Juani Vega Bordón, representante de la asociación ASFACA, explica que el motivo principal de la asociación es que se agilicen todos los trámites que están pendientes. “Los niños son lo primero y luego los papeles”, critica Vega.
Situación actual
Ahora mismo hay actualmente 225 familias acogientes o en situación de familias ajenas en todo el archipiélago. No obstante, ella recalca que hay 1850 niños en desamparo, por lo que estaría genial que hubiera muchas más familias. La representante expone que se intenta no separar a los hermanos y que lo normal es que cada familia pueda acoger entre uno o dos niños.
Proceso para ser familia acogiente
Asimismo, ella comenta que el trámite para poder ser una de estas familias es bastante sencillo, haciendo un test online, una serie de entrevistas y la visita de una trabajadora social. “El problema es que está tardando hasta un año en contestar a las familias”, reflexiona Vega que recuerda que el trámite es sencillo, mirando antecedentes sexuales o absentismo escolar.
Cuando se pasa la formación se da una idoneidad, rellenando un formulario donde se indica tus requisitos y cuando llega un niño con esas características es cuando lo proponen. No obstante, ella recuerda que la situación de las familias pueden cambiar, por lo que puedes negarte, aunque lo normal es que no se haga porque se entiende qué se hace por el bien de esos pequeños. “Siempre me quiero coger 15 días, pero luego digo que los niños no tienen la culpa de que yo esté cansada”, reflexiona ella.
Además, Vega asegura que es una sensación magnífica la que sientes cuando ves cómo ayudas a esos niños; aunque ella acepta que la economía es un desafío para todas las familias. “La lucha de las familias es por qué los centros cobran 3.000 euros por niño”, razona Vega, que asegura que ellos solo cobran 20 € al día y que los pequeños se encuentran mejor en un núcleo familiar que en un centro.
Diferencias con el centro de acogida
Ella resalta que cuando acoges a uno de los niños, el apego se hace muchísimo más fuerte que cuando el menor está en el centro. Además, Vega comenta que la satisfacción es muy gratificante cuando el pequeño vuelve con su familia, después de haber resuelto los problemas o consigue una nueva. “Estás pasando un duelo al fin y al cabo”, observa ella.
Impacto de la asociación
Vega declara que bajo su punto de vista personal, la experiencia es increíble y además ella tiene marcado poder acoger a personas con discapacidad, siendo algo que no suele ser frecuente. Incluso ella misma llegó a adoptar a una de las niñas con síndrome de Down que acogió al principio. “Aquí sigue la princesa de mi vida”, expresa ella con cierto cariño y recordando que todo el mundo merece una oportunidad sin importar las condiciones.
Además, la situación es complicada porque a partir de los 9 años suele ser más difícil que la familia quiera acogerlo o incluso cuando son cinco hermanos que deciden pasarlo directamente a los centros por no separarlos o porque el mayor ya sea un adolescente y ninguna familia quiera o pueda acogerlo.
Obstáculos principales para las familias
Vega manifiesta que el principal obstáculo es, como ella comentaba antes, el apartado económico que en ocasiones las familias no pueden ni siquiera atender a sus propios hijos, lo que ha provocado que muchas familias se den de baja del programa.
ASFACA es privado, pero el área que ayuda es la Dirección General del Menor, con quienes han tenido muchas trabas porque siempre hay cambios y eso ha provocado que muchas familias estén esperando 2 años y al final decidan declinar. “No da tiempo de gestionar los expedientes y al final los niños van al centro”, comenta Vega, que explica que según vayan más niños al centro, contratan a más personas y “arreglan el problema”.
Por otro lado, la representante comenta que en 2015 salió una ley que decía que ningún menor de 3 años podría estar en un centro, algo que a día de hoy no se cumple. “Siguen habiendo bebés que salen del Materno y están yendo a centros”, observa Vega.
Menores migrantes
Recientemente, se ha comentado que ha habido un incremento de menores en pateras, por lo que Vega reconoce que poco pueden hacer porque ellos no se enteran de nada, sino por las noticias como el resto de la sociedad, recalcando que hay muchos menores que podrían estar en familias de acogida.
“Hablamos de 900 menores en centros y 50 o 100 familias esperando”, declara Vega que explica que ella lleva en el programa 14 años, pero que la idoneidad se la renovaron hace un par y que la situación de muchas familias es esa eterna espera o la renovación cuando ya han sido parte activa del programa. “Yo no he cambiado nada, llevo 7 niños de acogida y no he cambiado nada”, observa ella.
La representante declara que esas familias siguen siendo aptas para acoger y que el trámite burocrático de volver a renovar esos papeles solo perjudica a la situación de los menores. Por su parte, ASFACA se ha propuesto para acoger a esos menores migrantes. “Los que estamos disponibles siempre decimos que no nos importa la raza o la etnia”, analiza Vega que recuerda que los trata como si fueran sus hijos.
Políticas públicas
Ella, como representante de la asociación, considera que deberían sacar adelante el programa con personas fijas para poder acoger tanto a los migrantes como a los niños de las islas. Además, Vega critica que lleva casi un año sin acoger a ningún niño mientras los centros están masificados. “No es justo. Mi casa está vacía”, sentencia Vega.
Además, ella considera que se debe animar y cuidar a las familias para que sigan y se sumen al proyecto, bajando así el nivel del centro y dando un servicio muchísimo mejor en un núcleo familiar. “Es imposible que el vínculo sea como en una familia”, analiza ella por lo que considera que el Gobierno debería dotar de recursos para que la Dirección General del Menor pueda lanzar el programa de manera eficiente.
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