El Gobierno de Canarias se encuentra trabajando en una nueva normativa que regule el uso del suelo en zonas turísticas, así como el desarrollo de viviendas vacacionales, dado el incremento producido en los últimos años. Carlos Álamo, consejero de Turismo del Cabildo de Gran Canaria, mantiene que “la ley actual no atiende a la realidad, porque ha cambiado mucho”.
El responsable de Turismo de Gran Canaria asegura que pese a que la ley aún no se ha hecho pública, “será una herramienta para determinar la situación de multipropietarios en zonas como Playa del Inglés”. No obstante, Álamo se muestra bastante preocupado ante las últimas declaraciones de Alejandro Marichal, responsable de Urbanismo de San Bartolomé de Tirajana sobre el uso mixto.
“¿Vamos a autorizar que los residentes convivan en los mismos establecimientos con los turistas? Esa idea no me gusta”, resalta. El consejero manifiesta que podría comprenderlo en casos como el complejo Los Molinos, una infraestructura que siempre ha sido residencial, sin embargo, reitera: “Esa convivencia en un complejo de turistas y residentes me lo tienen que explicar muy claro porque creo que va en contra de la calidad del destino turístico”.
Consorcio de Renovación Turística de Maspalomas
Por otra parte, el Consorcio de Renovación Turística de Maspalomas, supone una entidad esencial para el municipio tirajanero, a través de la cual se gestionan numerosos proyectos. “Es una herramienta fundamental para mejorar las infraestructuras turísticas públicas en un municipio tan importante como San Bartolomé de Tirajana que es el corazón de la industria”, sostiene.
Álamo mantiene que “la apuesta que hace Turismo de Gran Canaria por el Consorcio es total”. A pesar de ello, el consejero explica que aún no se ha celebrado la primera junta, compuesta por 3 consejeros y 3 ediles de la corporación local, ya que está prevista para el 21 de febrero: “El punto del día será la aceptación por parte del consorcio de la subvención que da Turismo de Gran Canaria por valor de 1 millón de euros para una partida llamada ‘Rehabilitación turística”.
Asimismo la consejería del Cabildo ha puesto sobre la mesa otros proyectos como el de ‘Drenaje urbano para prevenir inundaciones por escorrentías fluviales en el barranco de la Charca de Maspalomas’, por valor de 375 mil euros; un proyecto de eficiencia energética para ahorrar en recursos hídricos y lumínicos, por 195 mil euros; la instalación de un carril bici en el paseo de Maspalomas, por 305 mil euros o el proyecto de acceso al Faro de Maspalomas, por 1 millón de euros.
El consejero de Turismo asegura que para que estos proyectos salgan adelante “hace falta que los problemas que pueda haber en la gestión de estos recursos se solucionen”: “Lo más fácil es trabajar de forma coordinada y que las diferencias políticas no frenen estas obras, imprescindibles para la industria turística de Gran Canaria”.
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Puedo explicar la coexistencia de turistas y residentes en un complejo de forma muy precisa: aquí se plantean exactamente los mismos problemas que con la coexistencia de distintos grupos de turistas entre sí. Las autoridades turísticas siempre alegan que los turistas puros y los residentes puros tienen necesidades completamente distintas y se “molestarían” mutuamente en el mismo edificio. Eso es, con todos mis respetos, una absoluta tontería. Si tomamos como ejemplo un hotel en el que sólo pernoctan turistas, siempre hay al menos 3 grupos que tienen rutinas diarias completamente diferentes y, por tanto, se “molestan” mutuamente por definición: padres con niños pequeños que hacen mucho ruido durante el día, sobre todo por la mañana temprano, pero se acuestan rápido por la noche y necesitan paz y tranquilidad por la noche. Adolescentes / solteros / adultos jóvenes sin hijos que quieren dormir hasta tarde y tener paz y tranquilidad por la mañana, pero les gusta salir de fiesta por la noche. Y pensionistas que no quieren ruidos de otros turistas por la mañana, durante el día o por la noche. Todos los turistas tienen que vivir con este problema irresoluble y ninguna autoridad turística del mundo puede resolverlo con reglamentos.
En la realidad de Gran Canaria, donde hay muchos pensionistas que pasan aquí varios meses del invierno, hay muchos menos problemas entre los residentes en complejos de apartamentos y los pensionistas de vacaciones de larga duración. El 90% de los pisos de Playa del Inglés son demasiado pequeños para familias con niños pequeños. La mayoría son solteros que trabajan en la zona o parejas sin hijos. Y estas personas tienen mucho más en común con los pensionistas que con los turistas de fiesta o los padres con niños pequeños.
En la realidad de Gran Canaria, donde hay muchos pensionistas que pasan aquí varios meses del invierno, hay muchos menos problemas entre los residentes en complejos de apartamentos y los pensionistas de vacaciones de larga duración. El 90% de los pisos de Playa del Inglés son demasiado pequeños para familias con niños pequeños. La mayoría son solteros que trabajan en la zona o parejas sin hijos. Y estas personas tienen mucho más en común con los pensionistas que con los turistas de fiesta o los padres con niños pequeños.