- La organización Opciónate apuesta por un registro específico y oficial de los casos para medir con más exactitud el alcance del problema
- “No les dejamos cruzar la calle solos o solas, pero sí acceder a un dispositivo digital con opciones infinitas de acceso a contenidos y relaciones”
El auge de las ciberviolencias machistas hace necesario un frente social que englobe acciones conjuntas de carácter educativo y legislativo, entre otras, para hacer frente al aumento de las ciberviolencias machistas, especialmente en la infancia y juventud. Así lo recalca la organización feminista Opciónate, especializada en esta materia, en el contexto del Día Internacional Contra la Violencia Hacia las Mujeres, que tuvo lugar el 25 de noviembre.
Opciónate, organización no gubernamental de ámbito estatal con sede en Gran Canaria con más de veinte años de experiencia en proyectos sociales locales, nacionales e internacionales, señala que existen múltiples indicadores que revelan el auge del acoso a mujeres, adolescentes y niñas en el mundo digital.
La propuesta de Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo sobre la Lucha contra la Violencia contra las Mujeres y la Violencia Doméstica (2022) define el marco general cuando plantea que “la ciberviolencia ha ido aumentando con el uso de internet y de las herramientas informáticas” y que “a menudo se trata de una prolongación de la violencia que sufren las víctimas fuera de línea. Pese a lo extendida que está la ciberviolencia, la regulación ha sido hasta ahora muy fragmentaria y se han detectado importantes lagunas jurídicas tanto a nivel de la UE como de los Estados miembros”.
Igualmente, el informe de 2022 ‘Violencia digital de género: una realidad invisible’, del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad, recoge que el 18,4% de las mujeres declara haber sufrido acoso sexual en Internet. Y el porcentaje aumenta cuanto más jóvenes son: más de un 25% de las mujeres de entre 16 y 25 años ha recibido insinuaciones consideradas no apropiadas a través de redes. Además, en menos de una década, se han multiplicado por cinco en España los delitos de contacto mediante tecnología con fines sexuales.
Asimismo, el informe de la Federación de Mujeres Jóvenes Apps Sin Violencia (2023), expone que el 57,9% de las entrevistadas se han sentido presionadas para tener sexo con los hombres con los que quedaron en Tinder y el 21,7 % de las mujeres que tuvieron citas a través de Tinder aseguraron que fueron forzadas a tener una relación sexual mediante violencia explícita.
En Canarias, según el informe de la investigación `Ciberviolencias machistas: un análisis de la realidad actual en Gran Canaria´, elaborado en 2022 por Opciónate con el apoyo de la Consejería de Igualdad del Cabildo de Gran Canaria y en el que participaron 331 mujeres, el 50,5% han vivido situaciones de ciberviolencia machista sexual, el 16,3% han sido amenazadas para mantener una relación sexual a través de internet y un 37% han vivido una ciberviolencia machista de su pareja o expareja. Y solo el 5% de las que lo han sufrido, denuncia.
Como hecho asociado a la introducción y el uso de internet en España, se ha producido un incremento de las modalidades de criminalidad agrupadas bajo el concepto de cibercriminalidad, según ha evidenciado el Ministerio del Interior en el Balance sobre Criminalidad, correspondiente al segundo trimestre del año 2023 y que recoge la evolución de la criminalidad en el país registrada durante los seis primeros meses del año.
En dicho balance se registra un incremento de la cibercriminalidad, del 19,7%, respecto de las cifras obtenidas en el año 2022, representando la cibercriminalidad un 18,3% del total de infracciones penales registradas durante dicho periodo en España. En Canarias el incremento de la cibercriminalidad ha sido del 26 % y en la isla de Gran Canaria, del 17,6%.
Sensación de impunidad
Este paisaje de informes y cifras confirma la profundidad del problema de las ciberviolencias machistas, sobre todo, entre las menores de edad. Existe un aumento del uso de las tecnologías de la información, de la comunicación y de la relación (TRIC), como medio de comisión de las ciberviolencias machistas, dado que el anonimato que permiten los medios tecnológicos favorece su uso, sintiéndose el autor con una mayor sensación de seguridad y, a veces de impunidad, al cometerlo.
