- El próximo año el servicio pasará de 6 a 10 meses
- Al ser modelos ligeros, pueden operar en barrancos
- Cargan en vertical en cualquier presa y dan una continuidad a las descargas muy importante para la extinción
- Puede realizar sueltas muy bajas frente a los de mayor dimensión, que generan vientos que avivan el fuego
- Los imprudentes acuden a apagar sus hogueras cuando oyen los helicópteros, que también cumplen función disuasoria
Las Palmas de Gran Canaria, 15 de mayo de 2020.- Los helicópteros del Cabildo de Gran Canaria son esenciales para efectuar el primer ataque nada más avistarse una columna de humo porque son capaces de despegar en 10 minutos con un equipo presa a bordo, dejarlo en el lugar del fuego e iniciar la descargas continuas de 900 litros de agua con el objetivo de extinguirlo antes de que vaya más, algo que dependerá mucho de la temperatura y los vientos, por ello son de vital importancia en un sistema de extinción y hoy entraron en funcionamiento.
Pero los incendios ya no solo se circunscriben a los veranos, como demostró el incendio de Tasarte, que en pleno mes de febrero arrasó mil hectáreas, de modo que el pliego para licitar el servicio a partir del próximo año contemplará su ampliación de seis a diez meses, anunció hoy la consejera de Medio Ambiente, Inés Jiménez.
Con el contrato que finaliza este año, uno está operativo seis meses (del 15 de mayo al 15 de noviembre) y el segundo, cuatro meses, los de más calor para que sean dos en servicio (del 15 de junio al 15 de octubre), el objetivo es que el segundo se mantenga en la época de mayores temperaturas y el primero esté disponible diez meses.
Se trata de modelos ligeros por ser los más adecuados a la orografía de Gran Canaria, con 1.500 barrancos, ya que su versatilidad les permite operar en rincones a los que naves mayores no pueden llegar, mucho menos para dejar al equipo presa, esenciales para que consoliden por tierra el trabajo realizado desde el aire, explicó la piloto del Presa Hotel 1, Marlene Nogueira, quien también estuvo al mando de esta aeronave durante los incendios del pasado verano, cuando realizó más de cien descargas al día.
Por aire, media hora antes que por tierra
“Son de intervención rápida y posicionamiento de las cuadrillas en tierra, es importante poder actuar rápidamente” y mientras el helicóptero llega en unos minutos, en coche se puede tardar 40, y esa media hora marca la diferencia entre amarrar o no amarrar un incendio. Una vez el personal en tierra, y realizadas las dos primeras descargas para “calmar el fuego”, prosiguió, el técnico del equipo presa le indica el flanco por el que necesita la descarga.
Además, al ser naves ligeras pueden coger agua casi en cualquier punto, no solo en los depósitos estratégicamente ubicados para ello por el Cabildo, sino en balsas, presas y hasta piscinas, algo que no podría realizar un helicóptero de mayores dimensiones como un Kamov por el destrozo que ocasiona si hay viviendas u otras propiedades próximas. De hecho, este tipo de helicópteros suelen tener base solo en los aeropuertos, de modo que otra ventaja de estas naves ligeras es poder tenerlas basadas en la cumbre, además de poder realizar descargas bajas, ya que el viento que generan los mayores avivan el fuego y les limita bajar tanto.
Sí advirtió la piloto que las personas deben guardar cierta distancia de seguridad, pues durante los incendios tienden a acercarse a donde observan que están tomando agua, pero si por algún motivo debe soltar el agua, se trata de casi una tonelada, por lo que pidió no acercarse tanto para evitar esta o cualquier otra incidencia.
Evitar la primera chispa, lo realmente importante
Cargar cerca, de forma vertical y rápida les permite dar una continuidad a las descargas, de apenas unos minutos entre una y otra, muy importante para la extinción, subrayó Nogueria, quien agregó que en un incendio la eficacia viene de la mano de la buena integración de los medios, ya que tienen distintas funciones.
Sin embargo, la mejor extinción es la del incendio que no se produce, por eso lo realimente esencial es evitar la primera chispa.
Y es que la totalidad de los incendios de Gran Canaria tienen detrás la mano del ser humano, la mayoría por negligencias, ya sea usar maquinaria en días de calor y viento, por quemar rastrojos un día inapropiado o cualquier otra imprudencia que lleva aparejado el uso de elementos de ignición bajo la creencia de que es manejable, un autoengaño que lleva a la movilización de miles de personas, miles de hectáreas arrasadas, y la puesta en peligro de propiedades, animales y muchas vidas humanas.
Identifican fuegos indebidos
Los helicópteros, de cuya puesta a punto diaria se encarga el mecánico aeronáutico Daniel Rodríguez, también cumplen una importante labor disuasoria, pues desde el aire se observa cómo a su paso se acude a apagar quemas de rastrojos y otros fuegos indebidos, de modo que no se trata tanto de una inconciencia como de una falsa confianza. En cualquier caso, desde el aire se toman fotos y coordenadas para que los agentes de Medio Ambiente, que son agentes de la autoridad del medio rural, acudan al lugar y abran expediente por la desobediencia. Por seguridad, las aeronaves no abandonan el lugar hasta que ese fuego ha sido extinguido.
Sin la ayuda de la población, concluyó la consejera, la prevención de incendios forestales no será posible, por ello debe colaborar también en la limpieza de los entornos de sus casas y sus fincas, y este mes de mayo es precisamente la última oportunidad para prepararse para el alto riesgo del verano.