Does conformada por nada menos que 8.000 hombres y 74 navíos con 150 lanchas de desembarco.
Gran Canaria contaba con 5.000 habitantes de los que solamente 1.000 que estaban preparados y participaron en la defensa integrados en cuatro compañías de soldados armados con picas y arcabuces, algo de caballería y artillería de corto alcance, a lo que se sumaban catorce compañías de milicias de Las Palmas, Telde, Agüimes, La Vega, Teror, Arucas, Gáldar y Guía.
El Tercio de Las Palmas contó con el apoyo de miembros del Cabildo catedralicio que formaban otra unidad y el obispo de Canarias que dirigía frailes, dominicos, franciscanos, canónigos e inquisidores, hasta sumar otras 1.000 personas, una cuarta parte de las tropas holandesas.
El 3 de julio de 1599 los vigías canarios detectaron el movimiento de las tropas holandesas en dirección a La Vega, sitio donde cerca de 500 milicianos se ubicaron en el Monte del Lentiscal, en la zona de El Batán, para controlar los movimientos del enemigo.
La estrategia de El Tercio de Las Palmas era atraer a los holandeses hacia los intrincados caminos, donde las tropas enemigas no podían seguir porque no sabían moverse en la espesa vegetación, en los profundos barrancos o en los frondosos bosquecillos, a lo que se sumaba las altas temperaturas y la escasez de agua.
A la par, Antonio Pamochamoso, gobernador interino tras la muerte en combate de Alonso Alvarado, ordenó a Juan Martel Peraza enarbolar banderas y redoblar tambores con el objetivo de que los holandeses temieran y creyeran que se enfrentaban a una fuerza más numerosa.
Mientras tanto, el capitán Pedro de Torres, hermano de Cipriano de Torres, fallecido durante el desembarco holandés tras enfrentarse a Van der Does, se situó junto a una treintena de hombres en los dos flancos y atacaron a las tropas holandesas con lanzas y picas.
Los holandeses al verse rodeados, en un terreno desconocido huyeron hacia la costa, Van der Does fue informado de lo acontecido y decidió reembarcar a su gente, no sin antes saquear e incendiar la ciudad.
El presidente insular destacó que la ciudad tardó cincuenta años en recuperarse del saqueo y del incendio provocado por el corsario, pero sirvió para marcar el carácter y la identidad de sus habitantes, destacó que esta victoria demostró la unión de los grancanarios en la defensa de su isla.
La victoria de El Batán es uno de los mayores hitos históricos en la historia grancanaria, lo que ha mantenido el reconocimiento a la guarnición de infantería de la isla, conocida en la actualidad como el Regimiento Canarias No 50 con el sobrenombre de ‘El del Batán’.