- La muestra, organizada por la parroquia de San Sebastián, podrá visitarse hasta este sábado 20 de abril de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 21:00.
Las Casas de Betania, en el centro histórico de Agüimes, acogen estos días la exposición itinerante 3. La muestra, que está organizada por la parroquia de San Sebastián en el marco de la celebración de su Semana Claretiana, podrá visitarse hasta este sábado 20 de abril en horario de mañana, de 10:00 a 14:00, y de tarde, de 17:00 a 21:00. El alcalde de Agüimes, Óscar Hernández, y el concejal de Cultura, Efraín González, visitaron este lunes la exposición junto al párroco, Salvador Santana.
La muestra profundiza en el legado que San Antonio María Claret dejó en el municipio durante una de las misiones más importantes de la historia de la Iglesia Católica española. El sacerdote y misionero llegó a Agüimes en 1848 para predicar la palabra del catolicismo. Durante su estancia reunió a miles de feligreses de la comarca frente a las puertas de la iglesia para recibir el sacramento de la confesión, hecho que marcó un antes y un después en la historia eclesiástica de la isla. En la exposición se exhiben algunos de los elementos que el santo utilizó durante sus días en Agüimes, entre ellos el confesionario, algunos muebles, e incluso la cama en la que descansó.
San Antonio María Claret fue uno de los sacerdotes y misioneros más destacados de la historia de la Iglesia española. Nació en 1807 en la localidad catalana de Sallent de Llobregat en el seno de una familia humilde y con gran acervo religioso. A los 13 años empezó a trabajar con su padre en una empresa textil donde adquirió una gran destreza, que le valió para recibir menciones honoríficas dentro de su gremio.
Con el paso de los años empezó a despertarse en él una gran fe religiosa y en 1829 decidió trasladarse a Vic para formarse como sacerdote. Una vez terminados sus estudios, recibió la ordenación sacerdotal y comenzó a celebrar sus primeras misas. Tiempo después tomó la decisión de llevar la palabra del evangelio a otras comunidades como Madrid, Andalucía y Canarias.
En 1850 San Antonio María Claret partió rumbo a tierras cubanas, donde fue nombrado arzobispo de Santiago de Cuba. En su estancia denunció la situación de explotación y esclavitud que predominaba en la sociedad de la época e impulsó diversos proyectos sociales y culturales como la creación de bibliotecas y escuelas, centros de beneficencia e incluso una caja de ahorros para ayudar a las familias más necesitadas.