• Dunia González, exalcaldesa de Santa Lucía de Tirajana; Ana Hernández, exalcaldesa de la Villa de Ingenio y Conchi Narváez, exalcaldesa de San Bartolomé de Tirajana, debaten sobre la situación actual de las mujeres liderando la gestión pública
La administración pública ha estado marcada históricamente por la presencia y el liderazgo de figuras eminentemente masculinas, mientras que la mujer ha tenido más dificultades para acceder a las altas esferas o a puestos de responsabilidad. Ni siquiera ha pasado un siglo desde que la primera vez que las mujeres pudieron votar en España, 91 años desde aquel día de noviembre de 1933, cuando se comenzó a andar en una senda hacia el progreso.
El empoderamiento femenino no solo es un derecho, sino también un motor de cambio que impulsa a las sociedades a ser más justas e igualitarias. El liderazgo también es una cuestión de mujeres, capaces de transformar desafíos en oportunidades, de mostrar resiliencia ante la adversidad y fomentar políticas inclusivas. Las mujeres en roles de decisión permiten romper barreras e introducir perspectivas diversas que enriquecen y fortalecen la representatividad.
En este marco, Dunia González, exalcaldesa de Santa Lucía de Tirajana; Ana Hernández, exalcaldesa de la Villa de Ingenio y Conchi Narváez, exalcaldesa de San Bartolomé de Tirajana han mantenido un debate en el que se ha puesto en valor la figura femenina al frente de la administración pública, pero también las dificultades a las que se han enfrentado para poder llegar a esa posición. Las exalcaldesas también han hablado de los avances que se han producido en este ámbito con el paso de los años y los aspectos en los que aún se deben seguir trabajando.
“Creo que lo peor que llevé como alcaldesa era tener que demostrar, por encima de lo que pueda demostrar cualquier hombre, que somos capaces”, mantiene Hernández. Por su parte, Dunia González asegura que “estamos peor que hace 10 o 15 años”, manifestando que se han perdido libertades, mientras “la figura de la mujer vuelve a relegarse a otro sitio que no es el de la igualdad”. “Para un hombre es más fácil ser presidente de una agrupación política o político porque han tenido detrás a una gran mujer, que se ha encargado de atender otras responsabilidades”, sentencia Narváez.
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