La federación ecologista canaria celebra la modificación por parte del Consejo de Patrimonio Histórico de Canarias del BIC “Grabados Rupestres de la Montaña de Tindaya”, que permite la protección en su totalidad de la montaña, e insta a las diferentes administraciones competentes a poner en marcha mecanismos efectivos que salvaguarden los valores patrimoniales de la misma.
El pasado 10 de marzo del actual fue aprobada por Patrimonio Histórico una nueva delimitación del Bien de Interés Cultural, que después de exhaustivas prospecciones arqueológicas da cobertura total, entiende el Monumento de Tindaya como un conjunto arqueológico que requiere de protección integral. El nuevo BIC, pendiente de la publicación del decreto en el Boletín Oficial de Canarias, “da la razón a la federación ecologista, que denunció mediante un recurso contencioso administrativo la delimitación anterior, que protegía sólo la cima donde se encuentran los grabados podomorfos y dejaba sin protección el resto de valores etnográficos y arqueológicos, con el único objeto de dar encaje al proyecto de Chillida”, como señala la portavoz, Noelia Sánchez. “Este contencioso fue asombrosamente desestimado por el TSJC y la federación fue condenada a costas. Es necesario recordar además que la primera delimitación del BIC se plantea tras la anulación de las Normas de Conservación del Monumento Natural que recurrió y ganó la federación en 2013. A día de hoy las evidencias científicas corroboran la importancia del legado cultural y natural presente en Tindaya desde la base hasta la cima que siempre defendimos” recuerda la portavoz.
Para la federación ecologista, la propuesta actual de BIC supone la culminación de una dilatada lucha desde la sociedad civil que se remonta a los años ochenta. Ya entonces, colectivos ecologistas denunciaban la explotación minera de la misma para la extracción de traquita. A esto se sumó en los noventa la obra proyectada por el fallecido escultor Eduardo Chillida, que pretendía vaciar el interior de la montaña y que fue altamente contestada en la calle y en los tribunales por diferentes colectivos sociales y ecologistas, entre los que habría que destacar la labor de los colectivos federados Agonane-Ecologistas en Acción o Guanil y las coordinadoras Montaña de Tindaya que se crearon en varias islas. Al trabajo constante de dichas organizaciones debemos el sostenimiento durante décadas de un pulso contra las instituciones públicas, las empresas concesionarias y la familia Chillida, en forma de denuncia legal pero también de movilización social y de puesta en valor del legado cultural presente en Tindaya.
Los intereses espúreos en Tindaya han supuesto que el nombre de la montaña esté asociado también a uno de los mayores desfalcos de dinero público que se han producido en la historia de Canarias, decenas de millones de euros invertidos en indemnizaciones infladas, fundaciones faltas de contenido y estudios que nunca se realizaron. De estas causas en las que estuvo personada también la federación por la vía jurídica nunca se depuraron responsabilidades.
La federación solicita ahora que se pongan en marcha los mecanismos para permitir la conservación efectiva de la montaña, que viene padeciendo el robo, expolio y deterioro de su patrimonio arqueológico y en especial de sus petroglifos por el acceso incontrolado a la misma derivado de la falta de protección y vigilancia. Una de las soluciones que propone la federación es el diseño de un Plan Especial de Uso y Gestión de la zona arqueológica que haga efectiva la conservación de la misma y permita nuevos trabajos de investigación y difusión de su riqueza natural y de sus manifestaciones culturales, poniendo en valor además su historia reciente de lucha social.