“Resulta crucial la ordenación del territorio, la gestión de cuencas, la coordinación y actualizar los planes municipales de emergencias ante el cambio climático”, subrayó Antonio Morales
Encarga un censo de puntos críticos de desbordamiento en barrancos que trasladará a cada municipio y estudia incorporar cauces de La Aldea y Telde al Plan de Riesgo de Inundación
“El Cabildo está a disposición de cada ayuntamiento para facilitarles la tarea”, enfatiza el presidente del Cabildo
Creada una mesa de trabajo con el Ayuntamiento teldense para analizar las anomalías detectadas en la DANA y corregirlas
Presidente del Cabildo y alcalde de Telde destacan el ejemplo de unidad institucional en la alerta por precipitaciones
Gran Canaria, 13 de marzo de 2025. El Cabildo de Gran Canaria ha dado un impulso a nuevas medidas frente a las consecuencias del cambio climático en la isla y ha planteado además una propuesta de acción insular para adaptarse y hacer frente con mayores garantías a los efectos del calentamiento global y el riesgo de daños para personas, viviendas, espacios públicos y medio natural de la isla, en especial ante las precipitaciones de elevada intensidad, como las que tuvieron lugar tras el paso por la última DANA causando múltiples incidencias en el municipio de Telde.
El análisis llevado a cabo por el Cabildo se ha traducido en una serie de recomendaciones y, también, en el planteamiento de una batería de acciones a corto, medio y largo plazo que implica al conjunto de las administraciones, según explicó hoy en rueda de prensa el presidente del Gobierno insular, Antonio Morales, junto al alcalde de Telde, José Antonio Peña; el consejero de Seguridad Hídrica y responsable del Consejo Insular de Aguas, Miguel Hidaldo; el vicepresidente primero y consejero de Obras Públicas, Augusto Hidalgo; y el de Medio Ambiente, Raúl García Brink.
Entre las primeras medidas, el Cabildo ha encargado la elaboración del censo de puntos de desbordamiento o críticos de los barrancos de la isla y estudia la incorporación al Plan de Riesgo de Inundación de Gran Canaria (PGRI) de la cuenca de La Aldea y de los grandes cauces de Telde tras los efectos de la última DANA en este municipio, con el que además se ha creado una mesa de trabajo que se reunirá ya mañana viernes para analizar anomalías y poner en marcha planes de actuaciones encaminadas a corregirlas.
“Es crucial implementar medidas de ordenación del territorio y gestión de cuencas para mitigar riesgos de futuro, corrigiendo lo mucho que se ha hecho mal, avanzando en coordinación y actualizando los planes municipales de emergencias”, subrayó el presidente del Cabildo de Gran Canaria, primero en contar con una Estrategia de Adaptación al Cambio Climático.
“El Cabildo de Gran Canaria”, agregó, “está a disposición de cada ayuntamiento para facilitarles la tarea y el Consejo Insular de Aguas hará llegar a cada municipio los puntos críticos de desbordamiento en el estudio encargado a Tragsatec, porque es fundamental la coordinación y la colaboración interadministrativa, como ha sucedido en el caso de Telde”, señaló. Tanto Morales como Peña destacaron el ejemplo de unidad en la gestión de la alerta.
Morales precisó que la convocatoria pública también pretendía “advertir y concienciar acerca de los riesgos de futuro para distintas zonas de la isla, sometidas a una mayor amenaza debido a los efectos del cambio climático y los fenómenos meteorológicos adversos, incluidas precipitaciones intensas, posibles huracanes, el aumento del nivel del mar o la desertización, entre otros”.
Sobre la evaluación realizada tras los episodios vividos en Telde, el Cabildo recalcó que las mayores incidencias se produjeron en la GC-1, a la altura de El Goro, si bien la urbanización industrial no quedó incomunicada como en anteriores ocasiones porque dispone de una red de pluviales, ejecutada recientemente por el Cabildo de Gran Canaria. No obstante, en el borde norte se ha constatado una salida de aguas sin canalización que evacúa hacia el barranco de Silva, donde se produjo una gran concentración de agua, y ya se está trabajando conjuntamente entre la entidad de conservación del área industrial y el Servicio de Carreteras del Cabildo para dotarla de dicha canalización, de modo que la zona quede mejor preparada para afrontar los efectos de futuros aguaceros.
El municipio se caracteriza por albergar diferentes cuencas hidrográficas que suman unas 10.000 hectáreas y que desembocan al mar a lo largo de todo el litoral del municipio. Destacan los barrancos de Aguatona, el de Las Bachilleras y el de Silva, siendo estas las cuencas de mayor extensión. Juntas representan casi el 45% de la totalidad de la superficie hidrológica de la ciudad. A su vez, también son las que mayor riesgo generan sobre la población del municipio, ya que prácticamente todas ellas cruzan por zonas pobladas.
