La situación social y económica de Canarias exige que aprovechemos todos los recursos, todas las oportunidades públicas y privadas para generar actividad, promover empleo, recuperar a personas del paro y sostener a la pequeña y mediana empresa que constituye el esqueleto fundamental de nuestra sociedad. Y dentro de ese plan de actuación, el turismo representa un sector fundamental por la cantidad de empleos directos e indirectos que sostiene y por la cadena de influencias e inversiones que origina en todos los sectores relacionados y que en Canarias afectan a más de la mitad de nuestra población.
Aunque no nos dediquemos directamente a la actividad turística, en la renta de los hombres y mujeres de Gran Canaria siempre habrá recursos procedentes de ella. A todos nos atañe también contribuir decididamente a frenar los contagios y la propagación de la Covid-19 para recuperar nuestra imagen de destino seguro. A las administraciones, por su parte, les pido unidad de acción para actuar sin dilaciones.
Recuperar la actividad turística es una prioridad que debe convocarnos y comprometernos a quienes aspiramos a que nuestra tierra recupere cuanto antes una situación de estabilidad y de bienestar social. El Cabildo de Gran Canaria tiene esa orientación absolutamente clara desde que se decretó el estado de alarma y dentro de sus competencias trabaja sin descanso. Desde la Consejería insular de Turismo y el Patronato de Turismo de Gran Canaria pero también desde el conjunto del Gobierno de la isla de manera transversal. Sabemos que el esfuerzo no depende solo de lo que el Cabildo programe, porque estamos condicionados por las exigencias sanitarias, por la evolución de la pandemia en nuestra tierra, por las decisiones de los países de procedencia de nuestros turistas y por la implicación del gobierno central, pero contando con esta complejidad tenemos que seguir peleando por que la temporada de invierno se recupere con los mejores datos posibles. Esa tiene que ser nuestra meta.
Y en esta apuesta nos encontramos, tal vez por primera vez en la historia, con que la recuperación de un sector económico tan decisivo como el del turismo depende del compromiso de toda nuestra sociedad. La salvación de la temporada de invierno pasa, en primer lugar, por que los datos de la pandemia se reduzcan y vuelvan a la situación de los primeros momentos de la crisis. Tenemos que realizar en Gran Canaria y en el conjunto de Canarias, un esfuerzo colectivo para detener los contagios, para reducir el número de personas afectadas y para disminuir la presión sobre nuestros hospitales. En definitiva, para mejorar los indicadores con el fin de recuperar, en la medida de lo posible, nuestra situación anterior.
Y esta gran aportación pasa por la conducta cívica y solidaria de toda la población, de todas las edades y de todas las islas. Necesitamos que las fuerzas de orden público sigan realizando la labor de información y control para que se cumplan las medidas de prevención y ninguna minoría inconsciente dañe el interés general. Contener la pandemia es una cuestión prioritaria de salud pública y de adecuar el sistema a las necesidades del momento, pero aunque nuestro sistema de salud funcione, si el conjunto de la sociedad no comprende que todos contamos, y que todos podemos ser transmisores, no ganaremos este pulso. El turismo en estos momentos depende directamente de que estos indicadores se normalicen y permanezcan estables y para ello, insisto, se precisa responsabilidad ciudadana, actuación decidida de las fuerzas de orden público y buen funcionamiento del sistema sanitario.
Para alcanzar los objetivos marcados es necesaria la altura de miras y unidad de acción entre las instituciones y las organizaciones empresariales y sindicales. Más allá de las políticas de promoción legítimas que realiza cada isla para atraer a sus potenciales clientes, todas las acciones encaminadas a gestionar las incidencias de la pandemia en nuestra industria turística y para buscar alternativas a la situación de cero turístico que padecemos deben estar coordinadas por el Gobierno de Canarias con la participación directa de los siete cabildos insulares, los municipios turísticos y la sociedad civil.
Eso, o el sálvese quien pueda. En tiempos de desesperación a algún territorio insular le puede tentar esa idea. De hecho se han dado pasos en ese sentido, lo que entiendo como una falta de lealtad institucional sin parangón que abre un espacio peligroso de desencuentros y de disminución de la capacidad unitaria de demandar soluciones a la UE y al gobierno de España.
En la primera fase de esta pandemia, islas como Gran Canaria y otras presentaban unos indicadores de afección de la COVID 19 muy por debajo de algún territorio que ahora pretende un trato singular y desigual. Jamás se nos ocurrió romper la unidad de acción ni plantear excepcionalidades en el estado de alarma frente a otros territorios. Por eso estamos más legitimados ahora para llamar a una política común de diálogo, consenso y unidad.
