2017 ha sido una gran cosecha para el vino blanco seco “Señorío de Agüimes” con la concesión de numerosos premios: dos medallas de oro y una de plata.
Los caldos correspondientes a esta campaña cosechan tres distinciones:
- Medalla de oro y 1º premio en la XXIII Cata Insular de Vinos de Gran Canaria.
- Medalla de Oro y 1º Premio en el IV Certamen Insular de Vinos de Gran Canaria – Joyas Enológicas.
- Medalla “Bacchus de Plata” en el XVII Concurso Internacional de Vinos
La trayectoria del vino blanco Señorío de Agüimes ha venido refrendada por la historia de un proyecto que parte de la voluntad municipal, con la colaboración de un grupo de agricultores y agricultoras del municipio, interesados en recuperar la tradición vitivinícola de la villa que se remonta al siglo XV.
Desde las primeras etapas del proyecto de recuperación de la viticultura del municipio han sido diversos los galardones recibidos por este vino, reconocido en diferentes ediciones de la cata insular de vinos organizada por el Cabildo de Gran Canaria.
Todos estos reconocimientos vienen a consolidar el vino Señorío de Agüimes como uno de los mejores vinos blancos a nivel regional e internacional.
Dentro de este proyecto, cabe resaltar la tarea realizada por Sebastián Ortega Olivares un viticultor del municipio que, a raíz de su inquietud por conocer el mundo del vino, ha conseguido junto con sus compañeros viticultores elaborar un caldo reconocido entre los mejores de la isla.
Una iniciativa municipal que ha conseguido aunar la práctica totalidad de la cosecha de uva del municipio para conseguir los caldos tan famosos en la antigüedad con las variedades Moscatel, Malvasía y Listan.
El VINO BLANCO SEÑORÍO DE AGÜIMES se caracteriza, en la fase visual por su color amarillo paja pálido, ribetes amarillo verdosos, limpio y brillante. Mientras que en la fase olfativa nos muestra una intensidad alta con aromas primarios típicos de la Moscatel con pinceladas de frutas tropicales, a membrillo, albaricoque, pera y piña.
Y finalmente en la fase gustativa, nos describe un vino equilibrado con una acidez fresca y viva, con aromas en retronasal a frutas secos como pasas y dátiles típicos de la variedad Moscatel.