Este viernes pasado el Cabildo de Gran Canaria y el Ayuntamiento de Artenara íbamos a presentar a la sociedad una planta de Biomasa para Aprovechamiento Energético, pero al infatigable Covid le dio por asentarse en mí durante unos días y nos chafó el acto. Lo haremos en otro momento porque merece la pena visibilizar esta propuesta subvencionada por la Consejería de Sector Primario, Soberanía Alimentaria y Aguas del Cabildo de Gran Canaria al Ayuntamiento de Artenara, que no descarta comarcalizar la iniciativa.
La planta consiste, básicamente, en toda la maquinaria necesaria (tractor, peletizadora, ensacadora, astilladora…) para desarrollar el proceso completo de aprovechamiento de material vegetal de origen forestal y agrícola, su transformación en forma de “pellets” (cilindros de biomasa comprimida con gran poder calórico) y su aprovechamiento energético en forma de calor, generando energía de manera sostenible y endógena.
Este proyecto, lejos de ser una actuación puntual y local, es una iniciativa innovadora que creo puede señalar un camino fundamental para el desarrollo sostenible de las medianías y cumbres de Gran Canaria. Además, esta planta de producción de pellets tiene impactos positivos en muchos y muy diferentes aspectos.
El primero y más evidente es la dinamización económica, es decir, la generación de puestos de trabajo y de pequeñas empresas locales en un municipio como Artenara, que lleva décadas perdiendo población y que tiene dificultades para ofrecer oportunidades a su población. Una inversión de más de medio millón de euros, más los beneficios derivados de la comercialización de esa biomasa tiene un efecto directo y tangible en el municipio.
Pero no son empleos cualquiera, sino que están directamente ligados a la gestión sostenible del territorio y a la prevención de incendios. La biomasa procede de residuos agrícolas y de la “limpieza” de montes, es decir, de la retirada del exceso de vegetación seca que arde con facilidad y supone un riesgo para la generación y propagación de incendios. De esta manera no solo estamos previniendo los incendios (uno de los mayores riesgos a los que se enfrenta la cumbre de Gran Canaria) sino que lo estamos haciendo de manera que genera beneficios para la población local.
Además, la energía generada por esos pellets servirá para cubrir las necesidades energéticas de calor de las instalaciones públicas, como las oficinas municipales del Ayuntamiento de Artenara y la residencia de mayores municipal, de manera sostenible y más económica que si se hiciera recurriendo a fuentes fósiles.
Esta es una de las actuaciones que está llevando a cabo el Cabildo para el fomento de la economía circular en el sector primario y se une a otras, aún pendientes de licitar, como una planta de gestión de residuos agroganaderos en el Polígono Agroganadero de Corralillos, en Agüimes o, a través del programa “Agricultura es Mucho Más”, el uso de subproductos ganaderos entre agricultores mediante formación, asesoramiento y poniéndolos en contacto entre ellos para facilitar el uso de estiércoles en la agricultura insular.
Esta misma semana Gran Canaria también fue la sede del Encuentro Nacional del Pacto de las Alcaldías por el Clima y la Energía, una alianza global de ciudades y gobiernos locales comprometidos voluntariamente con la lucha contra el cambio climático, para reducir sus inevitables impactos y facilitar el acceso a una energía sostenible y asequible para todos.
Para finales de esta década, el actual Gobierno de España se propone reducir un 32% las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a 1990, lo que se traduce en una subida de 9 puntos respecto al Plan Nacional Integrado de Energía y Clima vigente. En esta línea, la intención es llegar a un 48% de renovables sobre el uso final de la energía (6 puntos más que el objetivo actual) y alcanzar el 81% de energía renovable en la generación eléctrica (un 7% más). Estos ambiciosos objetivos son inalcanzables si las administraciones locales no ponen de su parte para lograrlos.
Por eso el Cabildo fue pionero en desarrollarlo en Gran Canaria, como espacio de formación y coordinación local de las medidas destinadas a combatir, mitigar y adaptarnos al cambio climático. Este Cabildo ha sido coordinador del Pacto de las Alcaldías desde 2016 y hemos impulsado su implantación en los 21 municipios de la isla. Y es que los municipios tienen un papel clave en la transición ecológica global e iniciativas como el Pacto de las Alcaldías permiten ofrecer soluciones concretas, pragmáticas y efectivas. Los municipios deben prepararse para actuar y deben hacerlo sin demora.
Creo además que en este marco, las islas son laboratorios vivientes, los territorios más afectados por la erosión costera y otros efectos negativos del cambio climático. Así que, sin lugar a duda, ofrecemos un observatorio naturalmente privilegiado para medir la eficiencia de nuestras acciones, incluso para la mitigación, la adaptación y la economía circular. Por eso estamos trabajando para convertir a Gran Canaria en una referencia.
Como vemos, acciones como la Planta de Biomasa para Aprovechamiento Energético entroncan directamente con los objetivos del Pacto de las Alcaldías. Generar alternativas concretas, factibles, reales y locales para mitigar y adaptarnos al cambio climático, al tiempo que generamos oportunidades económicas y de empleo para nuestras poblaciones. Es, sin lugar a dudas, la única alternativa de futuro que tenemos.
Antonio Morales Méndez
Presidente del Cabildo de Gran Canaria