A principios de este verano el Gobierno de Canarias anunció que acababa de iniciar los trabajos de estudio y diagnóstico sobre la situación de la infancia y la familia en Canarias porque, según reconoció la consejera de Empleo y Políticas Sociales Cristina Valido, es necesario “contar con un instrumento básico con el que tomar decisiones de políticas sociales en materia de infancia y familia en los próximos años”. El anterior estudio data del año 1996 y tuvo una revisión en 2001. Coincido con la consejera que esos datos están desfasados y por tanto no son una herramienta válida para poder planificar las políticas sociales y coordinarlas con otras instituciones.
Si el Gobierno canario que en este año 2017 tiene unos presupuestos de 7.300 millones de euros (frente a los 54 millones del Ayuntamiento de Santa Lucía) lleva 21 años sin hacer un diagnóstico sobre la situación de la Infancia y la Familia en Canarias, imaginen lo complicado que lo tenemos los ayuntamientos que hemos sufrido en la última década unos drásticos recortes de los presupuestos y de la financiación que nos tenían que aportar el Gobierno del Estado y el ejecutivo canario. Esos recortes se han producido en los peores momentos, cuando más necesitábamos presupuestos para apoyar a miles de familias canarias que en muchos casos se veían sin ningún ingreso.
La llamada crisis económica de la última década ha provocado más desigualdad social, más empobrecimiento de los que menos tenían y el aumento de beneficios de una minoría privilegiada (que se ha beneficiado de políticas como la amnistía fiscal). Informes como los de Cáritas nos dicen que la pobreza ha castigado cada vez más a la mujer y la infancia. La infancia es la etapa más vulnerable, la del crecimiento, físico, mental, emocional, cultural, familiar y espiritual, la etapa del desarrollo, cuando las vivencias y los recuerdos se anclan a la mente.
Desde el gobierno municipal de Santa Lucia lo vimos claro, por eso a pesar de los recortes impuestos y de las reformas legales, pusimos más empeño en sacar adelante programas y servicios para minimizar los efectos de esta situación. Tanto desde la prevención como desde la asistencia al menor y a la familia, en un proceso normalizado con el respeto a su intimidad y sobre todo el derecho a mantener su dignidad, siguen en marcha diferentes programas sociales y educativos.
Seguimos con nuestras escuelas infantiles de 0 a 3 años, cuando el Gobierno de Canarias abandonó su financiación en el 2011, nuestra reacción fue diferente a la de otros ayuntamientos. Ni las cerramos ni las privatizamos, las asumimos con el déficit de un millón de euros que las dejó el ejecutivo autonómico, y aumentamos nuestra aportación municipal de manera que los niños y niñas sin recursos de 0 a 3 años han podido seguir beneficiándose de un espacio educativo y social que, además, garantiza la comida diaria.
El programa de prevención de la vulnerabilidad infantil nos permite investigar las derivaciones y denuncias de situaciones de vulnerabilidad de menores, y llegar a conocer por parte de técnicos especializados la verdadera situación en la que se encuentran estos menores. A través del Programa de Orientación y Mediación Familiar se prestan dos servicios principales, orientamos a la familia sobre los problemas de las relaciones familiares y la mediación familiar como opción a aquellas parejas que ante una situación de conflicto o ruptura deseen llegar a acuerdos para proteger al menor. Desde el centro de estimulación temprana trabajamos con niños y niñas de 1 a 3 años con necesidades especiales, atendiendo tanto al menor como a la familia.
También tenemos el Programa contra el absentismo escolar para menores entre 3 y 16 años. Hacemos una intervención directa con los menores y sus familias en acciones de prevención y promoción, con el propósito de normalizar la vida escolar y socio-familiar.
Los centros de tarde son espacios de encuentro y convivencia comunitaria, con marcos de aprendizaje y creatividad, donde prevalecen los aspectos preventivos e integradores, que nos permite incidir directamente en la promoción de los menores, y respaldar a sus familas.
Pero el mayor potencial que tenemos en nuestros Servicios Sociales, son los hombres y mujeres que forman los equipos multidisciplinares, profesionales que trabajan en servicios especializados, de ámbito municipal, para la atención a menores y sus familias. Desde aquí quiero darles las gracias por su conocimiento, su buen hacer, su esfuerzo y compromiso con nuestra infancia.
Estas políticas, y la promoción de la participación de los niños y niñas y jóvenes en nuestro municipio, contribuyeron a que UNICEF nos otorgara en 2014 el sello de Ciudad Amiga Amiga de la Infancia que aspiramos a renovar, solo 3 municipios canarios tienen este reconocimiento. Santa lucia destina de manera anual en torno a 1 millón y medio de euros solo a la Infancia y la Familia, casi 300 millones de las antiguas pesetas para quienes aún no se hacen a la idea de los euros. A ello hay que añadir los presupuestos destinados a otras políticas sociales como drogodependencias o Alzheimer, donde contamos con centros especializados que no tienen otros municipios.
Continuaremos con nuestro compromiso, cuando aumenta la exclusión social la infancia se empobrece. A la desidia o los recortes de otras instituciones seguiremos respondiendo con el compromiso con políticas sociales públicas, con la defensa del Estado de Bienestar que ha intentado desmantelar el PP con las leyes que impuso cuando tenía la mayoría absoluta. Como diría Tonucci, desde el Ayuntamiento de Santa Lucia “no vamos a descuidar el espacio público, aquel que para muchos niños y niñas, es el único”.
Dunia González Alcaldesa de Santa Lucía