* El concejal del Área Orlando Cabrera y el miembro del SEIS, Santiago Mejías, participaron en Lisboa en la Conferencia Final de la Plataforma para la Gestión de Riesgos Geológicos en la Región Atlántica
San Bartolomé de Tirajana, Martes 2 de Mayo de 2023.-
El miembro del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) de San Bartolomé de Tirajana, Santiago Mejías, junto al concejal del Área, Orlando Cabrera, participaron días atrás en la Conferencia Final de la Plataforma para la Gestión de Riesgos Geológicos en la Región Atlántica (AGEO) celebrada en Lisboa (Portugal) , un proyecto financiado por el programa Interreg Espacio Atlántico, cuyo objetivo es explorar nuevas formas de compromiso entre la sociedad civil y autoridades locales para avanzar en la prevención.
De esta forma, el municipio sureño se convierte en referente internacional formando parte en un proyecto piloto que, desde hace casi dos años, ha estado recogiendo información sobre posibles desprendimientos de rocas en el ámbito municipal.
El objetivo final del mismo es “involucrar y recoger los conocimientos y experiencias de la población para mejorar la base de datos nacional y europea, además de reforzar la seguridad en una zona montañosa susceptible de sufrir desprendimientos de rocas, con residentes en poblaciones distantes y que recibe una gran afluencia de visitantes”, manifestó el edil Cabrera.
El integrante del Cuerpo de Bomberos municipal, Mejías, fue el encargado de realizar la exposición de los resultados de este proyecto piloto, que se viene desarrollando en cinco países europeos: Causeway Coast (Irlanda del Norte), Lisboa y Madeira (Portugal), Bretaña (Francia) y, en España, únicamente en Canarias, en Gran Canaria, Tenerife y El Hierro.
En España, el proyecto piloto ha estado liderado por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), ha permitido la creación de un Observatorio Ciudadano sobre desprendimientos de rocas y sus desencadenantes en las Islas Canarias y más concretamente en San Bartolomé de Tirajana.
Participación ciudadana
La región atlántica está expuesta a una serie de eventos de baja probabilidad y alto impacto, y a diversos escenarios de riesgo que, debido a la baja probabilidad de ocurrencia y/o el alto coste de la acción mitigadora, carecen del nivel de preparación necesario para un seguimiento y una respuesta eficaces.
Por ello, AGEO tiene como objetivo probar una nueva forma de cooperación entre sociedad civil y autoridades locales para la creación de una respuesta local a los riesgos geológicos y fomentar el uso local de productos y servicios innovadores de observación de la Tierra proporcionados por las infraestructuras de datos europeas, en particular Copérnico.
El proyecto muestra cómo la participación de la ciudadanía en la prevención de los riesgos geológicos puede fortalecer los sistemas nacionales y que ésta constituye un factor clave para mejorar la resiliencia del territorio frente a los riesgos de origen natural.
Además, ha trabajado en involucrar a las comunidades locales para participar activamente en la preparación y el seguimiento de riesgos, e incorporar las capacidades locales en los sistemas de gestión, de forma que los datos aportados por los vecinos y vecinas mejorarán los que ya existen, facilitando una mejor comprensión y evaluación de los riesgos.
Las experiencias adquiridas durante la puesta en marcha de estos proyectos piloto se utilizarán para formular recomendaciones para la creación de futuros observatorios en respuesta a la más amplia gama de peligros (tanto naturales como inducidos por el ser humano) en la región atlántica. Asimismo, el proyecto fomentará un uso más eficiente de datos, productos y servicios de Copérnico a nivel regional.
Observatorio ciudadano
Los observatorios ciudadanos se basan en la ciencia ciudadana, que se refiere a la participación del público general en actividades de investigación científica y donde los ciudadanos y ciudadanas contribuyen activamente a la ciencia, ya sea con su esfuerzo intelectual, su conocimiento del medio o con sus herramientas y recursos.
Las personas participantes proporcionan datos experimentales e infraestructuras para los equipos de investigadores, presentan nuevas preguntas y colaboran a la creación de la cultura científica.
Las personas voluntarias también adquieren nuevas habilidades y mejoran sus conocimientos del trabajo científico de una manera atractiva. Como resultado de este escenario transdisciplinar y abierto, se mejoran las interacciones entre la política, la sociedad y la ciencia, creando una capacidad de decisión basada en la investigación democrática y las pruebas empíricas que prevenga los riesgos de derrumbe asociados con fenómenos naturales como la lluvia, el viento o los movimientos sísmicos.