Morales resumió que las infraestructuras hidráulicas que se diseñaron para el desagüe de las aguas pluviales, tanto en zonas urbanas como en cauces, para que no generaran riesgo sobre la población e infraestructuras, se han quedado obsoletas debido a su falta de adaptación a lluvias torrenciales cada vez más recurrentes, el crecimiento sobremanera del área urbana, lo que implica un aumento del volumen de escorrentía, por la reducción del tiempo de viaje del agua y por la menor infiltración en dichas áreas, y la existencia de un mayor número de terrenos agrícolas abandonados que no presentan vegetación y se comportan como solares y no retiene las aguas.
“Muchos de estos barrancos al llegar al mar se encuentran con estrechamientos o desagües muy estrechos que forman bolsas, retenciones y rebosos de enorme riesgo. También es importante señalar que muchos garajes se encuentran por debajo de la cota de máxima avenida en zonas próximas a los cauces”, advirtió Morales en su intervención ante los medios de comunicación.
“A modo de conclusión”, enfatizó, “la mayor e inadecuada ocupación del territorio implica que episodios breves e intensos de lluvias que en décadas anteriores no provocaban problemas de escorrentía generen en la actualidad serios problemas de desbordamientos, inundaciones y riesgos”.
“Esto hace absolutamente necesario el que se adopten medidas en estas zonas críticas, a lo largo de estas cuencas hidrográficas, para permitir una mejor retención, infiltración y drenaje del agua, de una manera ordenada, durante los episodios de lluvias intensas”, apuntó igualmente el presidente insular.
“Una cuenca hidrológica funciona como un sistema que recoge, almacena y transporta agua desde las precipitaciones hacia cauces fluviales y, finalmente, al mar. Los parámetros clave que determinan su comportamiento incluyen la topografía, el tipo de suelo, la cobertura vegetal y el uso del suelo. El aumento en la intensidad y frecuencia de las lluvias, combinado con modificaciones en el uso del suelo que reducen la permeabilidad, satura rápidamente la capacidad de drenaje natural de la cuenca”, explicó.
El archipiélago canario ha experimentado en los últimos años un incremento en la frecuencia e intensidad de lluvias torrenciales. Eventos como la tormenta tropical Hermine en septiembre de 2022 dejaron precipitaciones récord en las islas, con acumulaciones de hasta 345 mm en La Palma, superando 20 veces la media mensual de septiembre. Y en el año 2015 Telde vivió un episodio de precipitaciones intensas que generó enormes daños en las infraestructuras públicas y en viviendas de su litoral costero, enumeró el presidente.
“Además”, prosiguió, “especialistas en meteorología advierten que, debido al cambio climático, fenómenos tropicales como los huracanes podrían afectar a Canarias en las próximas décadas, incrementando aún más el riesgo de eventos hidrometeorológicos extremos”.
De los barrancos de Telde, solo el de Las Goteras está incluidos en el Plan de Riesgo de Inundación de Gran Canaria, porque los restantes no presentan los parámetros exigidos. Los incluidos en la isla son los barrancos de Las Goteras, El Balo, el Polvo, Buenavista, Maspalomas y Puerto Rico.
“En estos momentos se estudia incorporar en el tercer ciclo del PGRI al barranco de La Aldea y, tras lo sucedido en los distintos barrancos de Telde se estudiará también la viabilidad o no de incorporarlos, más allá de que ya hoy sean puntos críticos o de desbordamientos”, precisó.
También están perfectamente definidas las Zonas Inundables Costeras, de competencia estatal, 36 en total. “Cada administración debe poner al día el análisis de sus competencias y definir un plan de actuaciones para adelantarse a los acontecimientos. Hay que actuar desde el planeamiento, plantear soluciones arquitectónicas o de ingeniería acordes a las nuevas realidades y las nuevas exigencias técnicas, corregir actuaciones realizadas durante décadas que generan graves riesgos de futuros”, manifestó.
“Y hay que modificar hábitos de usos de estos espacios que suponen serios peligros: aparcamientos de vehículos, instalaciones de contenedores, cruces de vías sin las soluciones técnicas adecuadas, o modificación de los desagües, así como poner en marchas medidas innovadoras como drenajes sostenibles en entornos urbanos, parques inundables, gavias para la retención del agua en las cuencas hidrográficas, o restauraciones de los espacios”.
“El Cabildo de Gran Canaria ya está realizando, con muy buenos resultados, gavias en distintos lugares de la isla, como Las Hoyas, Lugarejos o Los Pérez, entre otros emplazamientos, para frenar la erosión y el arrastre que hace que perdamos en la isla al menos 1,5 millones de toneladas de suelo al año. También el área de Medio Ambiente realiza en Maspalomas, dentro del proyecto Horizon Natalie, el primer proyecto piloto de drenaje urbano de Canarias”, dijo.
“No nos podemos olvidar de que la tendencia hacia la desertificación de la isla avanza hasta un 90%. Desde las competencias de cada administración, hay que avanzar en propuestas urgentes de mitigación y adaptación para hacer frente a los embates del calentamiento global en la isla”, asentó.