Platón, un filósofo de la antigua Grecia, de los que se iniciaron en el pensar racional, solía contarle a sus discípulos que el mundo en el que vivimos era una copia con algunos desperfectos, de un mundo superior, dónde sólo hay perfección. Este filósofo, a quien le encantaba enseñar a través del diálogo, planteaba cosas, que no todos en su época tenían capacidad para entender, pues éste nació en un siglo donde, la gran mayoría de personas no le daban tanta importancia al saber, sino que por el contrario, se la daban al tener. Muchos de ustedes creerán que ese pasado nada tiene que ver con lo actual, aunque yo creo que algunas cosas seguimos igual. Es cierto, que las nuevas generaciones ahora tienen derechos, incluso la posibilidad de estudiar, pero yo siento que en algunas cosas no se avanzado de verdad. Por ejemplo, el método con el que se trabaja en el sistema educativo actual, no es, bajo mi punto de vista, la manera correcta, ni siquiera sana, para enseñar. En mi opinión, enseñar a otra persona es un acto de gran responsabilidad, donde el instructor se debe comprometer hacerlo con honestidad, con respeto y con humildad. En esta sociedad alocada y siempre con prisas, tanto alumnos como profesores son víctimas de un sistema, que a mi juicio se inventó y se implantó sólo para adoctrinar. Muchos políticos del pasado, para poder controlar al pueblo, lo primero que hicieron fue atacar al sistema educativo, arrancándole a éste del vientre, aquellas materias que ellos sabían perfectamente que eran las llaves para el despertar. Asignaturas como arte, filosofía, música…todavía se consideran, en este país, materias de segunda categoría, asignaturas en las que los responsables de defenderlas dentro de un aula, se les miran como si fueran a enseñar cosas que no tiene valor dentro de la educación de esos niños que mandamos a la escuela, sólo para que aprendan a memorizar. Memorizar es algo que debemos desarrollar. Pero, ¿Qué pasa con la parte de la creatividad? ¿Qué pasa con el resto de cosas que se tienen que razonar? Son muchos los niños que terminan bachillerato, sin saber con que otros planetas convive su planeta, dentro de este gran sistema solar. Ellos son víctimas de un sistema educativo que los señala como fracasados, y a quienes no les dan la oportunidad de pensar, alumnos que se tienen que aprender un guión, que sólo les servirá para irse a trabajar, cuando su vida escolar llegue a su final. La semana pasada, uno de mis ex alumnos me hablaba del tiempo meteorológico. Su conversación me dejó algo preocupada, porque sus expresiones eran tan arcaicas, que les confesaré que si hubiese cerrado los ojos mientras lo escuchaba, hubiesen creído que era un anciano, por su forma de hablar. Este muchacho me decía, que el fin del mundo pronto iba a llegar , porque el tiempo meterológico estaba fatal. Me soltaba cada frase, que me dejaba disloca. Me dio la sensación, y ésto lo digo enserio, de que la humanidad ha ido hacia atrás. Aquel muchacho del que me consta que a su alcance la tecnología y la información está, como cualquier otro muchacho más, no era capaz de hablar con propiedad, solo repetía frases escuchadas por sus mayores, esos adultos contaminados por una falsa verdad. La manera en la que el muchacho me contaba su manera de entender el mundo, me sonaba a mitología, a creencias de un tipo de personas que no se paran a pensar. Y es una lástima, que tantos millones de euros que se invierten en la educación, sólo forme alumnos que sirven para trabajar. ¡Es una lástima y lo digo de verdad! Juan Luis Guerra cantaba, hace años, una canción que yo recuerdo con claridad “Ojalá que llueva café en el campo” ¿La recuerdan? Cómo me encantaba esta canción, me encanta y siempre me encantará. Aunque, Juan Luis cantaba con el Ojalá, yo siempre la pienso en Imperativo, porque así es como los sueños se hacen realidad. Este gran artista, lanzaba un mensaje de esperanza donde los granos de café se convertían en los héroes para la humanidad, unos héroes que se harían cargo de cambiar la injusta social. Quizás, el tan querido cantante latino; Juan Luis Guerra, con sus granos de café intentó aplicar un remedio casero y natural, contra la ignorancia de la humanidad. No es la primera vez que escucho, que caen cosas extrañas del cielo, a parte de las gotitas de agua, de las que tan habituados estamos de ver precipitar. También he escuchado, a parte de los