- Alrededor de 80 personas participaron hoy en el Taller de Emergencias para Periodistas y Cargos Municipales organizado por el Cabildo
- El gerente del Consorcio de Emergencias, el jefe de Emergencias del Cabildo y el coordinador de la Brigada de Investigación, entre los ponentes
- La jornada formativa organizada por la Dirección de Comunicación de la Institución insular subraya la importancia de crear una cultura de seguridad
- Los expertos desentrañaron muchas de las interioridades de los operativos que se enfrentan a los incendios otros episodios peligrosos
Las Palmas de Gran Canaria, 22 de julio de 2020.- La comunicación forma parte del operativo en las emergencias en Gran Canaria porque desempeña un papel esencial en la pedagogía y la creación de una cultura de la prevención en la sociedad insular, en especial en el caso de los grandes incendios forestales, subrayaron hoy los expertos que participaron en el Taller de Emergencias para Periodistas y Cargos Municipales organizado por la Dirección de Comunicación del Cabildo.
El gabinete de información, como parte del Plan de Emergencias de Gran Canaria (PEIN), se convierte en la fuente primaria y veraz de información cuando se desata una situación crítica que entraña riesgos para la población y su objetivo es ser la referencia para los medios de comunicación y para el conjunto de la ciudadanía porque acudir a la fuente oficial se traduce en mayor seguridad y una mayor adhesión a las recomendaciones de las autoridades.
De este modo, y a través también de la transferencia inmediata de la información a las redes sociales que permiten mantener una comunicación inmediata y constante, se evitan fuentes secundarias que pueden generar información imprecisa y afectar incluso al propio operativo y por la tanto a la seguridad de la población, señaló la directora de Comunicación del Cabildo, Fátima Martín, en el taller en el que participaron 80 personas entre periodistas, alcaldes y otros representantes públicos municipales.
El Taller se enmarcó precisamente en esa tarea constante de información, pedagogía y concienciación y contó con cuatro ponentes acostumbrados a la primera línea, el gerente del Consorcio de Emergencias, Emilio Duch, el jefe de Emergencias del Cabildo, Federico Grillo, el ingeniero forestal Javier Blanco, y el coordinador de la Brigada Insular de Investigación de Incendios (BIIF), Juan Carlos Santana.
La comunicación forma parte además del conjunto de herramientas con las que la sociedad insular debe “rearmarse” para afrontar la creciente frecuencia y virulencia de incendios y fenómenos naturales como consecuencia del cambio climático y sus dramáticas consecuencias sobre un territorio tan frágil como Gran Canaria”, recalcó el presidente del Cabildo, Antonio Morales.
Duch, ingeniero de formación militar y experto en desactivación de explosivos, subrayó que la transmisión de información a través del gabinete de información del PEIN brinda a la ciudadanía una fuente de primera mano y garantiza que la población sepa en todo momento cómo actuar cuando se produce un acontecimiento que afecta a su seguridad.
Grillo destacó que es importante que la población comprenda que “el sistema tiene unos límites”. Blanco indicó en la misma línea que “los incendios no se hacen más grandes porque falten medios”. Así, recordó que en el gran incendio forestal de 2007 se trasladaron hidroaviones al punto donde se manifestó el humo en apenas unos minutos y también se desplazaron al lugar más de cuarenta efectivos sin que pudiera hacerse nada por impedir su expansión en esos primeros momentos.
Por eso evitar la fatídica primera chispa sigue siendo la llave para mantener a raya los incendios. Una vez se produce, la situación se puede volver incontrolable en cualquier momento, incluso a pesar de que el 99’9 por ciento de los conatos acaban por ser controlados.
Los ojos avezados de quienes han visto despuntar cientos de fuegos reconocen a la primera un GIF, termino para referirse a los grandes incendios forestales, que “nacen y no se hacen”, apuntó Blanco, experto además en esos peligrosos incendios que se mueven a caballo entre las áreas forestales y los asentamientos humanos.
Al GIF se le distingue en sus albores porque levanta una o más columnas convectivas de gran altura, como hongos atómicos de color negro que anuncian además el lanzamiento de cenizas que pueden originar focos secundarios a kilómetros de distancia. En ocasiones giran sobre sí mismos y provocan tornados de fuego.
Es el nacimiento de un verdadero monstruo cuyo control no es en absoluto una tarea fácil y depende de factores como la humedad relativa y el viento, la cantidad y el tipo de combustible y la topografía, especialmente complicada en la práctica totalidad de Gran Canaria, uno de los territorios más difíciles de defender de Europa ante este tipo de situaciones.
El fuego, que ya es difícil de extinguir cuando las llamas superan el metro y medio de longitud, queda fuera de control cuando alcanzan de los tres metros y medio y no es infrecuente que su longitud se dispare por encima de los veinte, los treinta e incluso los cuarenta metros.
