- El especialista en política exterior y migraciones insta a repensar el actual modelo de protección de los derechos humanos, que, a su juicio, se ha quedado obsoleto
- Ladan aboga por una política migratoria estructural, para responder a la llegada de migrantes de manera humanitaria y respetando los derechos humanos
- El analista ofreció una conferencia en el acto organizado por el programa ‘Gran Canaria Solidaria’ de la Consejería de Solidaridad Internacional, con motivo del Día Internacional de los Derechos Humanos
El especialista en política exterior, seguridad y migraciones internacionales, Sani Ladan, considera que, en estos momentos, se está produciendo una regresión en el respeto a los derechos humano, no solo en África sino a nivel mundial, por lo que, este jueves, instó a repensar el modelo vigente de protección de esos derechos, ya que, a su juicio, se ha quedado obsoleto. Así lo trasladó a las y a los asistentes a la conferencia que ofreció en el patio del Cabildo de Gran Canaria, en el acto organizado por el programa ‘Gran Canaria Solidaria’ de la Consejería de Solidaridad Internacional, que coordina Carmelo Ramírez, para conmemorar el Día Internacional de los Derechos Humanos.
En su disertación, el analista camerunés puso de relieve que “el propio nacimiento de la Declaración Universal de los Derechos Humanos tuvo sus fallos, porque no es un tratado internacional y, por lo tanto, no es vinculante”, afirmó. “Es decir, cualquier país lo puede violar, sin que le pase absolutamente nada. Entonces, el punto en el que estamos es de regresión”, argumentó, al referirse al 75 aniversario de esa Declaración Universal, sobre la que hizo un recorrido tanto por su historia en el continente africano como por “las diferentes violaciones que se han producido no solo en África, sino en todo el mundo”, expuso.
En el evento, en el que también participó Carmelo Ramírez, Ladan se refirió, asimismo, a la llegada masiva de migrantes a Canarias desde países africanos y, especialmente, desde Senegal, e incidió en que es preciso tener en cuenta la situación sociopolítica que se vive en ese país “y el apoyo que recibe su actual presidente autoritario, Macky Sall”. Y, con esa premisa, subrayó que una de las primeras medidas es evitar el intervencionismo político, “que es lo que hace la Unión Europea en los países del sur y, en este caso, en Senegal, y es lo que empuja a la juventud senegalesa a salir de alguna manera”.
Igualmente, hizo hincapié en que hay que contemplar que mucha población senegalesa vive de la pesca “y los acuerdos que firma la Unión Europea con Senegal hacen que, de un día a otro, a esa gente les hipotequen las aguas de su país”, añadió, para concluir que, en un escenario en el que existe inestabilidad a nivel político y a nivel económico, la población “tiende a buscarse la vida en otros sitios y eso es lo que está haciendo la juventud”.
En este mismo contexto, sentenció que, con el fin de evitar la tragedia que se vive en el mar, se debe actuar “a través de unas vías legales y seguras, para que las personas que quieren emigrar, lo puedan hacer sin arriesgar sus vidas”.
Por último, reflexionó acerca del trato humanitario que se ofrece para ayudar a las y a los migrantes, y lamentó la falta de lo que denominó “una política migratoria estructural”. Y, a este respecto, opinó que la política migratoria de acogida de los últimos años es una política coyuntural, que responde a las mal llamadas crisis de los cayucos, que se vivieron en 2005 y en 2006, y que se volvieron a ver en 2020 y 2021, en el puerto de Arguineguín. “Es la pescadilla que se muerde la cola, la historia de siempre”, concluyó. “Para responder de manera humanitaria y respetando los derechos humanos, hace falta una política de acogida estructural, sobre todo, siendo un país que está en la frontera, ya sea a través de la frontera sur, en el Mediterráneo central o también aquí, en Canarias”.