- El historiador Antonio González Padrón hablará sobre las personalidades que jugaron un papel decisivo en la vida del político y diplomático grancanario
- La primera cita es el día 18 de enero, a las 19:00 horas, con entrada gratuita, hasta completar aforo
El fomento de la amistad en una personalidad controvertida. La Casa-Museo León y Castillo de Telde acoge el día 18 de enero, a las 19:00 horas, la presentación del nuevo ciclo que dirige el historiador y cronista oficial de la ciudad de Telde, Antonio María González Padrón. ‘Los amigos y amigas de Fernando León y Castillo’ serán charlas dedicadas a aquellas personalidades que jugaron un papel decisivo en la vida del político y diplomático grancanario, en la esfera cultural, política y social de una época caracterizada por la restauración de la monarquía de los Borbones en España. El ciclo tendrá una cita mensual desde enero hasta junio, con asistencia libre y gratuita.
Personajes como la Reina María Cristina de Habsburgo, su hermano Juan León y Castillo, los literatos Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán, el político Práxedes Mateo Sagasta o el pintor Raimundo Madrazo y Garreta serán objeto de interpretación y análisis en este nuevo ciclo de conferencias.
La primera sesión estará dedicada, como confirmó el director de las jornadas, a los hermanos Juan y Fernando León y Castillo, teldenses ilustres que dedicaron sus carreras a mejorar las vidas de todos los canarios. “Juan fue un importante ingeniero y Fernando un aventajado político. Fueron los artífices principales de la bahía de refugio en La Luz, cuya primera piedra se colocó el 26 de febrero de 1883, poniendo de manifiesto el gran paso que supuso esta obra en todos los órdenes para el desarrollo de esta Isla, que estaba sumida casi en la miseria y que la hizo despertar para ser el motor económico del Archipiélago, en los siglos XIX y XX”, se apresura a recordar Antonio González Padrón.
Juan de León y Castillo, como jefe local del Partido Liberal canario, se convirtió en mano derecha de su hermano Fernando en las Islas Canarias, “estableciéndose un binomio entre uno y otro que permaneció intacto en más de las dos terceras partes en las que podemos dividir sus biografías”, añade el cronista. “Ambos controlaron así los resortes y aparatos del poder económico, social y político de finales de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX”.
De secretos de jardinería a recetas de cocina
El teldense Fernando León y Castillo, primer marques del Muni, experto político nacional e internacional en la esfera española y parisina, tuvo a lo largo de sus 75 años de vida muchos amigos que le hicieron realmente grata la vida. “Se trataron de personajes dispares que, año a año, se fueron sumando a la larga trayectoria vital de este diputado, senador y embajador de España en París”, describirá el director del ciclo.
Desde su hermano Juan, que le acompañara en los primeros años, y que le abrió a todas las experiencias de la vida, hasta la marquesa de Pardo Bazán. “La escritora y feminista doña Emilia se carteó durante muchas décadas con don Fernando para algo que el gran público desconoce: las recetas de cocina”, revelará González Padrón. “Ambos compartían el amor por la buena cocina y se intercambiaban recetas que hacían las delicias de los comensales”.
“Políticos de reconocido prestigio, como el grado 33 de la masonería española, Práxedes Mariano Mateo Sagasta, se congratula con don Fernando en sus principales hazañas políticas”, continúa explicando el historiador teldense. Y así sucesivamente, una serie de personas de gran importancia, por sus propias biografías, van esculpiendo el gran monumento de la amistad que fomenta este gran personaje.
“Él estaba convencido de que las puertas se abrían con la buena educación, pero, sobre todo y ante todo, con las buenas amistades. De ahí que cada una de ellas, fuera del ámbito que fuera, era esencial para tener una vida plena. El hombre que había conocido a reyes, presidentes de República y Gobierno, que había estado llamando de tú a tú a magnates de la banca internacional, después era capaz de tener la misma amistad con el jardinero de la Embajada o con el mayordomo de su propio palacio madrileño de la calle Goya, número 5”, finaliza Padrón.