- El presidente Antonio Morales alaba “el trabajo fundamental” que realizan las mujeres en el campo y pone de relieve el cambio generacional y de género que está experimentando el sector
- Las profesionales del campo reconocidas hoy han sido seleccionadas por los 21 municipios de la Isla, como ejemplos de sus colectivos
Las Palmas de Gran Canaria, 13 de octubre de 2022.- El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, puso de relieve “el trabajo fundamental” que desempeña la mujer en el ámbito rural de la Isla, en el acto en el que la Corporación insular ha reconocido y homenajeado la labor de 21 representantes de este colectivo, una por cada municipio, con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer Rural.
El presidente recalcó que este evento, que se celebró en la tarde de este jueves en el patio de la Casa Palacio del Cabildo, tiene como objetivo dar visibilidad a la participación de la mujer en el sector primario. Una realidad que, como manifestó, “nadie discute, pero que durante demasiado tiempo ha sido invisibilizada, relegando a un segundo plano, o a ninguno, el trabajo fundamental de la mujer en el ámbito rural”. De hecho, hizo referencia a que cada vez son más las mujeres que recogen premios y distinciones que se otorgan a los mejores productos agropecuarios, y señaló que han sido merecedoras de tales diplomas o medallas, desde hace mucho tiempo, pero que no se les entregaban por no figurar como titulares de las explotaciones agrarias o ganaderas.
A este respecto, analizó los cambios que experimenta el agro grancanario, en el que se produce un cambio generacional, dada la creciente la participación de jóvenes generaciones que encuentran en el sector primario su proyección y vocación, con las nuevas opciones que se implantan en este campo, “gracias a una mayor concienciación y al apoyo a las producciones locales, a la extraordinaria despensa kilómetro cero que nuestro pequeño territorio puede ofrecer, y a una agricultura que se desarrolla en un entorno natural único, con un clima que permite disponer de varias cosechas al año y de productos muy variados”, concretó.
En este mismo escenario, hizo hincapié en la consolidación de un cambio de género, del que da muestra una tendencia imparable en la que las mujeres asumen el protagonismo que les corresponde desde hace mucho tiempo y que ahora se evidencia con la gestión y dirección de numerosas explotaciones, de las que se obtienen productos que logran prestigiosos premios locales e internacionales.
“Son mujeres curtidas en el campo”, aseveró Morales. “La mayoría son portadoras de una herencia de generaciones, a quienes se les ha confiado la forma de cultivar, ordeñar, cuidar o vendimiar, con una experiencia acumulada a lo largo de muchos años”. Y, además, remarcó que estas nuevas protagonistas del sector primario son, en muchos casos estamos, profesionales con una formación que hasta hace unas pocas décadas era prácticamente imposible, debido a las dificultades para su acceso a los estudios y la titulación académica.
Se refirió, además, a sus facetas como madres, cuidadoras de la familia, soportes para la comunidad y guardianas del medio natural y de las tradiciones, que compatibilizan con sus labores en el campo, porque “son conscientes de que la agricultura tiene su eslabón más débil en la producción, donde los precios son tan bajos que apenas dan para recuperar lo gastado y sobrevivir, a veces a pérdidas. Por ello es importante, vital, el apoyo institucional al sector y, sobre todo, a las mujeres del mundo rural”, reflexionó Antonio Morales.
En este punto, el presidente recordó que el Cabildo de Gran Canaria ha desarrollado en estos años varias líneas estratégicas destinadas a potenciar la actividad agrícola, dado que es un sector estratégico que debe proveer alimento a la población, además de contribuir a la conservación del medio rural y natural, de evitar la erosión, desertificación y la despoblación, y de mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía. “Es el concepto de ecoísla en el que todo está íntimamente ligado, por lo que no sólo apoyamos los productos y actividades agropecuarias, sino también nos hacemos cargo de garantizar las infraestructuras necesarias para la supervivencia y la competitividad del sector”, enfatizó el presidente.
