Una representación de los colectivos que se coordinan para la organización de las manifestaciones que tendrán lugar en las ocho islas canarias el próximo 20 de abril bajo el lema “Canarias tiene un limite”, celebran hoy jueves una rueda de prensa con el objetivo de animar a la sociedad civil a participar en la que consideran una convocatoria de movilizaciones histórica para el archipiélago.
Estas manifestaciones son la expresión del hartazgo y la indignación que acumula buena parte de la ciudadanía canaria ante los excesos de un modelo socioeconómico que se torna cada vez más insostenible, tanto desde la perspectiva social como ambiental.
Hartazgo que se ha extendido por todas y cada una de las islas del archipiélago, y será apoyada desde muchos puntos del globo, reivindicando un cambio profundo en un modelo de desarrollo que está sobrepasando los límites físicos de este territorio.
Un modelo de monocultivo turístico que concentra los beneficios en muy pocas manos mientras externaliza los impactos ambientales en forma de saturación y contaminación de espacios naturales, alteración de hábitats y destrucción del territorio. Un modelo que bate récord de turistas pero no soluciona los problemas de pobreza y desempleo estructural del archipiélago, a la vez que agrava el problema del acceso a la vivienda.
En palabras del portavoz de Tanekra Enrique Reina “No dudamos que el turismo de masas deja mucho dinero. La cuestión está a costa de qué y de quiénes. No queremos volver al pasado, pero siendo conscientes del mismo, decimos alto y claro que queremos tener un futuro”.
Los daños ecológicos derivados de la masificación y la destrucción de los ecosistemas se reflejan en la pérdida de biodiversidad de unas islas que son un reducto de especies únicas, en la sobreexplotación de espacios y recursos como el agua, en la contaminación del suelo y de las aguas terrestres y marinas por vertidos de toneladas de residuos; y del aire por la emisión de tóxicos y gases de efecto invernadero que están contribuyendo a acelerar el calentamiento global que ya está dejándose notar con temperaturas récord desde que existen registros. La solución que se propone es situar la transición verde en manos de los mismos oligopolios que concentran y acaparan los beneficios sin permitir ningún tipo de redistribución ni de participación ciudadana. El portavoz ecologista Dani González afirma que “este reclamo incesante de energía está provocando la imposición de un modelo energético que se fundamenta en la implantación de macro infraestructuras para su producción, almacenamiento y distribución, invadiendo lugares como los llanos áridos del sureste de Gran Canaria o el barranco de Arguineguín, donde una marea de parques eólicos, fotovoltaicos o instalaciones faraónicas como la central hidroeléctrica Chira-Soria, destruyen hábitats muy particulares’”.
El aumento de la demanda turística o los problemas de saturación sirven de excusa para la construcción de nuevos puertos, aeropuertos, carreteras, trenes, centros comerciales, ciudades de vacaciones y hoteles. Los daños sociales son tan significativos que ya afectan a nuestros derechos fundamentales. El fenómeno del alquiler vacacional ha diseminado la industria turística por todo el territorio, y está expulsando población residente de sus barrios en cada una de las islas. Las viviendas se convierten en activos financieros en lugar de en espacios para vivir. El resultado es la expulsión de las personas residentes y la pérdida del derecho a la vivienda. Desde el colectivo Guanarteme Se Mueve, Xiomara Cruz señala “nos quitan a nuestras vecinas y vecinos, destruyen el tejido social de nuestros barrios, aumenta la gentrificación, la especulación, el precio de la vivienda crece sin parar. En los barrios de “moda” no queda otra que expulsar y expropiar a sus vecinos, asustar, que vendan y construir edificios enteros de viviendas vacacionales para el de fuera”.
Otro importante daño social es la precarización de las condiciones laborales de muchos puestos relacionados con el sector turístico como las que sufre el sector de las kellys, con cargas de trabajo ingentes, condiciones precarísimas y con consecuencias directas sobre la salud de las trabajadoras. Como afirma Marcia Díaz, representante del colectivo “constituimos junto a otros sectores, la nueva esclavitud, la explotación moderna, debida a la sobrecarga de horas de trabajo que pueden llevar a superar las 12 horas diarias, la precariedad en el contrato y la externalización del servicio, que conlleva que en las nóminas se cobre un 40% menos”
Los colectivos convocantes quieren recordar a los compañeros de Canarias Se Agota, que están poniendo en riesgo su integridad física desde la convicción de la magnitud y urgencia de la problemática a la que se enfrentan, reclamando la paralización de los proyectos del hotel de La Tejita y de Cuna del Alma. En este sentido, exigen a todas las instituciones implicadas medidas valientes, pues no existe justificación democrática posible para desoir tantas voces, ni tiempo para posponer un cambio de rumbo que evite una situación de colapso.