El seguro de Responsabilidad Civil nos cubre de los daños ocasionados a terceros y otros muchos costes inherentes, cuando alguien nos reclama un daño. Este daño puede ser ocasionado por nosotros mismos o por hijos, familiares, animales o bienes de los que somos responsables.
Está en auge porque en los últimos tiempos han aumentado notablemente las reclamaciones, exigiendo una indemnización por los daños causados. La oleada de reclamaciones proviene de Estados Unidos, cuando se hacen famosas indemnizaciones millonarias, por casos como el de la señora que se derrama un café hirviendo comprado desde el auto en un restaurante (drive-thru), provocándole quemaduras en las piernas, o los casos de reclamaciones a las grandes multinacionales del tabaco, por personas enfermas de cáncer a causa del mismo. Incluso a veces, hay reclamaciones infundadas sobre un daño del que uno no es responsable.
De ahí pasó a Gran Bretaña hace años y terminó contagiándose al resto de países europeos, entre ellos España. Y no hemos estado exentos en Canarias, principalmente por la gran afluencia turística, sobre todo del norte de Europa. Esto hace que en Canarias, junto con Murcia, más del 23% de las familias tengan seguro de Responsabilidad Civil mientras la media nacional es del 12% (Fuente: UNESPA, patronal del Seguro).
Según UNESPA, en este incremento influyen: la práctica de actividades deportivas, el incremento de animales de compañía en los hogares, así como la contratación por profesionales liberales (abogados, médicos,…)
Se ha producido en estos años un cambio de mentalidad en la población, reclamando sus derechos. La responsabilidad existió siempre y la obligación de reparar los daños por el responsable también, según el artículo 1.902 y ss. del Código Civil.
Pero pasando a lo cotidiano, tendremos que indemnizar si:
- un objeto le cae a alguien que pasa o a un coche aparcado debajo de nuestra casa,
- un hijo le da un balonazo a otro ropiéndole las gafas o haciéndole una herida,
- en un comercio tiramos un objeto de la estantería, o viendo una cámara de video se nos cae de las manos y se rompe…
- en nuestra casa se rpoduce un incendio que se propaga a vecinos…
- montando en bicicleta atropellamos a alguien o provocamos un accidente de tráfico
- el perro o gato ocasiona un daño..
- daño causado con la tabla de surf…
- o practicando cualquier otro deporte como aficionado,
- el daño que sufra la empleada del hogar o el que pueda ocasionar a un tercero,
- el que podemos causar como propietario, inquilino o usuario de viviendas u otros bienes…
Infinidad de casos que se pueden dar. ¿Estamos cubiertos por un seguro? Es muy importante. En el mejor de los casos, la indemnización reclamada la podríamos pagar, pensando que es un daño menor. Pero, también ocurren los daños graves, en que una persona puede quedar con secuelas permanentes, incluso un desafortunado golpe o caída fortuita puede provocarle la muerte. No nos arriesguemos. Podemos perder todo nuestro patrimonio, la casa que nos ha costado muchos años de esfuerzo y sacrificio para comprarla, el coche, ahorros,… si somos civilmente responsables. Nos jugamos todo lo conseguido y nuestro futuro, además del tormento que supone estar sin protección ante un hecho tan desagradable.
Esta cobertura suele estar incluida en el seguro de Hogar, y en los de Comercios y Empresas, autónomos, profesionales,… aunque se pueden contratar aparte. Lo necesitamos todos en el ámbito de nuestra vida privada, pero también en la profesional, como médicos, abogados, fontaneros, profesores, directivos,…
También incluyen cobertura de gastos de defensa jurídica, gastos judiciales y fianzas, servicio de atención jurídica telefónica…
Es muy recomendable tener un agente profesional de seguros como asesor, que nos indicará cual es la mejor cobertura de acuerdo con nuestras necesidades y nos explicará las condiciones del contrato para dejar todo bien amarrado.
Arsenio Martín Mangas
ASSOPRESS