El 22 de mayo se conmemora el Día Internacional de la Diversidad Biológica. Aprovechando este día, desde Ben Magec – Ecologistas en Acción hacemos un llamamiento a la acción y a la concienciación sobre la importancia de la biodiversidad canaria y la necesidad urgente de detener su destrucción.
Canarias es la comunidad autónoma con más especies en peligro crítico. Según la distribución de las especies evaluadas en la Lista Roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), en Canarias hay un total de 93 especies en peligro crítico y 109 en peligro. En ambas categorías el grupo más abundante es el de las plantas, representando alrededor del 50% en los dos casos.
Las principales amenazas hacia los ecosistemas canarios son de origen humano, como la proliferación de especies exóticas invasoras, que modifican los espacios y hacen peligrar la supervivencia de las especies endémicas. La destrucción y alteración de hábitats, asentamientos poblacionales, infraestructuras, sobrepesca, residuos, deforestación, uso de pesticidas, caza furtiva, sobreexplotación de los recursos naturales o la incidencia de la contaminación están en el origen de este problema, cuya consecuencia última es la pérdida de biodiversidad. La expansión incontrolada y destructiva de la industria turística sobre los espacios naturales de las islas ejerce también una presión insostenible sobre nuestros ecosistemas, alterándolos, destruyéndolos, agotando recursos naturales y generando residuos y vertidos contaminantes.
La presión humana en los espacios naturales protegidos de las islas es otro factor que afecta directamente a la conservación de la biodiversidad. Canarias es la única autonomía que tiene cuatro parques nacionales: el Teide, Timanfaya, la Caldera de Taburiente y Garajonay. Además, más de la mitad de las especies endémicas vegetales que existen en el Estado se encuentran en el archipiélago. Sin embargo, la falta de control sobre los millones de visitantes que reciben anualmente hace que a diario, circulen miles de vehículos y personas sin ninguna limitación, accedan a zonas restringidas, estacionen sobre especies endémicas, transiten por fuera de los senderos señalizados y, en definitiva, alteren el entorno y el hábitat de numerosas especies sensibles.
El origen de esta situación es una planificación territorial y un modelo de desarrollo que no tiene en cuenta la conservación del territorio y mucho menos la biodiversidad de las islas. La destrucción del hábitat para la construcción de infraestructuras ha llevado a la extinción y sigue amenazando la supervivencia de numerosas especies.
Los macroproyectos turísticos, que en muchos casos se ejecutan de manera irregular, amenazan y destruyen de forma directa el hábitat de especies en peligro sin que eso suponga un freno para sus construcciones. Tampoco supone un motivo demasiado relevante como para que las administraciones públicas canarias hagan uso del sentido común y dejen de plegarse, nuevamente, a los intereses especulativos. El caso más reciente lo encontramos en Tenerife, donde el macroproyecto turístico Cuna del Alma continúa destruyendo impunemente el Puertito de Adeje y, por tanto, el hábitat de una especie endémica y amenazada: la viborina triste. Un endemismo incluido en el catálogo canario de especies protegidas.
La presencia de esta especie, que solo existe en las islas de Tenerife y La Gomera, fue uno de los motivos por los que se logró la paralización cautelar de las obras. Más tarde, entre desprecios y numerosas burlas por parte de representantes públicos canarios, se sugirió, con el fin de reactivar las obras lo antes posible, el trasplante de esta especie a una zona donde no molestara. José García Casanova, doctor en Biología y especialista en botánica, asegura que “todo lo que se ha dicho sobre un posible trasplante de la especie para la continuación del proyecto turístico son disparates. La viborina triste es una especie que forma parte de un conjunto de plantas que tienen relación. Cuando uno tiene un puzle y comienza a quitarle piezas, el puzle cae. Las costas y medianías de Canarias están siendo objeto de una alteración nos aboca a un colapso ecológico. Cada cosa que está en su sitio y ha evolucionado, ahora queremos moverlo. Eso es jugar de forma tramposa”.
La bióloga botánica Atteneri Rivero advierte que “a esta especie la hace especial que no existe en otro punto del mundo, solo en las islas de Tenerife y La Gomera. Además, desde que es descrita por primera vez hasta el día de hoy, se ha visto una clara reducción de su distribución dentro del territorio. En caso de levantar la protección, desaparecía del planeta”.
El cambio climático Canarias es otro de los factores que hacen peligrar la conservación de la biodiversidad en las islas: aumento de las temperaturas, reducción de las precipitaciones, sequía, incendios, etc. Canarias forma parte del punto caliente de biodiversidad Mediterráneo-Macaronésico, con más de 25.000 especies catalogadas. En estos últimos 50 años hemos perdido el 90 % de nuestros peces por la sobrepesca, el uso masivo de playas, vertidos contaminantes o el tráfico marítimo.
El actual modelo económico de las islas es un peligro constante para nuestra biodiversidad, nuestro territorio, especies protegidas, vulnerables y amenazadas. La pérdida de diversidad biológica compromete la propia supervivencia humana y la de numerosas especies, dibujando un futuro incierto. Desde nuestra Federación exigimos a la clase política de las islas sentido común a la hora de proteger nuestros espacios naturales y que de una vez se planteen, y adopten, medidas contundentes que reviertan la actual crisis ecológica, la falta de control sobre nuestras especies protegidas y que, por una vez, la protección y la conservación estén por encima de los intereses privados y especulativos.
Canarias tiene un límite.