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EL PARQUE TONY GALLARDO, ARTE Y NATURALEZA

Desde el pasado jueves el Parque Tony Gallardo, situado junto a las dunas y la charca de Maspalomas, ha vuelto a abrir sus puertas tras la restauración realizada por el Cabildo de Gran Canaria. La reapertura del parque encierra un enorme significado. Ha sido un momento muy esperado y recoge múltiples simbolismos que, estoy seguro, hoy  alegran a los hombres y mujeres de esta isla.

 

Esta reinauguración expresa la prioridad que el Cabildo de Gran Canaria ha concedido en los últimos cuatro años a la conservación de nuestro medio natural. Supone también el homenaje y el reconocimiento a Tony Gallardo, uno de los artistas canarios más destacados del último siglo y uno de los  más apreciados por materializar con elementos a la vez naturales, modernos y originales la identidad creativa de nuestra cultura. No olvidamos que lideró el decisivo manifiesto de El Hierro en 1976.

 

Contamos con un parque en el corazón de la zona turística más importante de Canarias y probablemente de España y queremos confirmar con ello que nuestro modelo turístico quiere ser sostenible, en el que la visita de millones de turistas sea compatible con la conservación cuidadosa de nuestras riquezas naturales y culturales. Y podemos celebrarlo gracias a una gestión rigurosa de la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria, desde que asumimos el gobierno en 2015 y con la dirección de los consejeros Juan Manuel Brito, Miguel Ángel Rodríguez e Inés Jiménez en la actualidad. Pero necesitábamos la colaboración de la corporación municipal y la hemos encontrado en el actual grupo de gobierno y quiero destacarlo públicamente.

 

Hace 24 años que nos dejó el escultor Tony Gallardo. Formó parte de la diáspora artística canaria, que llevó a algunos de nuestros mejores creadores, vanguardia internacional, a establecerse fuera de Canarias para buscar las oportunidades de desarrollo artístico y personal que no encontraban en su tierra natal. Fue además un referente de compromiso político con su tierra y, gracias a ello, hoy la geografía de Gran Canaria está jalonada de su obra escultórica,  un “diálogo con el paisaje amado” en palabras del propio Gallardo.

 

Y fue su genio creativo el que por primera vez vislumbró el espacio que inauguramos el jueves como un parque abierto al público, una frase más de ese diálogo con el paisaje que amamos y nos identifica, una reconciliación con la naturaleza que nos conecta, a través de un río de piedra y lava, con el territorio que nos legaron nuestros ancestros indígenas.

 

Es gratificante disfrutar de nuevo del parque que lleva su nombre, el parque que soñó y diseñó, enclavado en uno de los parajes de más valor medioambiental de toda Europa. Un concepto innovador que aúna los dos elementos que más y mejor nos identifican como pueblo, la  cultura y el  paisaje, con la piedra como nexo de unión ancestral, testigo y garante de nuestra historia.

 

Hace apenas cinco años ese espacio se encontraba en un estado de serio deterioro, con un vallado perimetral en mal estado, ausencia de áreas de estancia adecuadas, deficiencias en el circuito de agua, presencia de escombros y de residuos orgánicos, así como grandes daños en las palmeras ocasionados por la diocalandra. Su rehabilitación paisajística, su reforma y la inclusión del legado de su creador era uno de los proyectos prioritarios  para el Cabildo de Gran Canaria.

 

Ha sido un camino que no ha estado exento de dificultades. De la misma manera que este Parque representa lo mejor de nuestra identidad canaria e isleña, lamentablemente el proyecto de reforma también sacó a relucir algunos de los peores ejemplos de un modelo político de confrontación que debemos superar y desterrar.

 

Pero las dificultades encontradas hacen si cabe aún más gratificante el acto del pasado jueves. Porque demuestra que cuando se combina el genio creativo, el trabajo técnico, la voluntad política, la colaboración con la sociedad civil y la coordinación entre administraciones podemos conseguir resultados extraordinarios de mejora de nuestro territorio.

 

El Parque Tony Gallardo se encuentra en la Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas, compuesta por el Dunar, el Oasis y la Charca y constituyen un entorno natural único en el mundo. Un “punto caliente” de biodiversidad mundial, zona de paso de diversas aves migratorias y de endemismos como la palmera canaria, el Lagarto Gigante de Gran Canaria y diversas especies de insectos que solo se localizan en este ecosistema.

