El fotoperiodista Alberto Hugo Rojas traslada a los escolares de las islas un debate sobre los derechos fundamentales a través de su trabajo en zonas de conflicto y emergencia humanitaria. El activista Atlán, por su parte, hace una dura reflexión sobre el impacto de la actividad económica sobre un territorio frágil y único como Canarias
Maspalomas, 16 de diciembre de 2022
Derechos y Humanos y la necesidad de preservar el Medio Ambiente como claves de un futuro mejor. Estas fueron las temáticas de las dos últimas charlas de la V Conferencia Internacional de Paz de Maspalomas que se celebraron en el sur de la isla de Gran Canaria y que contó para su inauguración con Inés Miranda, consejera de Política Territorial y Paisaje del Cabildo de Gran Canaria; Elena Espino, concejala del área de Cultura, Patrimonio Histórico y Desarrollo Local del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana; y Miguel Gonzalo, gobernador electo del Distrito 2201 del Club de Rotarios en España.
El fotoperiodista Alberto Hugo Rojas puso sobre la mesa su experiencia como reportero gráfico en zonas de conflicto y como responsable de la ONG Paz en Construcción, con la que lleva a cabo un proyecto educativo en centros escolares de Canarias en el que se aborda el estado de cumplimiento de los Derechos Humanos y sus valores a lo largo y ancho de todo el mundo. Y, por su parte, el activista Atlán señaló la importancia de vivir sin dejar huellas negativas en la naturaleza a través de una aventura en la que ha recorrido a pie más e 3.000 kilómetros por las ocho islas del archipiélago compaginando la inmersión cultural, el conocimiento del medio y la recogida y el reciclado de residuos. Rojas y Atlán pusieron el colofón a esta V Conferencia Internacional de la Paz organizada por el Club Rotario de Maspalomas en la Plaza del Camellero de San Fernando de Maspalomas.
El nexo de unión entre ambos es el uso de la acción como arma de concienciación. En el caso del fotoperiodista, “la difusión y promoción de los derechos humanos” se realiza a través del “trabajo en el terreno a través de los reportajes en zonas de guerra, en crisis humanitaria o zonas de alto impacto de la inmigración” y su posterior traslado a las aulas. La dinámica del ideario de Atlán es similar. Explorar a fondo las islas para mostrar lo bueno y lo malo: “La potencia de la cultura y la naturaleza de este universo único que son las Islas Canarias” y el contraste con una realidad marcada por el impacto negativo de la actividad humana.
Una mirada comprensiva sobre los Derechos Humanos
Una de las principales conclusiones del discurso de Alberto Hugo Rojas es que “uno no sabe lo que tiene hasta que lo ha perdido” y por eso cree indispensable acentuar la pedagogía en torno al conocimiento y defensa de todos los derechos que tenemos por el mero hecho de nacer. “Cada vez que veo a gente que tira piedras contra su propio tejado a veces es que no entiendo ni en qué mundo vivimos”, se lamentó el fotoperiodista. Rojas aludió a multitud de convenciones y complementos a esa carta básica de derechos que la mayoría de la población desconoce y puso como ejemplo la legislación internacional contra la discriminación de las mujeres, que data de finales de los años 70. Según el reportero gráfico, en la actualidad se está produciendo una “ofensiva contra esos derechos” e ironizó que algunos tachen de “adoctrinamiento” el enseñar en las escuelas listas de derechos adquiridos que están vigentes desde los años 50. Uno de los grandes problemas de todo este corpus legislativo internacional, explicó, “es que la mayoría de la gente ni lo conoce”.
Y ahí radica la misión de la ONG Paz en Construcción. “En dar a conocer la existencia de estos derechos a través de un trabajo pedagógico en los colegios para fomentar el respeto a la diversidad”. Porque, según Rojas, de la interiorización de la validez de estas reglas salen valores como la tolerancia, el respeto, la empatía o la responsabilidad social. En este sentido, el fotoperiodista recordó que “en Europa tenemos una doble responsabilidad” en este ámbito como firmante y por “la potencia de la Convención Europea de Derechos Humanos”. “Se supone que esta realidad de respeto es una parte fundamental de nuestra propia historia reciente y de nuestra cultura”, indicó. Por eso “educar en valores tiene que partir sí o sí desde este punto de vista”. Por eso no entiende la situación “surrealista” que se vive en el viejo continente, “donde hay países y ciertos sectores que dicen que algunos aspectos fundamentales de nuestras libertades son una cuestión de ideología”. De ahí la importancia de “esa pedagogía de base”.
Sobre su trabajo en centros escolares, Rojas relató que las niñas y niños “dan muchas veces lecciones de humanidad”. Las historias que Paz en Construcción lleva a los colegios después de recorrer medio mundo se trabajan desde la perspectiva de los derechos y “son los propios menores los que sacan sus conclusiones”. Eso pone de manifiesto que “los conceptos están ahí y que están interiorizados desde muy pequeños”. “Deben entender que esos derechos no sólo son un listado de leyes que debe ser garantizado por los estados; lo importante es que sepan que son valores que deben guiar nuestro día a día”.
Una realidad poco edulcorada de las islas
Un joven tinerfeño dio el primer paso y se convirtió en Atlán. Y ese primer empujón llevó a otro, y a otro, y a otro. Y ya van más de 3.000 kilómetros a pie por casi todos los rincones del Archipiélago canario, una geografía que ha explorado a fondo para darse cuenta de una doble realidad que contrasta: Canarias es “un universo apasionante” pero se encuentra en un estado de deterioro que trasciende lo meramente paisajístico o natural. Y todo aderezado a través de “una historia de aventuras” que protagoniza él mismo. Coger la mochila y echarse a andar es el punto de partida de un relato que ha fraguado en una iniciativa que aúna el conocimiento en profundidad de la geografía física y cultural de las islas y la concienciación medioambiental a través de la recogida y reciclaje de residuos. Porque esos 3.000 kilómetros se complementan con otra cifra no menos llamativa: 9.000 kilos de basura recogida de costas y espacios naturales.
Una de las conclusiones más contundentes de este periplo es la pérdida de identidad: “Hay muchos días en los a uno le cuesta encontrar a Canarias”, relató Altán. “Muchos de esos días en los que camino no encuentro a Canarias, sino que me limito a imaginarla como debió ser y en muchos lugares ya no se encuentra”. Para este activista, las islas han convertido buena parte de sus atractivos naturales y culturales “en un circo dedicado al turismo y al dinero”. “Eso no es Canarias. Esa no es la identidad que a mí me emociona”, se lamentó. Atlán propone otra mirada sobre el paisaje y sobre el patrimonio de las islas y aunque reconoce que “es imposible restablecer esa riqueza en su estado original”, si pide “una acción colectiva que al menos permita resolver algunos de los problemas”. Y pone como ejemplo tomar conciencia de que “se puede vivir con muy poco” y minimizar al máximo nuestra huella. “Hay que preguntarse qué necesito; con cuánto tengo suficiente”.
Atlán relató que esta aventura en la que aún anda inmerso le ha llevado a conocer las islas de una manera que no podía imaginar en un principio. Gracias a estos más de 18 meses de caminata ha descubierto “una flora, una cultura, una gastronomía y un legado aborigen que me emociona”. Pero este viaje de autoconocimiento como canario contrasta con la omnipresencia de la basura. “No hay ni una sola playa de Canarias dónde no me haya encontrado restos de plástico y basura. Y en islas como Gran Canaria y Tenerife, que están súper habitadas, la basura te termina ganando siempre la partida”.