En este contexto, citó las políticas que mantiene el Gobierno de Gran Canaria en materia de agua, gestión forestal, energía y apoyo a la producción y comercialización agrícola y ganadera, bajo la denominación ‘Gran Canaria Me Gusta’, junto a otras acciones, que se complementan con otras iniciativas necesarias que abarcan desde la creación de mercados de productos de kilómetro cero, hasta una red de asistencia sociosanitaria para mayores y para mujeres en tránsito en el ámbito rural, pasando por el Marco Estratégico por la Igualdad ‘Gran Canaria Infinita’ o el apoyo a la artesanía, entre otras muchas otras. “Todas tienen un denominador común: la soberanía o autosuficiencia, la capacidad de hacer frente a retos que nos pondrán a prueba debido a la crisis climática que se acelera y ante la que las mujeres rurales han sido, siempre, un ejemplo de coherencia, de adaptación y de lucha en nuestra comunidad isleña”.
21 ejemplos para toda la sociedad grancanaria
Este año, cada municipio ha sido el encargado de designar a las mujeres homenajeadas, por ser personas reconocidas en sus pueblos y, en muchos casos, más allá del territorio insular. Se trata de Eloísa Quintana Díaz, con casi medio siglo como productora de los quesos Lomo del Palo, en Gáldar; Lucía Torres Moreno, diplomada en Empresariales y productora de los exitosos quesos de La Era del Cardón, en Agüimes; Marta María Quintana Pérez, veterinaria y ganadera de Ingenio; Miriam Melián Suárez, diplomada en Magisterio y tercera generación que regenta una funeraria en La Aldea; y María del Pino ‘Pimpina’ Sánchez González, costurera que promueve la industria textil y el folclore en San Mateo.
También se ha reconocido a Carmen Gloria Díaz Hernández, cuyo huerto ecológico llega a numerosas personas en Santa Brígida, a través de la tienda ‘Sabe a Gloria’; Alba Cruz Gutiérrez, quien también vende productos de su huerta y de artesanía de palma en una tienda de ‘aceite y vinagre’ creada por su abuela, en Santa Lucía de Tirajana; Dolores María Domínguez González, que regenta el bazar ‘Paquito’ en Firgas, en el que atiende las necesidades de sus vecinos y vecinas; Maite Medina Díaz, que pone voz al folclore y las tradiciones de Artenara, además de ejercer su actividad como auxiliar de enfermería; María Esther Trujillo Suárez, panadera, tendera, cocinera y cuidadora de su familia en Tejeda; María Dolores Santana Vega, que elabora quesos con su cabaña ganadera en Valsequillo, y Rita María Naranjo Pérez, quien amplió a la actividad agrícola la quesería familiar que posee en Las Palmas de Gran Canaria, tras lograr el título de Veterinaria.
Iberia Maricela Quintero Suárez, venezolana que cambió su mundo y su modo de vida por Gran Canaria, para dedicarse a la agricultura en Telde, también recibió su reconocimiento, junto a Pino Lorenzo Correa, trabajadora de la tierra desde niña y que confeccionó ropa y la lavaba, limpiaba, empaquetó hortalizas, cocinera, peluquera y ‘enfermera’ durante la construcción de la presa de Soria en Mogán; a María Elena Cabrera Santana, de Arucas, quien estudió Capacitación Agraria y ha sido formadora y creadora de un comercio de jardinería, activista en el ecologismo y en la Asociación de Mujeres Maresía; a Ana María Castellano Nuez, animadora de la sociedad civil y el voluntariado en Moya, y a Fabiola Vega Rodríguez, quien retornó a San Bartolomé de Tirajana para cultivar frutales, un huerto y criar ganado, para sentirse plenamente realizada, como asegura.
Finalmente, el homenaje ha sido también para María ‘Marusa’ Dámaso Sosa, que desde niña recogió pinocha y los productos de la huerta, y cuyo nombre se asocia al café de Agaete, su pueblo; Lidia Santiago Hernández, vinculada a la agricultura de Guía y especialmente a las hierbas aromáticas que produce y distribuye en toda Canarias; Rosa Aguiar Pérez, que se trasladó de Valleseco a Veneguera, donde trabajó con todo tipo de hortalizas de exportación, y que volvió a su pueblo para cuidar ganado y una extensa familia, y para María del Pino Ramírez Rodríguez, de Teror, donde trabajó toda su vida en la agricultura como autónoma y mantuvo su lucha en busca de su independencia, en una actividad que se consideraba de hombres.