Buena parte de estos delitos afectan a población infantil o adolescente, que en muchas ocasiones no es consciente de los peligros de tales conductas y con frecuencia banalizan sus riesgos, siendo esencial la prevención de tales comportamientos a través de actuaciones concretas, sobre todo en el ámbito educativo.
Entre la juventud están asumiéndose los discursos de la manosfera: el conjunto de espacios digitales caracterizados por el antifeminismo, el victimismo masculino y el discurso misógino. El informe publicado por el Instituto Canario de Igualdad en 2020 señala como especialmente alarmante que el 18% de los varones encuestados culpa a las propias mujeres agredidas en casos de violencia de género. A nivel nacional, según el barómetro ‘Juventud y género’ de la FAD en 2023, hay un 23,1% de chicos jóvenes que cree que la violencia de género “no existe o es un invento ideológico”. En 2019, este porcentaje era del 12%.
A pesar de estas evidencias, Opciónate, responsable en la actualidad del Servicio Insular de Prevención y Atención a las Ciberviolencias Machistas (SIPACM), financiado por el Área de Igualdad del Cabildo de Gran Canaria, considera imprescindible incorporar las ciberviolencias machistas de forma específica en las investigaciones, informes y estadísticas de violencia de género y violencia sexual, así como en todas las legislaciones, planes y protocolos para su prevención, detección y abordaje y la necesidad de formación en ética digital, ciberseguridad y autodefensa online para familias, profesionales, infancia y adolescencia. Este registro permitiría arrojar mayor luz del alcance de esta lacra con datos más exactos y ajustados a la realidad.
Un ‘decálogo’ para prevenir y abordar las ciberviolencias
La fundadora y directora de Opciónate, Ana Lidia Fernández-Layos, hace también la siguiente reflexión: “Abrimos la puerta del mundo online a la infancia sin conocer suficientemente los dispositivos que les regalamos y sin orientarles sobre sus posibilidades y sus peligros: no les dejamos cruzar la calle solos o solas, pero sí acceder a un dispositivo digital con opciones infinitas de acceso a contenidos y a relaciones”.
Para prevenir y abordar adecuadamente las ciberviolencias y que los espacios en internet sean seguros, libres de violencia e igualitarios, Opciónate aconseja:
- Fomentar la educación en ética digital, ciberseguridad, autodefensa online, coeducación y autoconciencia de nuestra participación en el ámbito digital entre las familias, el profesorado, profesionales clave y la infancia y juventud.
- Bloquear y denunciar todos los contenidos online, incluyendo los videojuegos, que promuevan delitos de odio y discriminaciones contra las mujeres y las niñas, así como mostrar a la infancia y adolescencia contenidos que promuevan valores y comportamientos positivos.
- Dar a conocer los graves impactos psicoemocionales, corporales y sociales que tienen las ciberviolencias machistas a través de datos y testimonios para mostrar que detrás de una pantalla, un like o un insulto hay seres humanos con sentimientos.
- Garantizar la educación sexual y afectiva en la infancia poniendo especial énfasis en la socialización de género y la masculinidad tóxica para desarticular los nuevos discursos antifeministas que se están promoviendo en la manosfera.
- Incorporar los tipos de violencia de género online (ciberviolencias machistas) en el análisis, investigaciones, así como la elaboración de planes, protocolos y legislaciones específicas y difundir datos actualizados que permitan definir actuaciones clave.
- Lograr un enfoque de acompañamiento y cercanía hacia la infancia y juventud, que favorezca la confianza y la escucha para la detección y adecuado abordaje de los casos en el ámbito familiar, educacional y de profesionales que trabajan con menores.
- Crear redes y alianzas entre profesionales, así como grupos de apoyo.
- Desnormalizar las ciberviolencias machistas visibilizándolas.
- Aumentar el rechazo colectivo y acabar con la impunidad apoyando públicamente a las mujeres, adolescentes y niñas afectadas.
- Contar con servicios especializados de prevención, atención y acompañamiento.