La plaga tiene este año la consideración de “muy grave” tras el invierno extremadamente cálido vivido en la isla
Los mosqueros están siendo entregados hoy y mañana en la Granja a más de 209 productores y productoras
Gran Canaria, 11 de junio de 2024. El Cabildo hace entrega hoy y mañana de 22.665 trampas contra la mosca de la fruta (Ceratitis capitata) a un total de 209 productores y productoras para la captura masiva del insecto, lo que permitirá abarcar terrenos donde se ubican casi 129.000 árboles frutales de Gran Canaria, entre los que están durazneros, melocotoneros, nectarinos, perales, manzanos, cirueleros, mangos, guayabos, naranjos, mandarinos, nísperos, caquis e higueras. La acción completa el reparto en abril de 1.875 mosqueros a otra treintena de personas.
Las trampas se reparten en las dependencias de la Granja Agrícola Experimental dentro de una campaña de la Consejería de Sector Primario, Soberanía Alimentaria y Seguridad Hídrica que se repite desde hace años para paliar las pérdidas de productividad de gran parte del sector frutícola y la merma de calidad de la fruta que se produce en Gran Canaria, en el marco del fomento de la sostenibilidad del sector, uno de los objetivos del Plan Estratégico del Sector Primario.
Este año, el Servicio de Extensión Agraria y Desarrollo Agropecuario y Pesquero ha calificado de “muy grave” el nivel de afectación de la plaga en la isla, hecho que guarda una relación directa con el calentamiento global, que acentúa las condiciones ya de por sí propicias de Canarias y de Gran Canaria para la extensión de la mosca de la fruta, sobre todo tras un invierno extremadamente cálido.
El informe técnico subraya que Gran Canaria se enfrenta de este modo a una plaga cosmopolita introducida en las Islas Canarias durante el siglo XX. Se trata de una especie con altos niveles de adaptabilidad, elevado potencial reproductor y una gran polifagia. Dichas características la convierten en una especie muy dañina que produce importantes pérdidas económicas a nivel mundial.
Los daños directos se deben al efecto de la picadura de puesta de la hembra sobre el fruto, que es una vía de entrada de hongos y bacterias que descomponen la pulpa, y a las galerías generadas por las larvas durante su alimentación. Además, debido a ello, se produce una maduración precoz y caída del fruto, lo cual lleva a la pérdida total del fruto infestado. Por otra parte, existen restricciones por parte de países terceros a la exportación de fruta con riesgo de haber sido infestada.
Según el último Mapa de Cultivos de Gran Canaria (Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias, 2019) en Gran Canaria se dedican unas 2.528 hectáreas a frutales, de ellas 738 de cítricos, 936 de frutales subtropicales y 850 de frutales templados y casi cinco de frutales asociados a otros cultivos.
Además, los árboles frutales forman parte del paisaje de las medianías de Gran Canaria, donde tienen una gran importancia cultural como ocurre, por ejemplo, con el albaricoque de Tirajana y con la higuera. Este último frutal fue de gran importancia para la población aborigen de Gran Canaria, siendo considerada uno de sus recursos básicos y existen en la actualidad una cantidad considerable de variedades locales, lo que las convierte en patrimonio fitogenético a conservar.
La imposibilidad de cosechar fruta sana de pepita y hueso debido a la infestación de la mosca de la fruta ocasiona, no solo grandes pérdidas económicas, sino también el abandono, en muchos casos irreversible, de estos cultivos. Por otra parte, las condiciones climáticas han permitido la expansión de los cultivos subtropicales en las zonas costeras, siendo también algunas de estas especies como el mango, susceptibles de ser atacadas por la mosca de la fruta.
La mosca de la fruta alcanza su óptimo de desarrollo a un rango de temperatura
comprendido entre 16 y 32 grados centígrados y una humedad relativa del 75-85 por ciento. Debido la latitud y características geográficas de Gran Canaria, dichas condiciones meteorológicas se mantienen en muchas zonas durante casi todo el año, dándose las circunstancias idóneas para el aumento de las poblaciones de esta plaga y pudiendo completar de 7 a 8 generaciones anuales.
Asimismo, la mosca puede encontrar hospederos en periodo sensible de ataque la mayor parte del año, incluyendo no solo especies cultivables sino también especies silvestres que actúan como reservorios.
En la actualidad debido al cambio climático se está presenciando un patrón de cambio antropogénico cuyo efecto más significativo es el calentamiento global que supone un incremento de la temperatura promedio del océano y la atmósfera.