Como todo el mundo sabe, las ex Excelentísimas Sras. doña Irene Montero y doña Ione Belarra se despidieron de sus carteras ministeriales hace unos días, escenificando respectivamente su cabreo congénito. Ese cabreo, que tiene su antecedente próximo en el movimiento social de indignados del 15M (2011) pidiendo democracia participativa…, el fin del bipartidismo y que derivó en definitiva en el nacimiento de PODEMOS (17/01/2014), y su antecedente remoto en el comunismo clásico, es marca de la casa, distingue e identifica a la organización y a sus miembros. Así, cabreadas, leyeron sus discursos de despedida, entre la acidez y la emoción -como toda despedida exige- ma non troppo, con un toque de reproche y despecho pueril, sin rastro de autocrítica, y de humildad, la justa. Por la advertencia final MacArthurniana, se colige que aún no han captado que no solo de cabreo vive el hombre. Lo que sí me dejó preocupado fue la advertencia de Irene a su sucesora, frente a los amigos del Presidente de 40-50 años… -dicho, claro, con la distancia que dan los felices 30-, derramando sobre todos los de la horquilla la sospecha de contrarrevolucionarios e involucionistas, machistas en definitiva. Entiendo que los que ya pasamos esa edad terrible no seremos llamados por los CDR.
El enemigo no era esta vez el fascismo, ni se defendían derechos, ni siquiera la República, el adversario traidor era Sánchez, y la perreta de las salientes a modo de titular periodístico se centraba en el hecho de que las echaron del gobierno. Hay que aclarar que PODEMOS sí que no tiene poder ministerial en este gobierno porque no ha querido, no como alguno que ha rechazado ser Presidente tras perder la votación. Visto con la perspectiva de los años y su devenir, la pareja dirigente y su pandilla más íntima, a la que llaman “la ejecutiva”, en un ejercicio nepotista de manual, sin perjuicio de mejor criterio, se han terminado por cargar el proyecto político, entre otras, por estas cosas, dejando a su paso un reguero de cuadros disidentes, aburridos, purgados y escindidos, que los han llevado de cuarenta y dos personas diputadas en 2015 a las cinco de Filipinas en 2023 -derivas, delirios, cegueras y errores aparte-. Lo último -ejemplo gráfico de la democracia representativa- ha sido imponer a Irene Montero frente al llamado a ser Ministro, Nacho Álvarez, un doctor economista de pro, de lo mejorcito que les quedaba, que, visto lo visto, regresa discretamente a su puesto de profesor universitario en La Autónoma, entre vítores y aplausos de la concurrencia y cariñosos tuits de despedida y besitos volados de las responsables, que con ramos de flores envueltos en papel violeta y sus puños alzados quedaron cantando en la sala aquello de Les Luthiers “…mi caballo es el mejor aunque a alguno esto le duela…”
OPINIÓN
Paco González Peña.
Abogado.