 

Pero la importancia del lugar no es sólo medioambiental y paisajística. El Oasis que se encuentra a escasos metros es Bien de Interés Cultural en su categoría de Sitio Histórico, ya que existen sobradas evidencias de que fue desde ese punto desde el que Cristóbal Colón zarpó, tras haberse abastecido de agua de la charca y leña de tarajal, con rumbo a las islas del Caribe, siendo parte relevante de uno de los acontecimientos más importantes de la historia universal.

 

El Parque Tony Gallardo viene por lo tanto a completar esta excepcional combinación de valores ambientales, culturales e históricos situada en el corazón de Gran Canaria. Sus nueve hectáreas componen un jardín de interés botánico de sitio y recrean la secuencia entre el bosque termófilo de fondo de barranco y la vegetación propia del litoral y servirá como área de refugio para aves. Pero quienes lo visiten también podrán conocer, contemplar y profundizar en la obra Tony Gallardo, y disfrutar en el interior del recinto de cinco de sus esculturas, cedidas por su familia en un enorme acto de generosidad y compromiso con su tierra.

 

Los más de dos millones de euros que el Cabildo de Gran Canaria ha invertido en la rehabilitación del Parque Tony Gallardo pueden hacer que este espacio se  convierta en un referente, un ejemplo del nuevo tiempo que debemos inaugurar en el modelo turístico de Gran Canaria. Una etapa en la que esta actividad sirva para reafirmar nuestros valores, cultura e identidad y darlos a conocer al mundo. En la que el turismo sea el aliado de la conservación de nuestro medio y no un depredador del territorio.

 

El parque se encuentra en el municipio más turístico de uno de los países más turísticos del mundo. La influencia de lo que aquí hacemos no se circunscribe solo a nosotros, sino que tenemos la potencialidad de convertirnos en un ejemplo, en una voz con un modelo propio que sea reconocido, admirado y adaptado en otras partes del mundo. Desde la humildad, pero también desde la ambición que debe guiarnos hacia un futuro mejor, quiero pensar que  estamos reafirmando una alianza de progreso entre cultura y naturaleza.

 

Un proyecto de estas características no sería posible sin el esfuerzo de muchas personas e instituciones. En primer lugar me gustaría agradecer la implicación de la familia de Tony Gallardo,  su viuda, Mela Campos y sus hijos Tony, Germán y Marcos Gallardo, no solo por la cesión de las cinco esculturas, sino por la excelente labor que realizan para conservar y divulgar el enorme legado del artista. Si la inauguración del parque fue tan especial es porque estamos seguros de que, de estar entre nosotros ahora, Tony estaría muy orgulloso.

 

Por supuesto hay que reconocer el trabajo del área del medio ambiente del Cabildo de Gran Canaria, y del personal que ha estado implicado en este proyecto en concreto pero que también del que día a día se esfuerza en la conservación de la Reserva Natural, sin la que esta actuación carecería de sentido. Igualmente a la actual consejera del área y a los dos consejeros anteriores cuyo trabajo y tesón nos han permitido estar llegar hasta aquí.

 

Mi agradecimiento a los arquitectos Pedro Romera, Ángela Ruiz y a todo su equipo, que han sabido entender e interpretar como nadie la mirada de Tony Gallardo sobre este espacio, complementándola con el concepto de sostenibilidad que está siempre presente en los trabajos de este estudio. Igualmente a la empresa TRAGSA que ejecutó la obra. Y por último al grupo de gobierno del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, que será el encargado de la gestión diaria del Parque Tony Gallardo –con una aportación anual de 100.000 euros del Cabildo- y  que desde un primer momento mostró toda su predisposición a colaborar para conseguir inaugurarlo  y concluir el proyecto ideado a finales de los años 90 por el autor.

 

Decía Tony Gallardo que “el hombre se reconoce, se reencuentra por y en sus huellas”. Yo estoy seguro de que todas las personas de Gran Canaria se reconocen en este parque, ejemplo de la profunda huella que la obra y el pensamiento del escultor dejó en la isla. Esperemos que actuaciones como esta nos sirvan para reencontrarnos con la senda de sostenibilidad, conocimiento y amor por la tierra que nos enseñan las huellas que están inscritas en toda la cultura canaria.

 

Antonio Morales Méndez
Presidente del Cabildo de Cran Canaria

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