Los títulos, como norma general, advierten y preparan al lector del contenido del artículo que van a leer, es decir, los ponen en situación. En este caso, el título del blog de hoy no es un titular que diga mucho de lo que les quiero contar. ¡Así que, habrá que leer para descubrir que les quiero relatar! Es más, les diré que el nombre que le he dado al texto que van a leer es una frase incompleta, que se encuentra dentro del mismo escrito. ¡Ésta no viene encriptada y será muy fácil de identificar! Quizás, me caigan piedras, por esta rebeldía de poner un título que no dice nada, que no es atractivo, y que no cumple con la normal general, que dice como se debe redactar un buen titular, para captar así la atención de aquellos que te quieran ojear. (Cuando digo que me caerán piedras, me refiero a críticas, no se lo tomen literal) pero a estas alturas de la partida, creanme que poco me preocupa las piedras que me puedan lanzar. El blog es mío, el blog es nuestro, y de nadie más. ¿Quiénes son “nadie más”? Pues, aquellas personas que no saben navegar por los textos, que sólo se quedan con lo superficial. Aquellas qué dicen que un escrito es bueno, sólo porque lo dicen los demás. Los demás, esa masa que se mueve por el que dirán, y no se dan cuenta que “los demás” son ellos mismos, dando vueltas como perritos sobre sí mismo, intentando morderse la cola, que ellos creen que les está persiguen y queriendo molestar, y sólo cuando consiguen dar el chasquido a esa cosa extraña que tenían detrás, sólo entonces se darán cuenta de que lo que han mordido es su propia realidad; su cola y la de nadie más. Un jopo que no habían descubierto que era de ellos, hasta que llegó el dolor de la mordedura. Un dolor que es la señal de que la verdad ha llegado a nuestra vidas, para hacernos despertar. Vivimos creyendo lo que dicen los demás, sin contrastar, sin reflexionar, sin cuestionar, y pobre de aquellos que quieran hacer lo contrario, que quieran ser como los niños curiosos de tres años, porque serán motivo de conversación entre aquellas personas que les encanta comer de primer plato, una comida que es difícil de digerir, y que hasta a la misma digestión se le pone los pelos de punta cuando ve que en el menú del día toca; chuleta de crítica, acompañadas con papas del país; un país que no quiere de postre creatividad, sino que prefieren tomar lo de siempre, deshonestidad. Toda persona que ha visto a un ingenuo perro dar vueltas con la misión de atrapar su propio rabo, siempre termina riéndose de la situación. Es normal, todos nos hemos reído alguna vez, al ver a los caninos querer atrapar al advenedizo, porque para ser honesta con ustedes, la situación es verdaderamente cómica y como consecuencia, nos vemos subiendo a las redes sociales, videos sobre el perrito de turno en su afanosa tarea de atrapar al intruso que está perturbando su paz; “su” propia cola. La pregunta que les lanzo hoy es la siguiente: ¿Y quiénes son los que subirán a sus redes sociales, los videos donde nosotros “los humanos” nos vemos corriendo estúpidamente tras nuestras colitas? Entendemos por nuestra colitas, “nuestros miedos, tropiezos, complejos, nuestras envidias, críticas y ganas de hablar en tercera persona” ¿Sigo? Verdad que no, no hace falta seguir sacando ropa sucia sobre esta verdad. Ahora si me lo permiten, me voy a reír de misma, porque ya veo a mi señor Ego ponerse chulo conmigo, y lanzándome un susurro penetrante que dice ¿Qué haces Johana, eres boba? ¿Cómo vas a decir eso sobre ti? ¿Has pensando que pueden pensar los demás? ¡Los demás! Oh Dios mío, lo olvidaba, este blog no sólo lo leemos nosotros, también los leen las masas, y aunque a mi no me molestan las lluvias de críticas, mi ego, al que tengo a régimen de pensamientos basura, sí que le causa mal estar. Para serles honesta, antes me solía dar pena, y sobre todo solía prestar atención a mi ego cuando lo escuchaba lamentarse, pero desde hace un tiempo, nuestra relación, me refiero a la del Ego y yo, pues no anda muy bien, creo que algo ha cambiando en nosotros. Sin ir más lejos, el otro día estaba pensando en la próxima publicación de mi Facebook; abriendo el corazón y éste sin más, se metió en mis pensamientos. Fue tal la molestia que me causó, que lo tuve que mandar a la mierda. Literalmente le dije, que ya no aceptaba tenerlo en mi vida. No se han parado nunca a pensar en ello, Los Egos, que por cierto, todos tenemos, se han adueñado de nuestras vidas, son el clásico amigo que va de bueno, pero la verdad del asunto es que tú ego no quiere que avances, éste sólo te quiere a su merced, y para ello te llena de miedos y complejos. Tanto es así, que hay personas que se han descuidado, y viven dominados por sus egos, y como consecuencia, la vida de estas personas, que no son más que víctimas del “yo y después yo” se ralentiza tanto, que hasta la evolución de las piedras parece ir a la velocidad de la luz, comparada con la evolución de estas personas. Si alguno de ustedes creen que soy exagerada, les diré que ésto es un recurso literario, conocido como hipérbole. ¡Madre mía, que buena soy buscando justificaciones a mis “pedradas” Quizás sea por eso que en la revista L7VE (revista canaria) me nombraron como la musa de las piedra en uno de sus artículos. ¡Mmmm, me surge la duda! Tendré que preguntarle al director de la revista; Enyer Valdez. ¡Sí alguien tiene su teléfono que me lo pasé por favor!. (Les aseguro, que el Distinguido comentará algo sobre ésto) Como siempre les digo, en fin que no es lo mismo que fin, llegó la hora de concluir. Así que, concluyo este artículo con la siguiente reflexión, “Quizás el perro es el mejor amigo del hombre porque el insisto animal de ambos sea el mismo lenguaje que empleamos para relacionarnos con los demás” Dicen que hay perros a los que sólo les falta hablar, y yo les aseguro que hay hombres que han perdido la habilidad, de pronunciar dos palabras seguidas que tengan sentido para el resto de mortales, que por ahora no han perdido la habilidad de hablar correctamente, tal y como lo haría un animal racional. ¿A dónde iremos a parar con esta lengua? que parece que va como los cangrejos, evolucionando hacia atrás, y eso señores y señoras lectoras se le llama involucionar. Sí el refrán dice, que no demos ni un paso atrás para coger impulso, no lo hagamos entonces con la lengua, que es con la única herramienta que nos diferenciamos con el resto de reinos; mineral, vegetal y animal. ¡Cómo siempre digo, que lluevan letras, no la de las facturas, sino aquellas que podamos combinar y conjugar, para poder expresarnos con la elegancia del buen saber hablar. Por favor, te lo pido por favor, no restes nunca calidad a las buenas formas, al arte del buen saber hablar! “El chacho loco” nunca estuvo de moda, y nunca lo estará. Johana Pérez Hernández – J&J-