El C.D Tenerife vivió anoche uno de los momentos más duros de toda la temporada. El Heliodoro Rodríguez López acogía uno de los partidos más importantes de la historia del club, coincidiendo con el centenario fundacional. El equipo de Luis Miguel Ramis tenía la oportunidad de luchar por el ascenso, contra un Girona que perseguía el mismo objetivo que los blanquiazules. Sin embargo, la dolorosa derrota dejaba con lágrimas en los ojos a todos los aficionados chicharreros que no perdían la ilusión en su equipo, después de 5 años sin luchar por el ascenso.
“Estuvimos muy nerviosos en la primera parte, hemos hecho lo más difícil, que era empatar, y cuando estábamos mejor llegó un error, y los errores se pagan” declaraba Ramis tras finalizar el partido, con un 1-3 en el marcador. Mientras que en la ida ninguno de los dos equipos consiguió concluir con un gol durante los 90 minutos, el partido de vuelta estuvo marcado por el sentimiento y la acción.
Los primeros 40 minutos se mantuvo el 0-0 que había caracterizado el partido de ida, con una posesión turnada entre ambos, pero tras un penalti a favor del Girona en el 42’, Stuani puso el 1-0 para el club catalán. Esto no hizo decaer a la afición del Heliodoro, que gritaban cánticos de apoyo al equipo: “sí se puede” o “llévame hasta a gloria” eran solo algunos de los más escuchados. Tras el descanso, en el 58’, el club chicharrero consiguió empatar con un gol de Carlos Ruiz ajustado al segundo palo, lo que generaba confianza, no solo para los propios jugadores, sino también para los aficionados que no perdían la ilusión. Sin embargo, esto no fue suficiente y en el 68’ José León marcaba en propia puerta tras un centro de Baena y Arnau Martínez ponía el 1-3 en el 80’, que sentenciaba el partido para el club de Ramis.
Este resultado sacó a relucir, no solo a todos los seguidores del Girona, sino también a todos los canariones de la U.D Las Palmas, que se alegraban de la victoria de los catalanes tras haber sido derrotados en la primera fase del play-off por el equipo chicharrero. Álex Baena, jugador del Girona, tuiteaba tras terminar el partido la famosa frase del jugador amarillo, Jonathan Viera, “yo veía mucha fiesta esta semana”, haciendo alusión a las palabras dichas por el jugador, tras perder el partido de ida.
La rivalidad sana que caracteriza a los dos equipos canarios ha estado presente en todos los derbis jugados esta temporada. El apoyo de los aficionados a sus respectivos clubes ha sido fundamental en la lucha por un ascenso, que no se ha podido materializar para ninguno de los dos. Los amarillos, al igual que los blanquiazules, se volverán a ver las caras en la segunda división la próxima temporada y lucharán por ese ascenso tan deseado, que esta temporada no se ha podido dar.
Sin embargo, lejos de la alegría de los amarillos y la decepción de los blanquiazules, la peor parte se la llevan las dos islas, tanto Gran Canaria como Tenerife se quedan sin la posibilidad de subir a primera división y todo lo que ello conlleva. No solo a nivel de la afición, sino también todos los beneficios monetarios, turísticos e internacionales que supone jugar contra los equipos más destacados de la Liga española. Así lo vivió Las Palmas en el año 2015 y el Tenerife en el 2009, últimos años respectivos en los que los equipos canarios han logrado subir. Y aunque nunca han coincidido, ¡qué bonito sería ver un derbi en primera!
Claudia Vega Bordon