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El historiador Jesús Emiliano Rodríguez Calleja presentó ayer en el Centro Cultural El Mocán el libro ‘Mogán: memoria viva del pueblo’, una nueva página de la historia del municipio en base al padrón municipal de 1924.
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El Ayuntamiento de Mogán edita esta obra que está disponible para consulta en las Bibliotecas Municipales y que ya se puede adquirir en formato digital.
Mogán continúa revelando partes de su historia hasta ahora prácticamente desconocidas para el público. Esta ocasión de la mano del doctor en Historia Moderna y Demográfica Histórica Jesús Emiliano Rodríguez Calleja, que presentó en la tarde de ayer en el Centro Cultural El Mocán el libro ‘Mogán: memoria viva del pueblo’, una mirada exhaustiva al municipio de hace 100 años que descubre sus raíces y el estilo de vida de las generaciones pasadas.
El interés que despierta saber realmente sobre municipio, cuál fue su punto de partida y cómo vivían las familias entonces, quedó manifiesta en una sala prácticamente llena de vecinos y vecinas, entre estos la propia alcaldesa de Mogán, Onalia Bueno, el edil de Pesca, Víctor Gutiérrez, y la edil de Cultura y Patrimonio, Consuelo Díaz, que abrió el evento solicitando que el libro sea acogido “como una ventana al Mogán que no conocimos pero que de una forma u otra es parte de quienes somos”.
Rodríguez Calleja, ahondó en la investigación que da forma a ‘Mogán: memoria viva del pueblo’. “En principio fue una propuesta sencilla impulsada por el empresario Jorge Álvarez para analizar el padrón de 1924, posteriormente tuvo una buena acogida por la alcaldesa y la concejala de Cultura, y durante el tiempo de confinamiento varias personas sumaron su colaboración”, explicó. Entre estos el párroco Francisco González, que aportó los datos estadísticos de registros de defunciones, matrimonios y bautismos, los trabajadores del archivo municipal Francisco Suárez y Agustín Sanabria, que facilitaron toda la información requerida, José Antonio Chomón, que realizó la pirámide de población del libro, y Felicia Oliva, encargada de las gráficas. Pero además, la obra incluye referentes históricos previos, logrando un retrato completo del origen del municipio y su progresivo crecimiento.
“Se analiza cuántos, cómo y quienes eran, dónde y cómo vivían, y qué hacían”, dijo el historiador. En el Mogán de 1924 el nombre más repetido de hombre era José (93) y de mujer María (102), habiendo registrados 1.229 vecinos y vecinas, y entre estos solo un maestro, Pedro Bravo de Laguna Alonso, aunque más tarde se incorporaría como maestra Juana González Ramos con tan solo 19 años. Entonces un 68,66% de la población masculina y un 63,77% de la femenina eran solteros, y solo poco más del 30% estaban en matrimonio.
El grueso de los habitantes se dedicaba a la agricultura (38,39% jornaleros y 25,48% labradores), aunque también había una minoría que se puede denominar acomodada –el acalde y el secretario de la Corporación, los comerciantes y propietarios, el párroco y los maestros–, que incluso disfrutaban de servidumbre. “Destacan también los marinos, que estaban en Tauro, Playa de Mogán y Arguineguín. Procedían del Levante peninsular, de ahí apellidos como Llovell o Llinares”, apuntó.
Asimismo indicó que el padrón municipal de Mogán de 1924 es el único de la época que incluye la renta de las personas, de modo que podemos saber que, por ejemplo, los jornaleros podían cobrar entre 2,5 y 3 pesetas por jornada, así como que las personas más ricas del municipio eran Encarnación Rodríguez Cerpa, con una renta anual de 5.000 pesetas, y Rosa Macías Millán, con una de 6.000, ambas propietarias y comerciantes.
Queda reflejado también el carácter resiliente del municipio. La dictadura de Primo de Rivera ocasionó en 1923 una revisión del Ayuntamiento que llevó a diferentes cambios en la corporación y a que se hiciera público que desde 1919 no se hacían repartimientos y, por tanto, que el Consistorio carecía de fondos. Tampoco había documentación de registros de contabilidad, de los acuerdos adoptados en las sesiones plenarias, etcétera. Todo esto estuvo a punto de llevar a Mogán a su desaparición como municipio independiente y, sin embargo, como es patente, logró salir adelante hasta el día de hoy, en el que 20.572 personas están empadronadas según el INE.
La alcaldesa de Mogán felicitó a todos los que han trabajado para hacer posible este libro. “Se nota la vocación que hay para poner en valor lo que fuimos y lo que somos”, afirmó. Asimismo, agradeció la presencia de los vecinos y vecinas que llenaron la sala de El Mocán, “porque es una gran satisfacción sentir su apoyo a un proyecto como este que profundiza y descubre la idiosincrasia moganera”.
Bueno y la concejala Díaz hicieron entrega de un ejemplar a las personas colaboradoras con ‘Mogán: memoria viva del pueblo’, algunos presentes como los trabajadores del Archivo Municipal o el párroco Francisco González. Pero también a Eva Bueno, una de las tres vecinas que aparecen registradas en el padrón de 1924 y que a día de hoy todavía viven. Conocida por regentar antaño la gasolinera cercana a Playa de Mogán, acudió al acto en compañía de su familia.
‘Mogán: memoria viva del pueblo’ ya puede consultarse en las Bibliotecas Municipales y ser adquirido en formato digital en la editorial CanariaseBook. El Ayuntamiento entregará ejemplares a los centros educativos del municipio. El historiador Rodríguez Calleja trabaja ya de manos del Consistorio en otro estudio sobre la historia de la migración en el municipio que verá la luz el próximo año