- El popular cubo multicolor con el que pueden practicarse 43 trillones de combinaciones, centra la exposición que se inaugura el día 19 de enero, comisariada por el ingeniero mecánico, Alberto Javier Cuadrado
- En la muestra, que se exhibe hasta el 16 de febrero, colabora la Escuela de Ingenierías Industriales y Civiles de la ULPGC
Hace 50 años el húngaro Erno Rubik (Budapest, 1944) creó el primer prototipo del celebérrimo y singular cubo de colores con la finalidad de enseñar a sus alumnos de arquitectura cómo se mueven las piezas en tres dimensiones. Desde 1974, más de 500 millones de esos populares cubos que llevan su apellido se han vendido en el mundo, convirtiéndose en el juguete no digital más vendido al que solo le hacía sombra Mr. Potato.
La Biblioteca Insular de Gran Canaria, en colaboración con la Escuela de Ingenierías Industriales y Civiles de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, ha promovido la exposición ‘Ingenio 3 de Rubik’, que será inaugurada el día 19 de enero con motivo de las cinco décadas que cumple el famoso cubo multicolor más famoso del mundo con el que pueden practicarse 43 trillones de combinaciones, único juguete del planeta que cuenta desde 2003 con una Asociación Mundial. No existe casi ningún otro juguete de su sencillez que ponga a prueba nuestras capacidades cognitivas. Dicen que una de cada siete personas de este mundo ha jugado al cubo, en definitiva, más de mil millones.
Alberto Javier Cuadrado Hernández, profesor y secretario del Departamento de Ingeniería Mecánica de la ULPGC, es el comisario de esta muestra que se exhibirá en la Biblioteca Insular hasta el 16 de febrero, y que contempla la celebración de varias actividades complementarias, como el taller de iniciación al cubo de Rubik y sus variantes que se desarrollará en horario de tarde los días 2 y 16 de febrero, orientado a niños y niñas a partir de los seis años.
La muestra mantiene varios bloques temáticos en los que el público puede conocer en paneles explicativos cómo funciona el cubo por dentro, sus variaciones, el fenómeno de la rubikmanía, los beneficios de la práctica del popular juego para el autismo, el denominado ‘speedcubing’ (que consiste en resolver el cubo en el menor tiempo posible) o su línea temporal, entre otros temas. La exposición, en la que han colaborado Las Cocinas. Taller de Ingeniería en Diseño Industrial y CO-EDU, competencias transversales desde la EEIIC para su ecosistema social y el MakerSpace de la Biblioteca Universitaria, puede visitarse de lunes a viernes, de 9:00 a 20:00 horas.
La idea de esta exposición surge a raíz de la afición del coordinador de la misma, el profesor Alberto Cuadrado por los puzles en general y, en este caso particular, por los cubos de Rubik y sus derivados. Desde pequeño, ha ido ampliando su colección hasta los más de un centenar de cubos que tiene en la actualidad.
El número de Dios
En los últimos tiempos ha habido encendidas discusiones sobre cuál es el menor número de movimientos necesario para completarlo. Los bandos se dividían básicamente en dos: los que defendían que era posible hacerlo en 26 movimientos y los partidarios de que con 20 pasos era suficiente. La solución llegó en 2020, cuando un grupo de investigadores logró demostrar, en estrecha colaboración con Google, que 20 movimientos era suficiente. ‘El número de Dios’, le llaman. Para muchos, este entretenimiento que marcó una época, de tal manera que bien puede hablarse de la vida a. C. (antes del Cubo) y d. C (después del Cubo), nos ayuda a abrir la puerta por la cual experimentamos el mundo, pues son nuestras manos el recurso que utiliza el cerebro para ello. La destreza manual a la hora de completar el cubo multicolor nos lleva a afirmar que nuestras manos piensan.
Del cubo habla Erno Rubik en su libro autobiográfico ‘La increíble historia del cubo que cambió nuestra manera de aprender y jugar’. En sus páginas el creador afirma que este objeto “ha sido un juguete para niños, un deporte intensamente competitivo y un vehículo para exploraciones de alta tecnología, descubrimientos en inteligencia artificial y matemáticas desconcertantes. Al Cubo también se le ha culpado de divorcios (y matrimonios) y de lesiones conocidas como pulgar de cubista y muñeca de Rubik.
Según su creador, “el cubo de Rubik habla de las características humanas más nobles y universales: curiosidad, alegría, inteligencia, sencillez, diseño, diversidad, libertad, resolución de problemas… También conlleva emociones negativas: frustración, impaciencia, enojo ante la dificultad de resolverlo… Pero lo que más me gusta es que no distingue el origen social del jugador, ni el color de su piel, la edad o el sexo, porque el cubo encapsula el rompecabezas que todos somos”.
El pedestal cultural en el que se encuentra el cubo es abrumador. Está en museos, como en el Beyond Rubik’s Cube en el Liberty Science Center (New Jersey) y en el MoMA (Nueva York). En la Universidad de Bristol tienen una escultura de arte urbano de un mono jugando con el cubo, y en China un artista lo usó para hablar de la diversidad. The New York Times lo calificó de “moda pasajera”, mientras que en la prestigiosa revista norteamericana Scientific American, el Premio Pulitzer Douglas Hofstadter, aseguraba que el cubo era “una de las cosas más asombrosas jamás inventadas para enseñar ideas matemáticas”. El cubo de Rubik ha sido protagonista incluso de películas. En el año 1997 se estrenó la película ‘Cube’ inspirada en el popular cubo.