granos de café, que han llovido sapos, y hasta piedras, ya una vez en otro blog les conté y aunque, aún no se sabe la razón por la que caen del cielo cosas tan extrañas, les diré que a mi parecer, ésto es un mensaje que la madre naturaleza, con su lenguaje nos quiere hacer entender, de que algo aquí abajo, no anda tan bien. Quizás muchos de ustedes piensen, que ahora yo soy la mitológica y no la racional. Puede que así lo parezca, pero, tengan en cuenta una cosa, entre lo mitológico y lo racional es donde, creo que se encuentra la verdad. Yo siempre he pensado que la magia tiene algo de ciencia, y en la ciencia, algo de magia también se puede encontrar. ¿Que quieren que les diga? A veces, me permito imaginar, inventar y soñar, para salirme de esta “realidad” en la que encuentro, muchas más mentiras que verdad. No es la primera vez que digo ésto, y tampoco la última será. A veces, caemos en la rutina esclavizadora, y no nos queda tiempo para pensar, en otra cosa que no sea la idea de trabajar y trabajar, y ni siquiera cuando llueve nos paramos al cielo a mirar. La lluvia no es sólo un fenómeno que ocurre en el planeta tierra, también llueven en otros planetas, aunque en los centros educativos de ésto nunca van hablar. En los centros educativos, a los profesores y maestros no se les dejan enseñar sobre una verdad que tapadita siempre está. Existe un tabú para hablar de religiosidad, de filosofía, de enseñanzas que herméticas siempre están. El gobierno ha creado unas leyes educativas donde ciertos contenidos, dicen ellos, que es mejor no tratar. Contenidos que curiosamente en la filosofía, en el arte y en esas materias de las que antes les hablaba, dicen ellos que es mejor no tocar. El gobierno pretende que me crea su verdad, que ni el borracho del bar se la puede tragar. Una verdad que ni siquiera acompañando con una copa de ginebra, puede bajar. Y luego, irónicamente, la pornografía al alcance de los menores fácilmente está. ¡Y todos ustedes saben que ésto es una realidad! Parece que la humanidad prefiere hablar de culos y tetas antes que de cultura y del saber ancestral. ¡Qué pena la verdad! Yo, para serles sincera, me inclino por la lectura que me aporte algo más que una postura sexual. Hace unas semanas, en un artículo de la BBC News, leí que en Júpiter y Saturno llueven diamantes; “Asombroso” fue lo que pensé. Quizás algunas personas, más materialistas que espiritual, al enterarse de esta noticias, lo primero que harían, sería comprarse una buenas botas de agua, chubasquero y paraguas para ir en busca de estos diamantes, de los que muchos creerán que podrán fin a su infelicidad. ¡Qué pena me da! Pues no hay mayor pobreza que la falta de espiritualidad; Esta claro que a cada uno le llueve , lo que le tenga que llover y ya está. Quizás Audrey, la muchacha que desayunaba con diamantes, la idea de irse a estos planetas, le hubiese gustado más que en La Tierra estar, pero yo, a pesar de que me encantan las piedras, no cambios mis gotitas de agua por na´, pues si se paran a pensar, el agua es más fuerte e importante que cualquier mineral. Las gotas de agua que caen en la tierra dan vida a la humanidad, las gotas de diamantes que caen en otros planetas desconozco que darán, y les aseguro una cosa, que no me voy a obsesionar, porque yo sólo me ocupo de estar aquí y ahora, y no en un lugar que a años luz está. Fuese como fuese, vivamos el presente aquí y ahora en este planeta que nos ha tocado cuidar. Ojalá, aquellos que prefieren desayunar con diamantes, un día descubran que rico está el pan tumaca para desayunar, y que de una vez por todas, se den cuentan que nuestros dientes no están diseñados para masticar ninguna piedra, por muy buena pinta que ésta pueda aparentar. Al hombre de hoy, en su afán material, lo veo capaz de meter en la pirámide alimenticia, piedras preciosas para picotear. Todo es posible; créame, pues ya hasta el oro se puede, aunque en pequeñas dosis, encontrar en el menú de restaurantes de alta calidad. A veces, sólo a veces, pienso que el mundo se ha puesto girar a mayor velocidad, y por eso, a más de uno el sentido común se le ha descolocado del lugar, donde el sentido común debería estar. Pero, ¿Quién soy yo para juzgar? Si he escrito un libro donde una piedra puede soñar.. Ya lo decía mi sabia abuela ; ¡Johanna no se puede criticar, que cada uno diseñe su vida como la tenga que diseñar!
Johanna Pérez Hernández