El XXXI Encuentro de Solidaridad con los Pueblos de África y Latinoamérica vivió la tarde noche de este sábado su última jornada con la celebración en la Avenida de Canarias del encuentro de organizaciones no gubernamentales, la música y los bailes del mundo, la Feria del Libro Solidario y los conciertos de Mel Ömana, Rebeca Lane y Sidi Wacho. El buen tiempo acompañó la jornada en la que cientos de personas acudieron a la Zona Peatonal Abierta de Vecindario para donar kilos de comida a cambio de los libros de la Feria del Libro Solidario, los más pequeños pudieron disfrutar de una obra de teatro en la plaza de Los Algodoneros y la noche terminó con un concierto de tres grupos con una música marca espal: canciones por la solidaridad, la paz, las luchas, el feminismo y los derechos de los pueblos.
El alcalde de Santa Lucía de Tirajana, Francisco García, y la concejala de Solidaridad, Ana Gopar, visitaron los puestos de las organizaciones no gubernamentales y la Feria del Libro. El alcalde destacó “el trabajo y compromiso de muchas personas voluntarias que hacen posible la celebración de la Feria del Libro Solidario y el encuentro de ongs, que nos recuerdan que en muchos países se siguen violando los derechos humanos y que además de Ucrania, hay otros 35 países que sufren un conflicto bélico”. La concejala de Solidaridad mostró su satisfacción “porque después de dos años de pandemia hoy podemos disfrutar de nuevo del Espal en la calle con este encuentro de ongs, la Feria del Libro Solidario y los conciertos”.
Un año más la Feria del Libro Solidario sirvió para recaudar cientos de kilos de alimentos no perecederos que se repartirán entre las familias con más necesidades. En el encuentro de ongs, voluntarios de organizaciones como la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), la Asociación Nuestro Barrio, Nuestra Gente, Fundación Vicente Ferrer, Solidaridad Médica, Mujeres Paz y Solidaridad con Palestina, la Asociación Feminista Liluva, Solidaridad Médica o Amnistía Internacional explicaron a quienes pasaban por sus puestos el trabajo que realizan a favor de los derechos humanos en Canarias y en diferentes países del mundo.
Cuando se puso el sol se encendieron los focos del escenario de la plaza de Los Algodoneros y comenzó el concierto con la canaria Mel Ömana y su banda. Nada mejor para empezar que un menú sano que hacerlo saboreando canciones de papaya: “La envidia es el miedo a lo que admiras, si tienes algo malo que decir cuida como te miras, yo nunca llevo mangas y llevo el as de picas, así suena Canarias, si comes ajos pica”.
Después el feminismo se hizo música con las canciones de Rebeca Lane. La cantante guatemalteca, que unos días antes participó en el Foro Espal denunciando la violación de los derechos humanos, sobre todo de las niñas y las mujeres, en su país, conquistó al público con sus canciones reivindicativas. Música para denunciar la represión que se utiliza para mantener la desigualdad y los privilegios de una minoría. También para rechazar la violencia de género y ponerse del lado de las víctimas: “No tengo privilegios que protejan este cuerpo, en la calle creen que soy un blanco perfecto, pero soy negra como mi bandera y en el nombre mío y en el de todas mis bisabuelas abuelas, cuéntanos bien en las calles somos miles desde Mexico hasta Chile y en el planeta entero, en pie de lucha porque vivas nos queremos, no tenemos miedo no queremos a ni una menos “.
Los francoargelinos de Sidi Wacho se encargaron de cerrar la noche y la edición número 31 del ESPAL. El Ska y la cumbia marcaron los ritmos de estaba banda de músicos que residen en París y proceden de Chile, Argelia y Francia. Con el público entregado, los cantantes de Sidi Wacho bajaron del escenario a la plaza para hacer un coro y cantar y bailar con la gente el ‘Vals antifascista’, contra el rascismo, la represión, y cualquier forma de discriminación. Se nombró al Sáhara, Palestina, al pueblo mapuche, canciones en francés y español para gritar por la justicia: “una noche fría todo arderá, grita justicia, cada vez que sea necesario este canto estará en la boca de varias, amar creando la resistencia, una noche fría todo arderá, grita justicia”. Así, con la plaza de Los Algodoneros llena de gente bailando y gritando justicia, finalizó una nueva edición del Espal, un encuentro que regresó a la calle después de dos años de ausencia, era media noche en Vecindario, tiempo de retirarse, de cerrar los ojos, pero los sueños seguirán despiertos porque el año que viene regresará el ESPAL.