Hace unos pocos meses, el presidente del Gobierno regional, Fernando Clavijo, tuvo la oportunidad en el Debate de la Nacionalidad de exponer cuáles eran las prioridades para nuestra tierra. Tras escucharle atentamente, intervine en nombre del Partido Socialista, afirmando que el presidente del Gobierno de Canarias había dedicado más tiempo en su discurso para hablar de los eSports que de la Educación de 0 a 3 años, a la que no dedicó ni una sola línea. Entonces, y ahora me reitero, le trasladé que su sensibilidad estaba más cerca de la virtualidad que de la realidad social de nuestra tierra.Hoy la polémica de si los eSports son o no deporte, o si deben entrar o no en las aulas, preocupa más al gobierno autónomo, empeñados en que sí, que el análisis riguroso del penoso sistema educativo que sufre Canarias.
Empecemos por el doloroso estado de la Educación de 0 a 3 años. Ocupamos (atención) el último puesto de todas las Comunidades Autónomas en la escolarización de ese alumnado. De cada 100 niños y niñas de esa edad en nuestra tierra, apenas cinco están en escuelas públicas. En el País Vasco (primera posición) son 30 de cada 100, e incluso quien ocupa el penúltimo lugar de escolarización en nuestro país, Murcia, dobla la escolarización de Canarias. Es decir, una tierra como la nuestra, con rentas per cápita bajas, con un índice de pobreza del 44,6 por ciento, está doblemente marginada por el gobierno en minoría de Fernando Clavijo en lo que respecta a la atención a estas familias con hijos e hijas de 0 a 3 años, a quienes les burla la posibilidad de una sociedad más justa y con oportunidades para todos,independientemente de sus recursos económicos: y esa es una cuestión de carácter ideológico.
Muchas familias sin recursos del Archipiélago no pueden optar a una escuela infantil pública porque, en Canarias, no existe. Se ven obligados a que los cuiden sus abuelos y abuelas, u otros familiares, porque no tienen recursos para llevarlos a la escuela privada. Esto produce, en el seno familiar,tremendos perjuicios ante los que el Gobierno de Coalición Canaria, Fernando Clavijo y su consejera de Educación, son insensibles, e incapaces de resolver.
En el debate del Presupuesto de 2018, el Partido Socialista en Canarias le pidió al presidente del Gobierno en minoría que incrementase esta dotación de manera importante.Su respuesta – por eso también nuestro voto en contra fue un aumento insuficiente que hace que hoy sigamos en el último lugar, muy lejos de la educación que los niños de 0 a 3 años precisan.
Penoso.
Como penosa es también la situación del personal docente en Canarias. Ocupamos ( atención) el penúltimo lugar de España con respecto al número de docentes por habitantes. Para alcanzar la media del estado, que en la actualidad es de 9 docentes por cada 100 habitantes, Canarias necesitaría aumentar su plantilla en 2.400 profesionales. Si quisiéramos igualarnos a Asturias (ocupa el primer lugar, y sin embargo con una renta per capita semejante a Canarias) tendría que haber en Canarias 5.000 docentes más .
Las consecuencias son evidentes y las hemos padecido en el curso escolar recién terminado, y desgraciadamente las padeceremos en el que está cerca de empezar: profesorado que no se sustituye, aulas con ratios altas, atención a la diversidad insuficiente por falta de profesionales cualificados específicamente y por ausencia cuantitativa de docentes.
Profesoras y profesores; maestros y maestras a quienes hay que agradecerles su profesionalidad y vocación, al sustituirse unos a otros cuando hay bajas que tardan tanto en cubrirse de manera injustificada.
Además, este gobierno en minoría falta al respeto institucional y parlamentario de manera flagrante. El Gobierno de Coalición Canaria,
Fernando Clavijo y su consejera Soledad Monzón, incumplen el mandato de la recientemente aprobada Ley de Educación, y también del anterior Pacto por la Educación, que establecía alcanzar el 5 por ciento del PIB antes de 2022.
En 2018 ya tendríamos que estar por encima del 4,4 por ciento. La realidad, y no hace falta mirarla con gafas 3D, es que Canarias apenas destina el 3,6 por ciento del PIB a educación.
Y también en esto ocupamos un lugar vergonzoso en comparación con otras Comunidades Autónomas que tienen rentas per capita menores que Canarias, como Murcia, Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura, y que sin embargo están por encima del 4% destinado a educación. Y eso que ninguna de ellas contó con un aumento presupuestario extraordinario de casi mil millones de
euros como contó Canarias en 2018 y que Clavijo y su gobierno han sido incapaces de destinar a servicios básicos como la formación a nuestro jóvenes.
La conclusión es que Fernando Clavijo y su gobierno, de Coalición Canaria, dan la espalda a mejorar la educación en Canarias, cohesionando a las familias, dando respuesta a los profesionales, apostando por un Pacto por la Educación del que sentirnos todos copartícipes y orgullosos.
Su respuesta ante todo esto es la ausencia de diálogo, de debate, de búsqueda de consenso: su propuesta de mejora educativa acaba en los eSports.
En vez de construir de abajo hacia arriba, de escuchar a la comunidad educativa, de abrir los oídos a los posicionamientos de los profesionales, del mundo del deporte y de la educación, mayoritariamente en contra de una virtual y parece obligada introducción de los eSports, como sea, contra quien sea, porque sí y punto, en las escuelas o en los espacios deportivos; en vez, como decimos, de construir y esforzarse Clavijo y su gobierno en mejorar sus vergonzosos números, acaban trivializando la educación, defendiendo no se sabe qué intereses y desviando hacia la virtualidad el hecho, absolutamente real, de que el gobierno de Canarias, el de Clavijo, lidera la peor educación de España. Y esa vergonzosa realidad no hay videojuego que lo cambie. Lo harán las urnas.