El fuego es además como un gran escalador en las laderas y en el caso de penetrar en los barrancos adopta un comportamiento eruptivo y se acelera hasta el punto de transformarse en “un Ferrari”, expresión muy gráfica elegido por Grillo. Este fenómeno ocasionó la muerte de veinte personas en La Gomera en 2004 y obligó a reforzar las precauciones cuando se prevén este tipo de circunstancias en Gran Canaria.
El ataque inicial es un momento fundamental del operativo y en el caso de Gran Canaria los medios se doblan durante el verano, aunque por fortuna muchos episodios se saldan con falsas alarmas. Cuando no es así, la táctica para enfrentarse al incendio forestal incluye atacarlo por lo general desde la cola y por los flancos, que se dividen en sectores, pues la cabeza suele estar fuera de control en ese estadio.
Cuando llega la ocasión de ponerse “delante del toro o de la bestia”, una de las opciones es provocar una línea de ignición con fuego técnico para crear un cortafuego o “línea negra”, tarea que requiere de una gran preparación técnica y de mucha práctica, y cuyo objetivo principal es dejar sin alimento al fuego y frenar o detener así su avance.
Comunicación para la empatía
En este punto, los profesionales recordaron que durante el gran incendio originado en Valleseco en agosto de 2019 se tuvo que abortar la operación diseñada para crear la “línea negra” por la abundante presencia de curiosos y vecinos que no prestaron su colaboración abandonando la zona y que además pusieron en riesgo sus vidas. Por eso la empatía con la labor que realizan estos profesionales es otro de los elementos fundamentales de la estrategia de comunicación de cara a la sociedad.
“No somos superhéroes ni nos gusta que nos llamen así”, enfatizó Grillo. Cuando el operativo se despliega se encuentran a veces con la incomprensión y el nerviosismo de los ciudadanos de la zona, que no entienden que en ocasiones no se puede intervenir directamente en determinados frentes donde el fuego se ha desbocado o que a veces es preciso tomar la decisión de dejar arder una casa o un grupo de ellas para salvar núcleos completos de población o intervenir en otro punto crítico.
Y es que la creación de una cultura de seguridad ante las emergencias incluye múltiples aspectos, donde se confluyen incluso cuestiones emocionales y de empatía hacia los profesionales de emergencias, muchos de los cuales acaban “tocados” tras los grandes incendios.
La comunicación también resulta crucial para que la población entienda la importancia de abandonar de inmediato las zonas “de hombre muerto”, áreas peligrosas donde permanecer supone una negligencia y que incluyen las zonas quemadas o los lugares hacia donde avanza el humo. Se trata de un escenario particularmente peligroso con la posible presencia, además del fuego, de gases tóxicos, cables caídos, árboles y ramas a punto de caerse o tocones donde una mala pisada puede conllevar la pérdida de una pierna.
Los asistentes aprendieron que se llama conato al fuego forestal que no afecta a más de una hectárea, es decir, el tamaño aproximado de un campo de fútbol, y que ya se utiliza el término incendio a partir de una hectárea y de Gran Incendio Forestal a partir de las 500.
Los triángulos del fuego
Blanco desgranó que un incendio activo es aquel que se extiende sin control, mientras que uno estabilizado no está controlado, pero se cuenta con la garantía de que se extinguirá por sí mismo o con las distintas tácticas de extinción. Curiosamente, un incendio dado por controlado puede tardar días, semanas o incluso meses en darse por extinguido, a veces porque árboles centenarios o de gran porte siguen albergando brasas en su interior.
Además, el triángulo del fuego está compuesto por el combustible, el oxígeno y el calor. De ahí la importancia de mantener las fincas libres de maleza y que los técnicos ataquen el fuego con mochilas de agua y batefuegos, aunque esto solo es posible cuando se trata de llamas de escaso tamaño.
El coordinador de la BIIF del Cabildo de Gran Canaria, el único de Canarias, señaló que las técnicas de investigación que se aplican proceden de Estados Unidos y tratan de determinar el punto exacto de inicio del fuego, el medio de ignición y el foco de calor, para lo que se emplean lupas y todo tipo de herramientas científico-técnicas.
En el caso de la Isla, la totalidad de los incendios tiene un origen antrópico, casi siempre por imprudencia y en un grado mucho menor de carácter intencionado para eliminar cubierta vegetal. Santana mostró su asombro ante ciertas actitudes incívicas, porque en pleno agosto de 2019, cuando los incendios devoraban Gran Canaria, se detectaron quemas de rastrojos en Valleseco, episodio que revela una vez más que la comunicación también tiene un amplio terreno para cimentar la percepción de riesgo.