Y es que, claro, llegados a este punto, debemos afirmar que Gran Canaria y otras islas, están en condiciones de ofrecer corredores turísticos seguros porque presentan indicadores generales por debajo de las exigencias de los países europeos y por tanto susceptibles de tener actividad turística internacional. Gran Canaria puede garantizar un espacio burbuja en la zona turística por excelencia de la isla, sin ningún tipo de dudas. Los indicadores de San Bartolomé de Tirajana y Mogán están siendo muy positivos en la última semana, hasta el punto de que los marcadores no superan los 50 casos por cien mil habitantes que es la cifra que distintos países consideran segura para levantar el veto a los destinos elegidos por su ciudadanía.
Gran Canaria está, por tanto, en condiciones de garantizar seguridad sanitaria en la zona turística que congrega el 95% del turismo que nos visita. Y los datos de los que disponemos son esperanzadores: en las previsiones de reservas para la temporada de invierno Gran Canaria sigue siendo un destino líder para el turismo escandinavo y alemán.
Pero no nos queda mucho tiempo. Y tenemos que actuar sin dilaciones. Juntos. Gobierno de Canarias, Gobierno de España, cabildos, ciudades turísticas más importantes, organizaciones empresariales y sindicales, ayuntamientos… Y es preciso que se concreten y se hagan realidad todos aquellos aspectos que se han planteado en las mesas de trabajo conjuntas: corredores turísticos seguros, realización de test, ERTE, Plan Turístico de Reactivación Económica específico para Canarias.
Los corredores turísticos seguros, son un sistema que ya se ha aplicado de manera piloto en Baleares y que nosotros debemos perfeccionar ofreciendo test a los turistas al terminar su periodo de vacaciones en nuestra tierra, así como el seguimiento sintomatológico de los turistas durante su estancia y la trazabilidad de sus movimientos mediante la tecnología para poder efectuar rastreos de manera inmediata en caso de un posible contagio. De esta manera se evita que los viajeros tengan que pasar la cuarentena de 14 días a su llegada, lo que haría inviable su estancia vacacional.
Esto implica la colaboración de todas las entidades públicas y privadas, así como el acuerdo entre los países emisores y receptores de turistas. Afortunadamente tanto nosotros como los principales países y las regiones emisoras tenemos los sistemas sanitarios más avanzados del mundo, por lo que estamos en excelentes condiciones para poder responder con eficacia a este reto tanto de gestión turística como sanitaria. Esta experiencia también podría servirnos para el futuro, para posibles pandemias o epidemias que puedan afectarnos y que no son en absoluto descartables.
Los ERTE son la red de seguridad imprescindible para el sector turístico, tanto para las personas que trabajan en él como para las empresas. Su extinción llevaría al hundimiento de muchas empresas, a despidos masivos y al aumento del desempleo en Canarias hasta cifras inéditas. El mantenimiento de este mecanismo permite a nuestra industria turística estar preparada para su reapertura en 48 horas así como una importante flexibilidad para adaptarse a las diversas circunstancias del mercado en un momento de máxima incertidumbre. El Gobierno de España tiene que ser consciente de esta realidad y mantener los ERTE turísticos hasta la recuperación del número de visitantes.
El Plan de Reactivación Turística anunciado por el Gobierno de España en junio tiene que concretarse en hechos. Tanto con avales y liquidez al sector como en líneas de financiación para la modernización, digitalización y avance hacia la sostenibilidad y la renovación de la planta alojativa que haya quedado más obsoleta. Se trata no solo de garantizar la supervivencia de la actividad turística y de quienes trabajan en ella, sino aprovechar la ocasión para que cuando acabe la pandemia tengamos un modelo turístico de más calidad y que genere mayor valor añadido.
Es innegable que estamos afrontando uno de los momentos más duros de la historia reciente de Canarias, que además no conoce precedentes. Pero creo sinceramente que con unidad de acción, generando grandes consensos y haciendo un uso correcto de la capacidad de inversión con la que contamos las administraciones públicas (es el momento de suspender la ley de estabilidad presupuestaria de Montoro para así poder utilizar los remanentes y la deuda), podemos aprovechar para dar pasos en la diversificación, modernización y sostenibilidad de nuestro modelo de crecimiento y salir más fortalecidos de esta crisis.
Antonio Morales Mèndez
Presidente del Cabildo de Gran Canaria